Profesionales en acción.

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—Buenas tardes — saludé levantándome de la silla.

—Angel, ven a la tienda de antigüedades, encárgate de los empleados — indicó papá y colgó.

Dejé el celular sobre la mesa y abrí mi caja de armas, comencé a ponerlas en mi cinturón junto a las recargas, las órdenes de Vladimir eran un sí o sí rotundo, no había un luego, tal vez o de pronto, era siempre un sí, ya estoy en camino.

—¿Alguna vez has ido a un enfrentamiento? — le pregunté a Adonis volteando a verlo.

—Por supuesto que sí — me respondió levantándose

—Bueno, tendrás que acompañarme a uno, ¿estás dispuesto? — le pregunté entregándole un revólver.

Él lo recibió y asintió, me cerré el abrigo tapando el cinturón de armas y lo tomé del brazo.

—Si te pasa algo, búscame, yo te cubriré — expresé en tono de advertencia.

—Estaré bien, no es la primera vez que hago esto.

Asentí y salí hacia la puerta, bien, si él estaba tranquilo, yo también podía estarlo.








Salimos hacia la tienda de antigüedades, ese lugar tenía millones de deudas con nosotros, pero aún no pagaban, imaginé que habían intentado robar una de las sucursales bancarias que estaban protegidas por nosotros para saldar nuestras deudas, pero les había ido muy mal. Llegamos a los parqueaderos y nos bajamos casi al unísono, al ver a Adonis seguro de lo que hacía me sentí segura por él, parecíamos en una escena del CSI Miami, tenía el ceño fruncido mientras caminaba mirando hacia sus lados para ver si había alguien cerca y se acercó a mí como macho protector.

—Lamento mucho que tu primer día con nosotros sea con armas, pero no puedo dejarte solo — comenté mirándolo mientras esperaba a mis guardaespaldas para poder emboscar

—Me gusta hacer esto — contestó y me sonrió a lo que sonreí también

Al voltear, vi la camioneta de Lauren y Matthew llegar, eran cumplidos, precisos y eficaces, simplemente: los mejores, adelanté unos pasos hacia la tienda y revisé el panorama, parecía no haber nadie cerca a lo que comencé a caminar asegurándome de que Adonis me siguiera y no hubiera nadie a su espalda, abrí la puerta de la tienda despacio, al voltear a ver si había alguien a mi espalda, una persona salió detrás de mostrador a lo que giré con rapidez para dispararle, pero él fue más rápido y dio en mi costado, le devolví el disparo dándole en el lado derecho del pecho, maldije por no haber acertado al corazón mientras me sentía mareada, me miré el costado, la sangre corría por la herida, sentí un mareo fuerte de nuevo, me puse la mano en la herida y seguí entrando pero Adonis me detuvo tomándome del brazo, puso su mano también en mi herida para detener el sangrado.

—Angel, espérame en la entrada, me encargo de ellos y vamos a qué te atiendan — me indicó haciéndome mirarlo a la cara con su mano libre —. Aprieta muy bien aquí

Estaba perdiendo mucha sangre, asentí sin mucho aliento, antes de irse me ayudó a sentarme en el suelo a lo que agarró mi abrigo para tratar de hacer un vendaje improvisado y retener la sangre con fuerza, una pared nos cubría y al parecer a dentro solo estaba el chico, cerré mis ojos un momento ya que sentía la necesidad de hacerlo a lo que él me hizo abrirlos, no escuchaba lo que me decía, pero solo sé que los cerré un poco más mientras Adonis regresaba.











***

Estaba lleno de ira por ver a Angel herida, ella era una profesional y eso no le quitaba lo mortal, pero quería vengarme por ella, cuando pasé al otro lado de la vitrina, observé a un chico de más o menos veinte años sosteniendo el arma temblando, tenía una herida en el lado derecho del pecho que ya lo tenía débil, seguro no era zurdo y por eso le temblaba aún más la mano, para mi suerte: yo si era zurdo. Tenía a Angel desangrándose por novato, me acerqué a él a lo que intentó moverse hacia un lado y tras apuntar le disparé varias veces, descargando mi rabia con él, lo vi ahogarse en su propia sangre unos segundos, justo en el pulmón, sonreí y lo tomé de la camisa.

Crímenes De Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora