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Las mañanas siguientes no fueron distintas. Sus días se resumieron a cuidar a Agust mientras sanaba. En parte se sentía culpable por lo que había pasado. Si el no hubiera llenado la bolsa de peluches, uno no hubiera caído, y definitivamente, nos e hubieran atrasado y Agust habría salido ileso de ahí.

Pero Jimin no lo hacía por eso. Él no cuidaba a Agust únicamente por culpa, lo hacía porque en ese tiempos ya había desarrollado una especie de afecto por él.

Jimin no ponía un término a su relación, porque hacerlo le aterraba. ¿Eran algo así como secuestrador y secuestrado? No, porque Jimin se había quedado por voluntad propia. Tampoco eran algo así como familia, porque no existían lazos sanguíneos, y aunque con anterioridad Jimin había pensado en ellos como una familia, J-Hope era su madre, RM su padre, JK era su hermano y V algo así como el primo lejano que lo odiaba, pero Agust... ¿Amigos? No, mierda, no, uno no besaba a sus amigos, ni mucho menos sentía esa especie de cosa burbujeante en el estómago al hacerlo.

¿Novios?

Novios.

Novios.

No.

Ellos tampoco habían acordado ninguna especie de exclusividad, ni mucho menos. Ellos simplemente se tomaban de la mano, se besaban, pasaban en realidad mucho tiempo juntos, pero, no podía decir que eran exclusivos o una pareja formal como, por ejemplo, JK y J-Hope lo eran.

— Ay, no, no, cariño, ni te molestes en cerrar la puerta despacio, como si no supiéramos lo que hacen ustedes ahí adentro.

La voz de V era siempre la que se dirigía a él con tanta molestia, que ya ni siquiera se sorprendía.

Jimin había salido sobre las puntitas de sus pies de la habitación de Agust, con dos platos, vasos y un bote enorme donde solían comer palomitas* en las manos. Los cubiertos sucios e incluso un par de servilletas sobre ellos. Había pasado toda la tarde, de nuevo, con Agust en la cama. No generabaa mayor problema, J-Hope siempre se encargaba de darles comida deliciosa, que Jimin le había enseñado a preparar, así que nadie se oponía, excepto V. Cerró la puerta con tanto cuidado, que ni un ratón podría haberlos oído.

¿Había insinuado que Agust y el intimában? Porque aquello no ocurría. Y que V lo dijera como si se tratara de una puta, le molestaba. Pero había aprendido a ignorarlo. 

— Ah, lo pesado nunca se te va a quitar, ¿cierto? — J-Hope estaba por igual en la cocina, mientras terminaba de levantar todos los platos sucios después de comer.— ¿Cómo están, Minnie?

Jimin le sonrió de manera gratificante, tirando los restos de comida y servilletas en un bote especial para cada uno de ellos, que, según J-Hope había explicado, evitaban pruebas genéticas.

— Bien, Agust está dormido. — Respondió bajo, mientras seguía sonriendo. Ahora abría el grifo del agua para poder lavar los trastes sucios.— Creo que la medicina que le ha dejado Jin-hyung le deja más cansado que de costumbre.

Con el paso de los dos, había aprendido que el nombre de aquel chico que cuidaba la salud de Agust se llamaba Jin, y que encima de todo, era pareja de Namjoon. Era extraño, porque no vivía con ellos como JK, que llegó a ellos por volverse pareja de J-Hope.

Era un médico clandestino por las noches y abogado por los días, así que de ninguna manera podía quedarse con ellos, tenía que fingir que todo estaba bien, que era un persona normal, y era su principal infiltrado para un montón de cosas. Cómo la estación de policías.

Pero el chico era agradable. Le sonreía constantemente, y aunque solo lo veía de vez en cuando, nunca había puesto en duda su confianza, aún si él era quien tenía menos tiempo dentro de aquella... ¿Pandilla?

Y aunque su rostro aún seguía siendo familiar para Jimin, ya estaba cansado de darle vueltas al asunto.

— ¿La medicina? ¿No serás tú y tu pomposo trasero el que lo cansa de más?

V volvió a decir aquello desde la sala de estar, mientras miraba la TV.

— Mi vida sexual no tendría que ser de tu incumbencia, pero si tanto quieres, cuando follemos nos vas a escuchar, no hay necesidad de que te avise.

Jimin había dicho aquello sumamente molesto mientras seguía con su tarea de limpiar sus propios platos y los de Agust.

— ¿Cómo dijiste, gatito?

Jimin sintió un escalofrío recorrer su  espalda al escuchar la voz rasposa y gruesa de Agust cuando recién se despertaba.

¿Desde hace cuánto tiempo estaba ahí, y cuánto había escuchado?

Su rostro era un tomate rojo y grande y ahora no pensaba girarse por nada del mundo a verle. No, no, no, nunca.

Además, había usado ese meloso apodo que le decía, únicamente cuando estaban dentro de la habitación. Ahora V se burlaría aún más de él.

— ¿Qué haces fuera de la cama? Yo no soy un experto, pero si mal no recuerdo, Jin dijo que no podías levantarte de la cama.

Y aunque J-Hope lo había salvado, Agust había ignorado aquel comentario, pasándolo de largo. ¿No iba a responder?

— Vine por mi almohada favorita, permiso. 

Y sin más, Agust tomo la pequeña y delgada cintura de Jimin con su brazo libre, rodeándola con facilidad, hasta cargarlo como un costal de papas sobre su hombro. Jimin ni siquiera había logrado dejar el trapo con el que secaban sus manos, porque fue cosa de un solo parpadeo.

— Dios, Agust, basta, bajalo. — Casi de inmediato J-Hope le llamo alarmado, intentando regañarlo pero a la vez sumido en preocupación por la sanación de su brazo y el estómago de Jimin.

Agust hizo caso omiso a los gritos de J-Hope y simplemente Se introdujo en su habitación, cerrando la puerta con su pie.

Y un Jimin un sonrojado se quedó ignorando la pregunta de Agust sobre lo que le había dicho a V. Porque nunca iba a aceptar en voz alta las ganas acumuladas que tenía por querer follar con él. Nunca.

Una tarde noche más llena de películas, videojuegos y charlas que a veces no comprendía, le siguió. Le gustaba estar así, porque olvidaba que se encontraba en la cama de uno de los criminales más buscados de Corea. Ahí, Agust parecía solo Agust. Un chico de veinticinco años, de cabellos rubios, amor por las motocicletas y el color negro, y sobre todo un buen partido para Jimin.

Incluso siendo un asesino, para Jimin era todo un partido. Es más, no lo admitiría en otro lugar que no fuera su mente, pero hasta parecía excitarle.

— Tú y yo... ¿Qué somos?

Jimin no pudo contenerse las ganas de preguntarlo, incluso juraba que no lo había pensado, que solo reproducido la pregunta en su mente, pero el rostro pálido de Agust y la sorpresa en sus ojos, le hacían saber que no era así. Lo había dicho fuerte y claro.

El corazón se le aceleró, y sintió unas ganas inmensas de querer meterse debajo de las mantas y no salir jamás a enfrentar lo que había hecho.

¿Y si lo había jodido?

¿Y si ahora Agust lo trataba diferente por miedo al compromiso?

Mierda, él no quería eso...


*Palomitas:
Alimento que consiste en una masa blanca y esponjosa, parecida al capullo de una rosa, que se forma al tostarse y reventar, por acción del calor, un grano de maíz. Sinónimo: pochoclos. Canchita.

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