║▌║ LOVE ME LESS + LÍQUIDO║▌║𝐃𝐊𝐢║▌║

⓪①③

Para alguien como Jimin, pensar en que las bonitas manos que profanan su entrada habían sostenido la bonita Katana negra que usualmente Agust utilizaba para sus asesinatos y terminando con la vida de un chico de casi veinticinco, era algo poco lógico.

En realidad, una parte de Jimin lo convencía de que, Agust no podía ser el asesino que pintaban todos en la televisión corena y en inglés policiacos. ¡Él le traía su leche de fresas y paletas de caramelo cuando salía de casa! Definitivamente eran dos Agust distintos.

El rubio retiro sus dedos del interior de su bonito novio y Jimin gimió una vez más contra su entrepierna mientras un pequeño cosquilleo le recorría la espalda.

— Cariño... — Agust llamó a Jimin, con una voz sumamente dulce. Jimin levantó la mirada, a la par que Agust retiraba su pene de su boca y tomaba de su mentón para levantarlo, dejando sus rostros cerca.— Sé lo importante que es para ti, así que... tú me mandas, ahora y siempre.

Jimin mordió su labio inferior, después de relamerlo. ¿Por qué demonios sonaba tan bien y Jimin se derretía por eso?

Nunca, en todo el tiempo que tenía conociendo a Agust podía imaginarlo diciéndole aquello. Es que él no tenía la pinta de ser todo un sumiso, y Jimin no era precisamente muy dominante, pero por ahora se conformaba con saber la disposición de su novio frente suyo.

— Fóllame, fóllame tantísimo y delicioso. — Pidió. Le había tomado de las mejillas y había dejado sus rostros tan juntos, a punto de besarse.

Ambas entrepiernas palpitaron y Jimin supo que el deseo entre ellos era gigante por la manera en que Agust apresuradamente le colocó sobre la cama, con las piernas separadas y con su cuerpo entre estas.

A pesar de haber tenido una experiencia previa con hombres, Jimin nunca se había sentido tan sexualmente atraído a nadie, jamás había deseado tanto, ni tampoco, creía haberse enamorado tanto.

Sin esperar demasiado y con la tensión sexual acumulada con los meses anteriores, Agust tomó los muslos de su bonito y rozado novio, atrayéndole hasta el filo de la cama y alineando su glande con la —Aun más rozada— entrada de Jimin. Colocó sus piernas contra su propio pecho, dejándolas bien estiradas y reposando en sus hombros.

— Si duele, solo debes decirlo y me detendré. —Aún en medio de todo el maldito deseo que se cargaba, Agust seguía preocupándose por esa bolita afelpada y rosa que tenía por novio.

Jimin asintió con la cabeza, con sus labios entreabiertos, brillosos por la saliva y jadeante. Y entonces, lentamente y con el debido cuidado, Agust presionó sus muslos para atraer su cuerpo un poco más y poder penetrarlo.

Jimin soltó un gemido bastante audible y agudo, era música ante los oídos de Agust, aún trataba de concentrarse más en cuidar a su novio que en su propio placer. Es que él no solía ser cuidadoso, pero Jimin merecía cada detalle.

Cuando su pene estuvo completamente dentro, ni siquiera tuvo la mínima intensión de moverse, simplemente quería relajar a Jimin, porque en efecto, sus paredes estrechas eran una delicia pura, pero no iba a darse el lujo de hacerle sufrir.

Sus manos se posaron sobre el pecho ligeramente moreno de su pareja y aún con su mirada encima, el rubio se dedicó a acariciar sus pezones con cuidado, lentitud y cariño, buscando poder brindarle el placer debido para relajar su cuerpo. A los pocos segundos los gemidos le hicieron saber que el trabajo estaba dando frutos.

— Shhh, Jiminnie... — deslizó ambas manos por el torso del mencionado, lentamente hasta pasar por sus caderas y después los costados hasta atrapar las pequeñas manos de Jimin contra sus propios muslos.— Está bien, ¿Quieres que paremos?