Trabajo profesional.

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Como me era costumbre, a primera hora de la mañana mi padre ya estaba llamándome para que fuera a hacer algún trabajo, se levantaba a las cuatro de la mañana y empezaba a trabajar a las cinco, tenía demasiado tiempo para buscarme algo qué hacer en el día o incluso la mañana, era un hombre de negocios muy productivo sin paciencia y con demasiadas ganas de madrugar.

—Buenos días...— contesté tras tomar el teléfono.

—¿Cómo está mi ángel? — preguntó mi padre al otro lado de la línea.

—Estoy bien, ¿y tú? ¿Ya no estás enojado con Angelo?—  le pregunté levantándome de la cama.

Él soltó una pequeña risa burlona, parecía que creyera que solo había sido un drama del cual saldría protagonista y vencedor, era demasiado arrogante.

—Nunca lo estuve, solo quería darle una lección — expresó. 

—Ni tú mismo te lo crees... ¿cuál es el motivo de tu llamada? — indagué mientras salía del cuarto.

Adonis y yo nos habíamos quedado conversando en la noche en mi cama hasta que me quedé dormida y por ende él después de un rato también lo hizo, había dicho que se quedaría por si necesitaba algo con mi herida o si sucedía algo, estaba bien, no me estorbaba que se quedara conmigo, no era un desconocido después de todo. 

—En media hora en la calle principal, va a estar la esposa de Myke Bell, el estadounidense que nos debe dinero desde hace un mes. Su esposa solo es una interesada que solo quiere el dinero, no tienen hijos ni propiedades juntos...la quiero muerta — anunció mi padre. 

—Perfecto, ¿quieres que Matthew me acompañe? — inquirí. 

—Mmm...no, que te acompañe...Adonis, ¿por qué no? Prueba sus habilidades, llámalo y dile que te acompañe — sugirió, si supiera que justo estaba dormido en mi cama...

—Está bien, adiós — colgué sin más, el tiempo es oro y hay que saber aprovecharlo.

Me acerqué a mi cama para dejar mi celular sobre una mesa que estaba al lado de ella, Adonis seguía dormido y con razón, el día anterior había sido todo un caos, ambos necesitábamos ese descanso, pero ya era momento de trabajar, pasé mi mano por su hombro moviéndolo un poco para despertarlo, apenas abrió los ojos tomando aire profundo, le sonreí. 

—Buenos días, socio, espero hayas dormido bien...mi papá nos encargó un trabajo y es en media hora — expuse.

—Buenos días, jefe — me saludó sentándose.

Caminé hasta el baño para tomar una toalla y lanzársela, él, quien ya se había levantado, la atrapó para luego estirarse.

—Nos encontramos en diez minutos en la cocina, en el cuarto del lado hay una ducha — indiqué antes de cerrar la puerta.

—¿No vamos a ahorrar agua? — preguntó sonriéndome.

—Acabaríamos en otras cosas y necesitamos concentración — comenté rodando los ojos con una sonrisa.

—Aguafiestas — habló retirándose —. Sabes que extrañas mis orales en la ducha.

Entré al baño sonriendo, no me bañaba con él porque seguro acabaríamos en algo sexual y necesitábamos optimizar nuestro tiempo, sino mi padre nos cortaría la cabeza. 



Me arreglé lo más rápido que pude teniendo en cuenta que debía limpiarme la herida, ya no sentía dolor, solo necesitaba cambiar las gasas para protegerla y listo, no era la gran cosa realmente; me puse el cinturón de armas tras ponerme el pantalón, ese cinturón era más importante que cualquier prenda y si luego me distraía podía olvidarlo, caí en cuenta que no me vendría mal un tatuaje en el brazo, siempre me habían gustado los tatuajes, pero nunca me había puesto a pensar en hacerme uno, mientras pensaba en que podía ser, tocaron la puerta del baño; abrí olvidando que no llevaba camisa, afortunadamente solo era Adonis.

Crímenes De Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora