Madre

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San Francisco habia amanecido nublado, frío, lluvioso, haciendo alucion a mis sentimientos en este momento.
Las chicas habían llegado hace cuatro horas y llevabamos todo ese tiempo en mi sala de estar en silencio mirando el suelo.
En treinta minutos era el funeral, los muchachos estaban en camino al igual que sus tíos.
La bebé dormía en mi habitación placidamente, consideraba seriamente no llevarla pero las chicas insistían en no dejarla sola.
-Scar necesito que vayamos a comprarle ropa a Iris rápido-murmuré rompiendo el silencio.
Ella asintió y ambas corrimos a la tienda más cercana de cosas para bebés, sí, hora necesitaba chupetes, biberones, pañales, talco y ropa.
Al llegar al departamento todas seguían igual, yo y Scar ya nos habíamos cambiado antes de salir, por lo que lo único que faltaba era cambiar a la bebé y salir.
Llamamos dos taxis, envolví a la niña en dos mantas y partimos, el lugar era lúgubre cuando mucho, con unas grandes colinas cubiertas de pasto y placas, a lo lejos podíamos ver al cura, cuatro sillas puestas para las amigas más cercanas y el hueco en la tierra.
La carroza llegó bajando el cajon y colocandolo a un lado, un auto detrás de ella trajo dos coronas de flores, de lilas.
Las personas comenzaron a llegar, su tía se acercó directamente a mí sollozando, tocó mi hombro y descubrió un poco la cara de la bebé.
-Es hermosa, igual que ella-sonrió melancólica marchandose.
A lo lejos ví llegar a los chicos, cada uno fue con su damisela, el cura comenzó a decir palabras que sonaban como punzantes dagas que sólo servían para aumentar el dolor en mi pecho, el cajón comenzó a descender y él miro el público.
-Alguien que quiera decir unas palabras?
Me pare con Iris en brazos, el viento soplo ligeramente mientras me colocaba donde hace minutos estuvo el padre.
-Hace once años que somos amigas, desde los diecisiete, sé que a veces te trataba mal pero en nuestros ultimos momentos supiste que siempre seremos tú y yo contra todo. Por más que el mundo falle yo siempre estaré contigo, soy tu amiga, soy tu hermana, soy tu sangre. Esta mañana al despertar sentí tu olor en mi habitación-sonreí respirando hondo- creí que todo era un sueño pero al levantarme no estabas ahí. Aun sigo preguntandome cómo me quito este nudo en la garganta que tengo desde el momento en que te fuiste-mi voz se quebró soltando unas lágrimas-Te agradezco que confiaras en mí para que cuide a Iris, siento que ella eres tú-miré a Scar, Katrina y Eli apretando los labios- Me arrepiento tanto de no haberte dicho que yo también te amaba Lila, me arrepiento tanto-dije elevando más la voz-Esa noche en Central Park que me abrazaste y me dijiste que siempre estarías conmigo, que me amabas. YO TAMBIÉN LILA... Yo también te amo.
Elevé la mirada viendo a Luke abrirse paso entre la multitud, volví a mi lugar lentamente, él me miró y estiró su mano. No necesité que dijera nada, practicamente corrí con Iris entre mis brazos y el abrió los suyos apretandome contra su pecho.
Cuando mi llanto comenzaba a cesar mire a las personas a nuestro alrededor encontrandomé en particular con Caleb molesto.
La ceremonia terminó y todos se fueron, menos nosotras cuatro que seguíamos sentadas mirando el montículo de tierra en frente.
-No puedo aguantar esto-murmuró Eli-Ella se fue.
-No pude verla una ultima vez-negó Katrina con la mirada en sus manos.
-Ella no será olvidada, ella estará con nosotras siempre-dijo Scar tratando de levantarnos el animo.
-En dos semanas es su cumpleaños-sonreí respirando hondo-La niña nació dos semanas antes que ella-suspiré mirandola-Vendremos a verla chicas?
-Siempre-asintieron las tres.
Quince minutos habían pasado y detrás de nosotras se escucharon voces elevandose cada vez mas, al girar vimos el problema. Los muchachos.
Todas fuimos para interponernos entre Caleb y Luke, le dejé la niña en los brazos de Katrina dispuesta a soltar todo.
-Qué es lo que les pasa? Estamos en un cementerio-los miré a ambos molesta.
-Tu amigo vino a hacerme planteos estupidos de que no tengo que acercarme a tí-señaló Luke.
-Ella está saliendo conmigo, no tendrías que estar aquí-dijo Caleb.
-Dices cualquier cosa-lo mire cruzandome de brazos-Es el funeral de mi amiga, ten un poco de respeto.
-Me dijiste que ya no lo veías más, tú me mentiste. El hecho de que yo creara un alboroto es tú culpa por mentirme-me miro colocando sus manos en sus caderas.
"-Y yo linda, voto por quien más te haga feliz. Esto es más alla del fisico o de su dinero, es por la química, la chispa, el sentimiento, la emoción-tomó mis manos- Tú decides a quien va mi voto."
Miré mis manos y luego a los chicos frente a mí, en ese momento y ahora los marcadores eran muy claros, bastante claros. Era Luke.
Siempre fue Luke.
-Nosotros tenemos una historia-lo mire acercandome a él-Tuvimos una larga y enternecedora historia-suspiré- pero cuando mueren las risas nadie se queda. Lo siento Caleb, yo ya no te quiero-lo miré a los ojos.
Él asintió rendido y dio dos pasos hacia atrás, miró a todos a su alrededor y se fué en silencio.
Me giré a ver a Luke, Katrina me devolvió a la bebé y todas se marcharon dejandonos a nosotros tres solos.
-Es la primera vez que diré esto-murmuré acercandome a él mordiendo mi labio nerviosa-Pero... Luke eh...-fruncí el ceño-Cual es tu apellido?
-Devereaux-se rió.
-Eres francés?-fruncí el ceño-No importa, Luke Devereaux quieres ser mi novio?-sonreí de lado sintiendo mis mejillas ardiendo.
-Alaska Hills-agachó levemente la cabeza para estar a mi altura-yo quería pedirtelo primero.
-Bueno, vamos a casa y me preparas lasagna-sonreí de lado estirando la mano-ya que estas me enseñas a preparar la leche porque no sé.
Él asintió tomando mi mano comenzando a caminar hasta el auto, giré la cabeza viendo aun el montículo de tierra allí.
Te amo Lila.
-Eres la primera mujer que no sabe preparar leche que conozco.
-Soy escritora, me funciona el otro hemisferio, no el de la maternidad. Suficiente con Tyson que además a veces lo olvido.

Fin...(?)

Final de la Dinastía PirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora