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Lo último que Jimin recordaba eran los brazos fuertes de Agust rodeando su cintura después de arroparse bien debajo de las mantas. Jimin recordaba su tacto cálido, sus pequeñas caricias con las yemas de los dedos en su vientre y un par de besos en su nuca antes de caer dormidos en un tierno abrazo por la espalda.

Así que ahora no entendía el por qué se sentía frío. Porque por más que tentaba la cama y las mantas, su novio no estaba, y aún mejor porque cuando abrió los ojos no existía un rastro de él.

Se sentó de golpe sobre la cama, y pensó, de manera errónea, que quizás estaría en cuarto de baño, el privado que tenían a un costado de la habitación, pero a pesar de que la puerta estaba abierta, la luz apagada y el silencio marcado era un claro indicio de que no estaba ahí.

Se levantó con cuidado de la cama, deslizando las sábanas de seda y buscando a tanteos una prenda de ropa para poder cubrir su cuerpo desnudo.  Jimin nunca había acostumbrado a dormir con ropa o alguna especie de pijama, pero nunca dormía acompañado por noches seguidas. Nunca alguien se encargaba de quitarle la ropa y lanzarla por cualquier lugar de la habitación para complicar su búsqueda cuando quería ir al baño, levantarse por un vaso de agua o un bocadillo. Ahora Agust era el que hacía desaparecer su ropa, quien se levantaba de la cama si Jimin quería un vaso de agua o llevaba un par de bocadillos si su estómago rugía por las noches.

Pasaron unos minutos hasta que Jimin logro encontrar la camisa blanca y holgada de Agust, aquella con esa inscripción de FG en el frente y sin pensárselo mucho se la colocó encima, y después de abrir la puerta, salió de la habitación buscando a su novio.

Agust no podía haber ido muy lejos, porque sus guardaespaldas seguían por toda la casa.



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— ¿Qué haces aquí? — Preguntó Jimin al recargarse en el marco de la puerta de la entrada del gimnasio que tenían en la parte trasera del lugar donde convivía la pandilla de Bulletproof.

Jimin solo tuvo que preguntar una sola vez a uno de los guardaespaldas de Agust para que el chico alto aceptará de inmediato y confesara en donde se encontraba su bonito novio rubio. Así que en cuanto supo el lugar, su par de piernas largas y bien formadas lo llevaron hasta el punto. Abrir la puerta no fue necesario, porque estaba abierto, y podía escuchar a su novio dentro soltar un par de golpes y jadear por ello.

Jimin se había cruzado de brazos y su sonrisa ladina, pero coqueta, se situó en sus labios. Miraba la espalda musculosa y fuerte de su novio, podía observar cada músculo que se marcaba cuando golpeaba y dependiendo del tipo de golpe se marcaban menos o más, pero lo disfrutaba igual. El saco de arena duro y pesado se mecía de un lado al otro, haciendo chocar las cadenas que lo sujetaban del techo.

— No podía dormir. — A penas había escuchado la voz angelical de su novio, Agust dejo de golpear y se giró a mirar a su novio de reojo. 

— Déjame ver si entiendo, ¿No puedes dormir después de la tremenda y deliciosa follada que tuvimos en la cama? — Jimin dijo con cierto tono sarcástico mientras descruzaba sus brazos y caminaba lentamente hasta donde estaba su novio.— ¿He hecho algo mal? ¿Es que acaso no lo hice bien? — Preguntó de manera dulce y coqueta a la par que abultaba sus labios y se cruzaba de brazos una vez más frente a su novio, justo a un costado del costal lleno de arena. 

— ¿Qué dices, Kitty? Shhh, shhh... — Agust tomo las mejillas de su novio para mirarle a los ojos y negarle todo lo que decía.

Para Jimin no le importaba si las manos de Agust estaban calientes y los vendajes húmedos por el constante sudor que corría por su cuerpo como reflejo del esfuerzo de su ejercicio. Él solo quería que su novio lo mimarse y lo hiciera sentir mucho mejor compañero que un costal para golpes.

— Tener sexo contigo es lo mejor que me puede pasar. — Susurró Agust mientras rozaba su nariz con la de su pequeño novio y acariciaba su cabello rosado.— Pero estoy estresado, es por eso que vine aquí. Es lo que mejor hago cuando estoy estresado.

— Bueno... Si es por eso... — Jimin dijo aquello con una sonrisa coqueta, caminando con su dedo índice y medio con pequeños pasos por su pecho hasta detenerse en sus hijos hombros. De nuevo Jimin no tenía ni el menor problema en ello, porque el sudor era lo de menos, le encantaba tener a su novio sin camisa y en pantalones deportivos, con vendajes en sus manos y un poco de sudor. Jimin seguía enamorado de si novio con locura.— Sé de otra forma para poder desestresarte. — Dijo en ese tono coqueto y seductor al mirar sus ojos y morder su labio inferior.

— Uh... Suena atractivo. ¿Me enseñas? — Agust siguió la corriente del juego a su novio de manera coqueta por igual.

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— Ahhh... — Kitty gimió con fuerza mientras arqueaba la espalda de manera prolongada.— Ahí, ahí... — Susurró de manera escotada mientras sus labios permanecían abiertos y jadeantes.

— ¿Ahí? — Agust preguntó de manera excitada, sosteniendo de manera fuerte las caderas de Jimin con ambas manos, con las piernas de su novio al rededor de sus caderas.— Joder, Kitty...

La expresión dulce pero sumamente caliente del chico de cabellos rosas, con sus labios entreabiertos, las mejillas sonrojadas y sus ojos cerrados mientras jadeaba era el mejor incentivo para seguir. De todas las personas con las que había follado en toda su vida, considerando que su vida sexual se había vuelto activa a temprana edad, Jimin era la mejor de todas. Tenía esa conexión especial que hacía que no solo fuera sexo, que existiera un lazo tan fuerte y sentimental que definitivamente, eran las mejores cogidas del mundo.

Las caderas de Jimin de movían de manera contraria a las suyas y cuando chocaban el toque se volvía mucho más profundas. El interior de su pequeño y angelical novio, cosquilleaba, y de seguro se estremecía completamente, y si aquello no llegaba a llenarle cada rincón de su ser de orgullo, nada lo hacía.

Porque Agust podía ser el mercenario más buscado de Corea, pero no era nada comparado con el bonito, precioso y perfecto Jimin. Agust estaba seguro que ni en un millón de años, el universo los habría juntado, pero ahí estaban, siendo ese 0.01% de probabilidades. En la cama. Desnudos e intimando.

— Agust...

Existe una diferencia enorme, entre los hombres que hacen ruido en el sexo y los que no, pero es imposible de explicar y comprender para quienes no lo han experimentado. Y lastimosamente, hasta hacía un tiempo, Jimin era uno de esos. Con todas las personas que Jimin había intimando había sido un infierno ahora que Agust le mostraba el cielo. Se había conformado con tan poco por tanto tiempo, que ahora caía en cuenta de todos los errores que había cometido.

Escuchar los jadeos de Agust tan cerca suyo y esos sutiles gemidos provenientes de su voz gruesa con esa sensación cálida le brindaban un nivel de excitación sumamente elevado y distinto que en definitiva le enorgullecía.

Cuando ambos llegaron al clímax, sus cuerpos se fundieron en un abrazo. La espalda de Jimin se arqueo y después de que soltaran un gemido en conjunto, sus labios se unieron en un lascivo beso. Sus labios se frotaban descaradamente y las manos de Agust se pasaban por los muslos bien separados de Jimin a cada costado de sus caderas. Las caricias eran dulces y cuidadosas, subiendo por lado muslos y las caderas, inclusive hasta la parte lateral de su cintura. Los labios de Jimin se curvearon en una sonrisa mientras recibía gustoso las caricias. 

Agust salió de su interior y después de dedicarle una sonrisa se dejó caer a su lado. Ambos jadeaban constantemente, pero sin duda, su interior estaba completamente feliz. Ambos se habían enamorado.

— ¿Donde estuviste toda mi vida para follar como era debido? — Soltó de repente Jimin haciendo que ambos soltaran una risa divertida por el comentario.

Jimin se cubrió con las mantas y se giró para acurrucarse contra el cuerpo de su novio. Recargo su rostro en su pecho y acomodo una de sus manos sobre el mismo para abrazarlo. El abrazo fue correspondido con los brazos de su novio al rededor de su cintura, atrayéndole a su cuerpo para besar su frente y poder cerrar los ojos.

Esta era una nueva forma de culminar con su estrés, y les encantaba.




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Poner a estos dos a coger es mi pasión al parecer. Jsjsjs juro que pronto se vendrá más drama del que esperan, y lo siento por eso 🤭

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