21

2.3K 336 9
                                    

Maratón 2/3

—¡Bright!—

La voz de Grace apareció lejos, junto a la puerta de entrada que apenas había cerrado para introducirse al departamento y como impulsado me levanté del piso y salí de mi habitación. Miré a Grace.

—Hola—musité.

—¿Dónde está Win?—preguntó dejando su bolso Louis Vuitton sobre el sofá.

—Se fue.

—¿Cómo? ¿Vino y se fue?

—Si—me encogí de hombros—Me dijo que lo disculpara contigo pero que tenía que irse.

Trague saliva escandalosamente.

—¿Estás bien?

—¿Yo? Claro, ¿Por qué no he de estarlo?—farfullé queriendo sonreír.

—Pues te conozco y pareces nervioso.

—¿Nervioso? ¿Yo?—reí—No, para nada.

—Bright—me miró con esos ojos grandes color chocolate que me acusaban—Ay, ¿Sabes que? Olvídalo—manoteó restándole importancia—Vengo muy cansada hoy—bostezo y luego miro hacia la mesita de centro—¿Y esa rosa?

Abri los ojos.

—Eh... emm...—tartamudeé.

—¿Te la dio Gulf?—especuló con el rostro ansioso.

—Win—solté.

—¿Te la dio Win?—su ceño se frunció y la voz se le bañó radicalmente de un matiz de confusión.

—¡No! Quiero decir que Win te la dejo a ti, es para ti.

Dije mientras sentía que la fierecilla pataleba y gritaba "¡Mía, mía, mía!

—¿Hizo eso?—su semblante cambio de nuevo y se volvió tierno y dulce, como era—Que lindo ese acerco a la rosa y la tomo para luego percibir su aroma—Tengo que ponerla en agua.

Sonrió y yo suspiré, aliviado y con pesar. Aliviado porque había salido del lío que por poco y se iba a armar, y con pesar porque la rosa ahora estaba en las manos equivocadas, que irónicamente eran en las que debería de estar.

Me senté en una de las sillas del pretil mientras veía como Grace sumergía el tallo de la rosa en el agua de un pequeño florero.

—¿Y que tal tu día con Gulf?—preguntó mi amiga.

—Genial—musité con aplomo.

—Ay, pero lo dices como si no te hubiera gustado—su aguda voz se acercó cuando ella se sentó a mi lado.

—No, es que estoy cansado, ya me conoces—sonreí

—No es justo, ¿Sabes?—dijo.

—¿Qué cosa?

—Que no pueda pasar tiempo contigo. Dios ¡Eres mi mejor amigo y ya casi ni hablamos! Yo con mi trabajo y con... Win.

—Pero Grace... vivimos en el mismo apartamento, como queríamos desde niños ¿Recuerdas?

—Si—sonrió—Y aún así casi ni te veo. No es justo.

—Está bien. Tenemos los domingos.

—Un día de siete—hizo un puchero.

—Me gustaría pasar más tiempo contigo Grace, como cuando éramos niños, pero ya no lo somos. Tú tienes trabajo y yo muchas cosas que hacer. Pero al menos lo compartimos y eso es lo que cuenta.

—Me siento muy afortunada ¿Sabes?—suspiró—Tengo el mejor amigo del mundo y el novio más apuesto de él—rió—Además del trabajo que quería.

Agregó. No sabia porque me sentí culpable cuando ella dijo "el mejor amigo del mundo" y celoso cuando dijo "el novio más apuesto de él". Sonreí y la abracé. Si había una amiga excelente, esa era Grace. No yo.

—Tengo que dormir, Grace.

—¡Ay no!—exclamó como niña pequeña—¿No vas a cenar?

—Estoy cansado.

—¡Vamos! Cena conmigo, ya van varias veces que me dejas cenando sola—hizo un puchero y me reí.

—Está bien. ¿Qué cenamos?

La sonrisa de Grace se expandió alegre por su rostro.

(...)

Miré a través de la ventana el cielo completamente oscurecido y conté las escasas estrellas que había esa noche. Miré luego el reloj, iba a ser la una treinta de la mañana y yo aún no podía dormir. Me acurruqué entre la cobija y suspiré. Ni podía seguir ignorando a la fierecilla dentro de mí, porque sus pensamientos ya no iban en total desacuerdo con los míos. Pero aún conservaba un poco de cordura en alguna parte de mi cabeza que me decía que no podía enamorarme de Win. Era tan intocable como el fuego bajo la sartén, tan prohibido como romper alguna ley de la constitución, era el novio de mi mejor amiga y yo debía de brincar hacia atrás los pasos que no debí de caminar. Apabullado y con la cabeza llena de pensamientos ilógicos logré dormir esa noche.

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora