Una noche juntos.

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Pensaba que esos besos tan persuasivos de su parte iban a terminar en lo que prometimos no hacer, pero no, nos controlamos, nos detuvimos y tras que me sirviera un vodka, como tanto amaba, nos sentamos juntos en su sillón, como dos personas civilizadas sin tensión sexual, sin más ganas de comerse la boca, sin ningún tipo de deseo carnal, por supuesto que sí, al fin y al cabo solo éramos ex novios, no éramos amantes al sexo ni nada por el estilo...

—Preciosa, te llamé porque aunque digas que no sé que, al igual que para mí fue repentina la aparición de Emilia — explicó mirándome a los ojos, le di un trago al vodka, esto iba a empezar fuerte —. Mi papá me explicó que es la hija de un amigo suyo, no son de la mafia, de hecho están en contra de ella y esta niña, que además tiene apenas veinte años, me vio en alguna parte hace unos años y le expresó a su papá que quería conocerme.

—Bien, me lo imaginaba.

—No tengo tiempo para terminar de criar una niña de veinte años que cree que si te humilla va a llamar mi atención, no quiero meterme con ella, admito que nos besamos, pero no fue porque yo lo quisiera, era tan escandalosa que tenía miedo de que montara un drama exponencial en la empresa — expuso mientras me miraba a la cara.

—Está bien, no tienes porqué darme explicaciones, Montblanc —contesté.

—Sé que no, pero, princesa, te tengo al frente, cerca después de no verte por cuatro años, tengo a mi musa al frente, a la mujer que más he amado después de mi madre, ¿de verdad crees que voy a perder la oportunidad que tengo ahora contigo por una niña como ella? — expresó buscando mi mirada.

—Adonis, entiende que yo no puedo meterme en las decisiones entre tú y tu padre, si deseas desobedecer que sea porque de verdad no quieras, no por mí, tú y yo ya tuvimos nuestro tiempo juntos, ¿y si es momento de que estés con alguien nuevo? — manifesté.

Lo observé rodar los ojos con impaciencia, era la verdad, reciclar es bueno, pero tampoco tanto.

—¿No te gustaría volver a intentarlo? Estar juntos, usar el tiempo que tenemos y hacer lo que nos faltó en Italia — inquirió.

Lo miré a los ojos analizando la situación, quería desobedecer a su padre por mí, lo cual me parecía muy valiente de su parte ya que tal vez podría acabar sin testículos, él era consciente de eso y aún así quería arriesgarse, ¿me impresionaba? No mucho, lo conocía bien.

—No veo porqué no — asentí porque, ¿por qué no? Es mi ex, no un extraño.

Lo observé sonreír ampliamente para tomarme del rostro y darme un beso sonoro en la boca, sonreí también.

—Me alegra escuchar eso de tu boca, no sé si es que no te das cuenta que tú me encantas, Leblanc, ¿cómo voy a mirar a una de veinte, inmadura teniéndote a ti en frente? — apuntó como si fuese obvio.

—Es probable que ella sea más enérgica, yo cada día estoy más cerca a los treinta — hablé sonriendo.

—¿Y yo no? — inquirió fingiendo indignación.

—Tienes veintiséis — indiqué entrecerrando los ojos.

—Y tú veintisiete — contestó imitando mi gesto.

—Estoy muy vieja para ti — expresé con sarcasmo.

—No decías lo mismo en Italia, ¿no?

—Me amarraste con tus besos a ti, me hiciste brujería — me defendí tras darle otro trago a mi vodka.

—Claro que sí, por eso no has podido olvidarme, pero yo tampoco a ti así que estamos a mano — contestó sonriendo.

Crímenes De Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora