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Me levanté de la cama con una mala cara como siempre, y bajé a desayunar

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Me levanté de la cama con una mala cara como siempre, y bajé a desayunar. Tenía que ir a casa de mis padres porque al parecer les pintó por reunirse.

Yo no vivía con ellos desde hace dos años, cuando cumplí 18 y por fin pude irme a vivir solo con mi gang.

Ellos eran los únicos que de vez en cuando me hacían sacar una risa, y con ellos era más honesto que con cualquier otra persona.

Comí los cereales que había preparado con leche y luego corrí afuera al auto para conducir hasta casa de mi madre.

No tardé mucho puesto que no estaba demasiado lejos, de hecho... Estaba más cerca de lo que me gustaría.

Toqué la puerta notando que había un coche estacionado en la casa de a un lado... La casa de la tía de Elisa, dónde ella solía vivir.

Sacudí la cabeza alejando los recuerdos de esa chica de mis pensamientos, aún me dolía recordarla. Había sido mi primer amor y luego de ella pasé los peores cinco años de mi vida.

Siempre solo, siempre triste, siempre pensando que sería de ella, jamás tuve señal ni nada de ella... Ni su tía sabía algo de ella.

Mi madre me abrió la puerta con una sonrisa, y me dejó pasar.

— ven, estamos en el patio, hay una sorpresa para ti —dijo emocionada, la miré raro y asentí caminando hasta ese lugar viendo a mi padre hablando con una chica de cabellera rubia que estaba de espaldas a mi.

— Javi —dijo mi madre un poco alto, yo no podía dejar de mirar a la rubia— ¿Te acuerdas de Elisa? —preguntó mi madre, la miré entonces a ella, ¿Qué tenía que ver?

La rubia finalmente se giró a verme... Era ella.

Elisa estaba frente a mis ojos luego de 7 años de no verla ni saber nada de ella. Me quedé en shock viéndola, incluso mi respiración se había alterado.

Ella también parecía nerviosa, hasta un poco triste.

— estás idéntica —fue lo único que salió de mi boca. Claro, no había cambiado casi nada, su cabello seguía siendo tan rubio como el sol, sus ojos verdes seguían siendo tan lindos como los recordaba y su rostro seguía siendo angelical.

También tenía cambios, ahora tenía un piercing en la nariz, y algunos aretes extras en las orejas.

Aunque seguía siendo tan linda como cuando me dejó, cuando se fue.

— tú igual, bueno... Mucho más alto, pero tu cara es la misma —dijo sonriente, dios... Esa sonrisa.
— ¿Cuando volviste? —pregunté un poco serio, seguía un poco confundido.

Mi madre le tomó la mano a mi padre y ambos entraron a la casa dejándonos solos en el jardín.

— Llegué ayer por la noche, vine a buscarte pero tu madre me dijo que te habías mudado y no quise molestarte en tu nueva casa —rio un poco— pero bueno... ¿Qué has hecho con tu vida? ¿Qué es de Javi ahora? —se acercó más. Sonreí un poco... Dios, me había olvidado como era sonreír.

— siéntate, por favor —dije y la dejé sentarse en el pasto para sentarme a su lado después— pues nada... Ahora hago freestyle, ¿Sabes lo que es eso? —ella asíntió un poco.
— Sí lo sé, no lo consumo demasiado pero sí —sonrió— ¿Y como te va? —preguntó, solo con verla de nuevo frente a mi me sentía tan feliz otra vez.
— pues, bien —sonreí un poco— gané la nacional el año pasado y quedé cuarto en la internacional —confesé, ella se sorprendió y pude notar su emoción en su rostro brindándome una alegría increíble.
— Wow, que orgullo Javi, me siento tan feliz por ti —dijo ella sin dejar de mirarme, mis brazos sentían la necesidad de abrazarla, la había extrañado tanto— en verdad me alegra saber que estás triunfando en grande, no tienes idea lo mucho que me gusta verte feliz.
— tú me haces feliz —se escapó de mi boca y pude verla sonrojarse un poco— no había sonreído desde que te fuiste... Creo que lo hice unas 4 veces —me rasqué el cuello— ¿Cómo te va a ti? ¿Qué tal la vida en Londres? —su sonrisa no desapareció, de hecho se hizo más amplia.
— Excelente, mi padre es una persona increíble, muy lindo, atento —suspiró— Londres era hermoso, sin duda alguna —asintió.
— ¿Y por qué has vuelto? —pregunté, no quería sonar mal, pero me intrigaba.
— Bueno, primero porque quería volver a mi alma mater, siempre fui más feliz aquí —miró a la nada— y segundo, porque mi padre quiere que me inspire un poco. —sonrió— hace unos años escribí un libro y mi padre quiere publicarlo, pero tengo terminarlo —me miró— y para eso necesito inspiración, y aquí la encontraré.
— es genial Elisa, yo siempre supe que ibas a lograr tus sueños —dije, nuestras manos se tocaron un poco y, como recuerdo de los viejos tiempos nuestros meñiques se entrelazaron.

Elisa miró nuestros dedos con una sonrisa y se giró a verme.

— te extrañé con mi alma Javier —dijo y se tiró a abrazarme. Me tomó por sorpresa, pero no pude negarme a abrazarla de nuevo apretándola contra mi cuerpo.

Aún seguíamos sentados y nuestro abrazo era un poco raro, pero se sentía bien.

Elisa me soltó y sonrió cerca de mi rostro. Me besó la mejilla y volvió a su lugar a mi lado. Mi mano siguió en su espalda, la moví para rodearle la cintura y sonreí.

Ella recargó su cabeza en mi hombro y cerró los ojos.

— yo también te extrañé mucho Elisa, no sabes cuánto me dolió verte irte, y sobretodo no tener noticia de ti —murmuré— cuando aún vivía en esta casa iba de vez en cuando a preguntarle a tu tia si sabía algo de ti...
— sí, perdón por no comunicarme, mi padre no quería que tuviera mucha comunicación con mi tía por si mi madre volvía y quería saber dónde estábamos... —hizo una mueca— y mi hermano jamás pudo conseguir tu número por más que lo intentó —rió— eres un chico bastante privado al parecer —dijo con gracia— no solías ser tan serio cuando yo estaba aquí —la miré a los ojos.
— es que cuando te fuiste sentí que me habían quitado la felicidad, el único rayo de sol de mi vida —confesé— pero ya estás de nuevo aquí solecito —dije y volví a abrazarla... Estaba viviendo un sueño.

Frío - Bnet (🆃🅴🆁🅼🅸🅽🅰🅳🅰)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora