Ser profesional no te quita lo mortal.

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***

A una velocidad increíble, tomé a Angel en mitad de su siesta para llevarla al hospital, el error médico de que se le abriera la sutura debían arreglarlo rápido antes de que la perdiéramos, mientras dormía al moverse noté cómo sus sábanas se mancharon un poco de sangre y ahí supe que no estaba del todo bien.

En el hospital se la llevaron diciendo que le recompondrían la sangre y volverían a poner puntos en ella; aunque los nervios de perderla eran más grandes que yo, supe controlarme, me cerré la chaqueta de cuero que llevaba para cubrir una mancha pequeña de sangre en mi abdomen para evitar escándalos de parte del resto de personas en el hospital, creerían que soy un asesino...lo soy, pero no tiene porqué saberlo. Me dirigí al baño para lavarme las manos, al paso que íbamos tendríamos que ir al hospital bastantes veces.


Salí del baño con las manos limpias y mientras esperaba me serví un café, eso me ayudaría con el cansancio que empezaba a sentir, mientras le ponía azúcar una secretaria se puso a mi lado para servirse una aromática, me miraba varias veces, a lo que le devolví la mirada.

—Disculpe que me meta, pero, ¿ella es su novia, señor? — me preguntó mirándome.

—No, somos compañeros de trabajo— contesté serio, no estaba en momentos de conquistar a nadie.

—Entiendo. Señor, ella vino la semana pasada con ciertos síntomas de embarazo — anunció agregándole azúcar a su bebida.

Arqueé las cejas sorprendido y enojado, ¿Angel embarazada? ¿qué era lo siguiente? ¿se había casado también? Dejé el café sobre la mesa y crucé los brazos, una herida de bala que casi la mata, una sutura mal hecha que podía llevársela si no la detectaba rápido, ¿y ahora qué? ¿Un embarazo? Excelente.

—¿Sabe si se hizo una prueba? — le pregunté serio.

—No, señor solo se hizo una revisión rápida, dijo haber estado muy mareada en los días pasados y cosas así — contestó ella y encogió los hombros.

Iba a agradecerle a la secretaria cuando un médico se acercó a nosotros llamando la atención de ambos.

—Angel Leblanc ya está en una habitación, todo salió perfectamente, cuando despierte puede irse a su casa.

Le sonreí, una enfermera me condujo hasta la habitación donde Angel estaba sedada y acostada en una cama, la enfermera me dejó solo con ella; tuve tiempo de acercarme y observarla.

—Leblanc, por fin pude encontrarte de nuevo, deja de poner tu vida en riesgo, yo te necesito aquí — indiqué acariciando su rostro.

Caminé hasta la ventana y miré la ciudad desde ese plano, todo se veía tan tranquilo, pacífico y en calma que era sorprendente como en un mundo como el nuestro aún había momentos para observar la vida, un mundo de muertes, sangre, asesinatos, drogas prostitución y negocios malos, suspiré decepcionado, hacía todo lo que hacía por mi familia, no es que realmente me gustara, pero si Vladimir no me arrancaba los testículos, de seguro mi padre lo haría.

—Buenas tardes, señor — me saludó Matthew entrando por la puerta.

—Hola, Matthew— lo saludé de vuelta girando para verlo.

—Los vimos salir de la casa, le trajimos ropa a Angel, si desea puede irse, nos encargaremos de ella.

—No, gracias, me quedo con ella, quiero terminar este trabajo bien — indiqué asintiendo.

Matthew se retiró luego de dejar un bolso sobre una silla. Si Angel no tenía pareja como me había dicho, tendría que buscar a su otro ex para darle la hermosa noticia de que serían papás, lo cual sonaba trágico, ¿reencontrarte con tu ex la cual buscaste por años y que esté a dos pasos de tener que empezar una familia con alguien más? Genial.

Crímenes De Verano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora