EPÍLOGO

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Narra Alex

Como cada 21 de noviembre, hoy era un día especial. Había pasado un año más del momento más feliz de mi vida. Cuando por fin me atreví a confesar mis sentimientos a ______. Como cada año fui a la floristería de nuestro barrio y compré un ramo colorido que hacerle al amor de mi vida.

La vida nos trató bien. Tengo que confesar que discutimos mucho pero nunca nos duraba más de unas horas, mi carácter nunca fue fácil. Seis años después de que empezamos a salir decidimos casarnos. _____ siempre decía que nuestra futura boda siempre sería más espectacular que la de Luzu y Lana, si fuese un concurso lo habríamos ganado de sobra.

En nuestro séptimo aniversario _____ me hizo el mejor regalo que le pueden hacer a alguien, estaba embarazada. Nueve meses después nació la pequeña Carol y dos años después le siguió Pablo, nuestro segundo hijo.

En cuanto a nuestra vida, ______ siguió bailando hasta que la edad le obligó a parar. Cada vez que bailaba tenía la misma cara de ilusión como cuando se subió al escenario en aquella audición que le conseguí cuando la conocí. Yo ponía la misma cara de estúpido enamorado cuando la veía.

Los años pasaron y poco a poco _____ se fue apagando. Desde hacía tres años _____ nos recordaba, ni a mí, ni a nuestros hijos, amigos o nietos. Los médicos le diagnosticaron alzheimer. Durante los primeros años de la enfermedad siguió viviendo conmigo hasta que sus síntomas iban agrandándose cada día y decidimos llevarla a una residencia.

-Buenos días Cristina. Como llevas esta mañana de de viernes, ¿algún plan para el fin de semana?- Entré en la residencia y como cada mañana saludé a las ya habituales enfermeras.

-Buenos días señor Alejandro, _____ se encuentra en su habitación.-

-Cuantas veces tengo que decirte que me llames Alex, me añades más años de los que tengo.- Dije soltando una pequeña risa yendo a la habitación de mi amada.

Subí las escaleras hacia el fondo del pasillo donde se encontraba la habitación de _____. Estaba sentada en una silla al lado de la ventana con la mirada perdida. A pesar de sus múltiples canas y arrugas, yo la seguía viendo igual de hermosa. Con 85 años yo la seguía viendo igual de preciosa que con 20.

-¿Se puede?- Suavemente abrí la puerta de su habitación dejando el bastón que me acompañaba a todos lados desde hace tiempo. -Hoy te veo especialmente bien.

_____ se giró hacia mí y me dedicó una pequeña sonrisa. Cuando hacía eso el corazón se me llenaba de alegría, sentía como si me estuviera recordando. Dejé las flores en el jarrón que tenía en su mesilla, al lado de la tarjeta que nuestros nietos le habían hecho este año por su cumpleaños.

-Muchas gracias, Alex.- Dijo ____ con una voz baja mientras miraba el ramo de flores con una sonrisa.

En ese momento los ojos se me llenaron de lágrimas. Desde que la enfermedad empeoró únicamente me había recordado dos veces.

-Cariño, hoy estás preciosa.

Ese pequeño detalle fue lo que hizo que ese día como se convirtiera en uno de los que más recordaría para siempre. Ni una enfermedad tan terrible iba a hacer que nuestro amor se parara. Hasta que llegara el final, siempre la querría y nos querríamos.

GAME OVER.

GAME OVER (Alexby11 y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora