║▌║ LOVE ME LESS + LÍQUIDO║▌║𝐃𝐊𝐢║▌║

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Sus días pasaron de manera irregular, caótica, pero cálida y sobre todo innovadora dentro de aquella mansión.

Aún estaba en ese proceso mental de comprender que, haber matado a un hombre, no era de importancia relevante en su vida, pero lo era. No sabía si era el hecho de haber matado a alguien, pero aquella acción lo había llevado a dónde están ahora: sentado en el sofá de la enorme sala de estar, a un costado de la chimenea y con una cajita de leche sabor fresa entre sus manos.

Con el paso de los días había logrado acercarse un poco más a quiénes serían sus nuevos compañeros. ¿Familia? Anhelaba formar parte de ella, porque había descubierto que eran eso. Cuando Jimin los miraba desde una visión ajena, eran eso. Siempre preocupados por el otro, garantizando su bienestar, alegría y felicidad, bromeando, jugueteando y cuidando del otro. Eran una familia nada típica que Jimin siempre había deseado tener.

Porque su padre nunca había sido así con ellos.

Y porque su madre ya no estaba.

No esperaba que confiaran en él l con solo unos días conviviendo, pero sin duda tampoco creía que fueran por mal camino, a excepción de una sola persona.

J-Hope era sumamente cariñoso con él, siempre le besaba las mejillas y jugaba con su cabello castaño de vez en cuando a modo de mimos. Él y RM eran sumamente educados y considerados con él, además, podía decirse que eran quienes más lo cuidaban dentro de casa, después de Agust, cuando V o JK soltaba algún comentario agrio, y el primero casi siempre amenazaba con más hasta incluso agredir más que verbalmente.

JK solía hacerlo más por broma, por jugueteo, y porque Jimin aún seguía lloriqueando cada vez que le recordaban que había matado a alguien y el pelinegro lo tomaba con –Demasiado– humor. Le resultaba divertido verlo llorar, pero después lo llenaba de galletas y picaba sus mejillas para que dejara sus sollozos.

Con V, bueno ningún progreso había existido, tampoco es como que Jimin lo forzará. Él no tenía problema con el chico peliazul, pero el contrario claro que lo tenía. Aún bufaba cuando Agust le ofrecía, lo que fuera, un vaso de agua o una maldita tarde de películas juntos, podía ser lo que fuera e igual lo alteraba al punto de gritarle cosas ofensivas.

Hasta ahora, Jimin no se había defendido, porque siempre saltaba alguno de los tres ya mencionados antes en su defensa, además de que, aún no hablaba lo suficiente rodeado de ellos. Aún estaba confiando por igual.

Y con Agust las cosas eran extrañas. Es que el podía comprende un poco de lo que ocurría, porque podía sentirlo y la sonrisa tan apaciguante e insinuadora de J-Hope cada que les miraba lo daba a entender, sin embargo, tampoco es como que alguno de los dos hubiera establecido términos. No estaban saliendo, pero tampoco era como que se estuvieran dando igual. Uno tampoco esperaba comenzar a salir con un delincuente en un par de días, pero entonces... ¿Cómo tomaba las tardes de películas de terror con él? ¿O los pequeños detalles que le daba?

"Las cajas de leche de fresa son de Jimin, ¿Oyeron animales?" "Las galletas de animales son para Jimin" "No sabía cuáles eran tus flores favoritas, pero los Jazmines me recuerdan mucho a ti." Quizá significaban nada, pero quizás significaban todo.

— Oh, aquí estás, pastelito de arroz. —J-hope le había colocado aquel sobrenombre después de que notará cuanto le gustaba comer aquello a Jimin.— ¿Agust no está contigo? vaya, que raro. —Preguntó al terminar de adentrarse en la sala de estar y buscar con la mirada. Así comenzó un nuevo monólogo debido a la poca fluidez de palabras que tenía Jimin con ellos.— Ah, no está en su oficina tampoco... Qué pereza. ¿Habrá ido por más víveres? Si aún tenemos en el almacén. —Cruzó los brazos pensativo y ladeó la cabeza.— Bueno no es como que te interese, ¿cierto? Pero a qué no adivinas qué. Iremos a saquear uno de los centros comerciales más enormes de la siguiente ciudad. —J-Hope siempre era así como él, siempre se acercaba a platicarle sin más, parecía que confiaba en Jimin ciegamente y le contaba todo, desde los planes para asaltos hasta sus problemas amorosos con JK.— Hay de todo ahí, y después de pensarlo toda la noche tengo una de las mejores distracciones para burlar el sistema de seguridad. Ya sé, ya sé que de eso se encarga JK, pero que es una idea sumamente brillante, ni yo mismo me la creo que se me haya ocurrido, pero verás, cuando lleguemos tendremos que...

— ¿Le estás contando el plan al inútil del niño este? —La voz de V interrumpió a J-Hope quien para entonces ya estaba sentado a un costado de Jimin, hablando de lo más concentrado.

¿Inútil? ¿Acababa de llamarle inútil? Qué descarado. De no ser por Jimin ellos aún continuarían comiendo enlatados y recalentados en el microondas. De no ser por Jimin la mansión seguiría siendo un completo asco sin siquiera poder verlo el suelo y de no ser por Jimin, el carácter de Agust, ya habría terminado con más de uno ahí. Él no era ningún inútil.

— ¿Cómo le llamaste? — Para el poco tiempo que Jimin tenía ahí, conocía aquella voz de J-Hope, tan molesta y cabreada que sabía lo que se avecinaba.— Él chico es más útil que tú en esta casa.

— No habrías salido vivo de ninguno de los atracos de no ser por mí, idiota, así que el útil aquí vengo siendo yo. —Jimin todo los ojos por la actitud tan pedante y molesta que mantenía V siempre que estaba cerca, siempre peleando con Hoseok, siempre debatiendo y argumentando idioteces. Eso mismo era lo que lo llevaba a no entablar conversaciones, a no debatirle o contraatacar nada.

"Ignora los comentarios de V, es lo mejor que puedes hacer, cuando de trata de ti, no hay quien logré quitarle la molestia." Aquello lo había dicho RM mientras Jimin terminaba de preparar la cena después de algún comentario sucio y asqueroso que acababa de decir V sobre su comida y su forma de prepararla. Aquella vez, Jimin había vuelto loco internamente, su rostro estaba más rojo que un tomate pero no había dicho nada por defenderse.

El chico podía ser grosero con su persona, con su forma de caminar, su físico, la manera que empleaba para realizar ciertas actividades, pero no la forma en la que cocinaba, por era la viva réplica de cómo lo hacía su madre. Aquello era como si la insultarla y ello lo volvía internamente loco.

— ¿Te estás quedando porque Jimin no sabe actuar dentro de un atraco? —Agust se adentro en la sala de estar, lanzándole una paleta de cereza a Jimin quien la atrapó con rapidez. Jimin si sabía dónde estaba Agust, había salido a conseguir dulces para él.

— Precisamente eso él es un bueno para nad...

— Pues tus deseos son órdenes, chiquito. Yo le voy a enseñar qué hacer en los atracos y de ahora en adelante él irá con nosotros. —Agust palmeó el costado de las caderas de Jimin, y de inmediato se corrió para que se sentará a su costado, mientras intentaba con torpeza desenvolver el caramelo que le había entregado segundos antes.

Si Jimin sabía algo, era que ellos no planeaban asaltos pequeños, lo suyo no era entrar a tiendas pequeñas transportes públicos o eventos poco frecuentes, ellos iban a lo grande, porque así se olvidaban de otro atraco un mes o más, brindándole ciertas comodidades, aunque por lo que J-hope le había contado en sus monólogos, muchas veces alguno decía "Les parece si hurtamos[...]" "Se me ocurrió que podríamos planear [...]" "Hoy se me antoja robar [...]" Y la última era la más utilizada por Agust. Cuando lo decía, hablaba como cuando uno decía que tenía un antojo de chocolate, de un refresco con hielo, un helado o en el caso de Jimin, dulces. A veces incluso en él l despertaban esas ganas de querer robarlo, porque lo hacia sonar sumamente antojable. Vaya.

Si iba a acompañarlos, se refería al atraco del cual Hoseok estaba hablando, el cual transcurría en...

— ¿Estás pensando enseñarle en dos semanas lo que a nosotros nos tomo años? —V soltó aquella risa al aire, completamente burlón mientras se recargaba en el marco de la puerta.— Tú si que estás loco ese niño no puede ni siquiera atreverse a hablar menos tomara una pisto-

— Quiero hacerlo. —Dijo Jimin y dejo a todos los presentes con la boca abierta y los ojos sorprendidos.

Menos a Agust quien sonreía de medio lado, paseando su mano derecha por los cabellos rubios del chico.