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Recuerdo haber vivido un infierno, donde hasta cerrar los ojos era sinónimo de dolor. Avanzaba la vida con miedo, con la incertidumbre de si era lo que yo merecía, me preguntaba que si era mi culpa todo. Tristeza y llanto en mis ojos eran el maquillaje perfecto. Me daba infinito miedo el infierno, me dolía vivir.

Pero no existe tormenta que dure para siempre, decidí luchar y crecieron flores en mi corazón. Ya no me duele ver desfilar mi pasado, ni recordar noches donde ya no está el amor. Mi sonrisa es el reflejo de mi memoria, ya que hace sentirme fuerte. Mujer que lucha aunque a muchos les pese, mujer que no le importa las opiniones, ya que soy dueña de mi destino. Una mujer feliz, que si llora es de alegría, que si grita es de placer, que si duerme es para descansar, ya que los sueños los vivo.

Ya no me siento tan triste, aunque esos días malos los valoro como oro. Me enseñaron a ser yo, a valorarme. A que si alguien pone una mano encima es para volverme arte, para ser mi complemento más no parte del infierno. Que si la vida es dura, está hecha medida de mi alma. Que si he salido de días malos, puedo salir de más.

Ahora amo la vida, amo ser esta gran mujer. Que si quiero algo yo lo consigo, que si algo duele yo reparo mi corazón. Yo en noches tristes siendo inmensa, yo en días felices siendo eternidad.

Estoy enamorada de la vida, de esa maldita vida que años me lastimo.
Amores que no me sirven los uso de experiencia, pensamientos negativos son parte de mi superación. Ya no me da miedo el infierno, fue doloroso pero ahora soy la diabla y soy reina de este lugar.

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