05

3K 388 204
                                    

Los golpes en la puerta me despertaron entonces me percaté de la voz de Grace al otro lado.

—¡Bright, levántate ya!—gritó.

Me removí entre las sábanas y no hice intento alguno por abrir los ojos.

—¡Bestia!—volvió a golpear la puerta—Win vendrá en cualquier momento.

¿Win? Abrí los ojos, completamente despierto y aventé las sábanas hacia un lado. Salí de la cama en un santiamén y abrí la puerta. Grace corría de un lugar a otro en busca de algo.

—Yo creí que no te levantarías nunca—farfulló.

—¿Qué buscas?—pregunté.

—Mi bolso, puedo jurar que lo dejé aquí—apuntó al sofá.

Miré el reloj, faltaban veinte minutos para las seis de la mañana. ¿Cuánto se tardaría Win en llegar?

¿Por qué me pregunto eso?

—Busca en tu cuarto Grace—musité.

Ella me miró y salió corriendo a su habitación. Unos segundos después llamaron a la puerta.

—Bright, por favor abre—me grito Grace desde su cuarto.

Caminé perezosamente hasta la puerta y la abrí. Lo que vi me deslumbró por completo.

—Buenos días—me sonrió y aquella fierecilla enjaulada saltó de un lado a otro en su pequeña cárcel.

—Buenos días, Win—le devolví la sonrisa—Pasa.

Le abrí camino y me le quedé viendo mientras pasaba a mi lado. Llevaba puesta una chaqueta negra y unos apretados jeans de mezclilla. Usaba unas gafas de sol que le daba un aspecto más comercial a su rostro, parecía de esos modelos que solo ves en televisión.

—Bonito pijama—musitó mirando mi atuendo.

Enrojecí hasta los huesos y me mordí el labio inferior, completamente apenado.

Nadie, exceptuando a Grace, me había visto en pijama.

—Gracias—murmuré.

—¿Donde está Grace?

—En...

—¡Aquí!—la mencionada salió de su habitación con el bolso en la mano y me interrumpió.

—Hola, preciosa—dijo él y luego se acercó a besarla.

Desvíe mi mirada, dándoles privacidad y me escabullí hasta mi cuarto.

Privacidad ¿Eso quería darles? O ¿Solo quería calmar a la fierecilla enjaulada que de pronto se sintió incómoda?

—¡Bright! Debo irme—gritó Grace desde algún lugar cercano a la puerta.

Salí del cuarto, no sin antes tomar mi cámara fotográfica.

—Los veo más tarde, espero que se diviertan—dijo—Los amo a los dos.

—¡Suerte!—dije, pero ella ya había cerrado la puerta.

Entonces mire a Win, quien se encontraba parado mirándome.

—Creí que íbamos a desayunar en pijama—musitó divertido al notar mi cambio de ropa.

El calor corrió de nuevo por mis mejillas y bajé la cabeza.

—Es muy temprano para desayunar—dije.

El rió.

—¿Entonces... quieres que nos vayamos ya? El camino no es muy corto.

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora