Pequeños escritos.
A veces siento una pequeña gotita de inspiración que toca mi mente, hay veces mi inspiración viene de todos lados,y no viene de ninguno.
Ya no entiendo que es mejor... si olvídarte o recordarte, al final da lo mismo, ya que vuelvo a enemistarme con mi corazón, a maldecir cada latido, pues no son más que un puñado de poemas, letras que jamás debí escribirte y tristemente son las que siguen envenenando mi alma.
También debo ser sincera y decirte que he logrado llevarme bien con tus mentiras, se te olvidaron en mi cama y han ocupado mi casa para siempre. Debo decirte que las guerras con mi alma y corazón son las mismas que cuando estabas a mi lado, que a veces llega la noche y me da por investigar tu vida, extrañamente verte feliz con alguien más me rompe, pero a mi corazón le llena el verte pleno. Por eso lo odio, por tantos versos con tu nombre, por tantas letras que envenenan mi alma. Ni siquiera entiendo por qué sigues siendo mi inspiración.
Maldito corazón, aún sigue rezando por ti. El muy tonto le pide a un Dios que seas feliz aunque no sea en mi alma, y mi mente le hace segunda. Se pregunta el que será de ti ahora, ojalá sólo sea curiosidad, no me gustaría saber que mi imaginación igual me traiciona. Por eso prefiero salir de casa y pasear, ir a lugares donde no tengan tu esencia, pero hasta el viendo se empeña en hacerme recordarte.
Es extraño que estés tan lejos de mi vida y seas la primera historia que aparezca en mis redes sociales, me toca avanzar con el viento una eternidad, verte sonreír en otros brazos, como íntimos extraños, ya sin mentiras ni promesas.
Verte con ella se siente cómo salir más enfermo de un hospital, así que ojalá te olvide... lo siento, pero no puedo dejar que sigas siendo mis latidos si dueles a cada suspiro. Esta noche te lo permito pero mañana te juro no estarás, debo cargar con mi realidad y tu ya no eres ni de mis poemas.
En la cama dejaste tus alas ya que dijiste que dónde irías no era necesario volar, en mi alma dejaste veneno y mi corazón se empeña en beber más.
Le di un tiempo a las aves de mi cabeza, las coloque en mis manos y las dejare volar, ojalá se vuelvan viento y yo junto con ellas... inmensidad.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.