Capítulo 35: Gatos y pasteles

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Ese día le había ido fatal, inundado en tareas hasta el cuello, Su cabello no queriendo cooperar con su ondulado perfecto, con un dolor de espalda fatal, ojeras que le quitaban el atractivo, ¿Podia pasarle algo peor?

¿Como te ganaste un castigo por un pastel?, Por un pastel! ¿Enserio te peleaste con el decano por un pastel?! Por un pastel!— Sugawara regañandolo con una chancla en manos jugando a ser su madre y con el castigo de limpiar los baños de su dormitorio dos semanas, superó sin duda su marca personal de desgracias en un solo día.

Yo llegue primero! Yo soy un niño en pleno crecimiento y ese viejo gordo no lo necesita! suficiente relleno tiene!— Infló sus mofletes mientras cuál infante daba rabietas acostado boca abajo en su cama correspondiente.

Oikawa Tienes 18 años deja de comportarte como un crío! — Alegaba irritado viéndolo con pena ante sus berrinches , que bueno que estaban en su cuarto y no en un lugar público, de ser así hubiera agarrado al infantil joven de una oreja y se lo hubiera llevado a rastras y madrina la que le hubiera tocado.

Ahhhh tuve un día difícil y solo quería un pastel! ¿Era mucho pedir?! — Hundió el rostro en su almohada dejando que la pereza hiciera lo suyo, estaba cansado no lo suficiente como para dormirse pero si como para no querer moverse de ahí, se estiró cuál gato y se volvió a acomodar en su suave y fresca almohada con olor a naranja, no sabía por qué pero el que tuviera ese peculiar olor relajaba sus sentidos y lo hacía dormir como un bebé.

Posiblemente por qué el olor lo afiguraba con cierto rematador de cabello color zanahoria.

Eso no significa que debas desquitarte con otros! — Seguía enloqueciendolo, Sugawara debía intentar relajarse, aflojar su corset, ser menos rígido, no sabía divertirse... Un correctito que le sacaba a él canas verdes, y las canas no eran atractivas!, menos las verdes no quería parecer un brócoli!.

No lo hice! — Negó

—Y entonces por qué el decano acabo con el pastel en la cara? — Bueno ahí ya no podía defenderse por qué eso sí había ocurrido, se dejó llevar y por "accidente" el pastel de chocolate resbaló de sus manos y se estrelló  contra el rostro de su Porky decano.

—Di que no se lo metí en los pantalones...— Susurro entredientes con una malévola sonrisa en labios, Koushi le volvió a dar con la chancla pero está vez en sus sensibles y bonitas posaderas.

Kyyaaaaaa Oye! ¿que crees que soy? ¿Un niño? —Sostuvo la zona afectada, suga mantuvo los brazos cruzados y rodo los ojos ante las contradicciones que decía Toruu.

Corazón Roto, labios Partidos (Retomando Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora