𝕧𝕚𝕕𝕒𝕤 𝕔𝕣𝕦𝕫𝕒𝕕𝕒𝕤 [𝔹𝕟𝕖𝕥/𝕁𝕒𝕧𝕚𝕖𝕣 𝔹𝕠𝕟𝕖𝕥]

🔶 Trece🔶

NOTA: QUIERO RECORDAROS QUE OS QUIERO ¿VALE? ASÍ QUE, SI VOSOTROS TAMBIÉN ME TENÉIS UN MÍNIMO APRECIO, NO ME MATEIS :-). GRACIAS.

NARRA:

—¡TE QUIERO!—

*FLASHBACK*

—¡Sofía ven aquí! —aguanto la respiración para que no descubra mi escondite.

Miró a través de la cerradura, asegurándome que Casandra no está cerca de el ropero.

No quiero salir, no quiero que me utilize para llevar esos polvos blancos a sus clientes, no quiero tener que caminar insegura por la calle cada vez que veo un coche de policía, solo quiero ser una niña normal de diez años, sin tener que traficar a cambio de dinero, sin tener que ayudar a mi padre con la plantación de cannabis, sin tener que huir de mis padres cuando consumen más de lo normal. Simplemente no quiero y ellos no me quieren.

—¡No se donde coño estas pero sal, joder, sal ya! —

Yo si que no entiendo que pasa, porque de golpe al armario es sacudido con fuerza y sin poder aguantar más, chillo.

La puerta se abre y mi madre jala de mi brazo, sacándome de ahí dentro de un tirón.  Sus uñas se clavan en mi muñeca y su mirada oscura me penetra.

—Sofia, no seas tan desobediente y hazme caso—afloja el agarre de mi muñeca, pero aún así no la suelta —toma la bolsa, son doce gramos por favor no los pierdas —intenta meter la bolsita en el bolsillo de mi chaqueta.

En seguida lo apartó de un manotazo, haciendo que la bolsa se abra antes de caer al suelo y que "el polvo blanco" se desparrame por este.

—no... —mi madre me empuja lejos de ella y va hasta la dorga—¡Sofía mira lo que has, echo niña mal criada de los cojones! —

Asustada retocedo todo lo posible hasta tocar la pared, donde me quedo paralizada. Tengo miedo.

—mira, niña—se remanga las mangas de la sudadera —lo que has echo esta mal, eso que has tirado cuesta más que tú miserable vida—

—es... Es... Mama yo no quiero hacer esto —le reprocho aguantando las ganas de llorar delante de ella.

—tu nunca quieres hace nada pedazo de... —se calla de repente —Sofia, mami te quiere mucho —

Si, tengo diez años pero mi cerebro funciona bien y se que eso es una mentira.

—no mientas —la encaro, dejando de lado mi cobardía —tu no me quieres y nunca me querrás—

—y es tan cierto—acaricia mi mejilla —fuiste un maldito accidente. Te he dicho te quiero para ver si me perdonaba después de pelearnos —