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—Claro, si—sonreí también.

Aunque fingidamente.

—Encontes...—vaciló—¿Estamos bien? Digo, somos amigos, ¿Verdad?

Amigos. La palabra rebotó en mi mente como pelota de ping pong. Me dolió.

—Claro, amigos—esbocé una tenue, apenas visible sonrisa.

—Genial—su sonrisa se volvió amplia.

—¡Bright, Win! ¿Por qué se quedaron allí?—Grace salió de nuevo a la vista y nos tomó de la mano a cada uno, llevándonos con ella—Bright, vu unos trajes preciosos, te encantarán.

Me dijo animada. Le sonreí, fingiendo entusiasmo.

Nos llevó hasta el donde la tienda, en donde ella ya había hecho selección de tres vestidos, uno en verde, otro en morado y el último en vino tinto.

—Ve y escoge algún traje que te guste, Bright, anda—me insistió y me señaló un apartado con varios trajes.

Me giré a ellos y comencé a pasar la mano sobre cada uno, distraídamente. Rojo, negro, blanco, rosa. Los colores pasaban por mi mente, pero nada más, porque en realidad no le estaba prestando atención alguna al diseño.

Amigos. Aquella conclusión de él me decía que ese era nuestro destino, nada más. Si yo tenía sueños, esperanzas o cualquier tipo de especulación acerca de una posible relación futura, tenía que echarlas a la basura. Nada iba a pasar, nunca, sencillamente porque él era el novio de mi mejor amiga.

—Creo que el negro se te vería estupendo—dijo a mi lado, haciéndome volver a la realidad, pero aún manteniéndome perdido en las capas de terciopelo de su voz.

—¿Cómo?—pregunté, atolondrado.

—El negro—señaló un maniquí portando un precioso traje, en color negro. Me acerqué a él, sumamente atraído y Win me siguió—Se te vería estupendo, como la camiseta que tenías el día que salimos con mi hermano, ¿Recuerdas? Además, es mi color favorito—añadió.

¿Qué si lo recordaba? Lo que me sorprendía era que él lo hiciera.
El traje era realmente precioso, así que me lo probé mientras que Win esperaba sentado afuera.

—Se te ve hermoso—dijo Win, cuando Grace le preguntó que tal, entre tanto que yo me esforzaba por meterme en el pantalón del traje, torpemente.

Me pregunté que color era ahora el vestido que Grace vestía, ya que se habua probado primero el vestido en tinto. Corrí la cortina y salí del vestidor cuando por fin logré acomodarme en el elegante traje. Grace y Win me miraron, asombrados.

—¿Me veo tan mal?—pregunté, un poco cohibido ante ambas miradas de alucinación.

—¿Mal? Dios, Bright, el traje es hermoso, te ves genial—me dijo Grace acercándose a mi.

—Te queda perfecto—musitó Win, como un pintor admirado de su propia obra.

—¿Dónde encontraste el traje?—me preguntó maravillada.

—Pues, Win... me ayudó a encontrarlo—admití, aunque debería de haber dicho, "Win lo eligió".

—¿En serio?—se sorprendió —No tienes malos gustos, Win.

—Gracias.

Me sentí muy observado así que decidí hacerle fiesta al vestido que Grace usaba.

—Tu vestido es... precioso—dije—Morado, claro. Tu color favorito.
Dijo y después rió.

Era un vestido sencillo pero lindo, en tono morado, en corte princesa y unos tirantes que lo ataban al cuello.

—¿Te gusta?—preguntó Grace.

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora