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—¡Oh allí están!—exclamó Grace y corrió a abrazarnos a Win y a mí.

Me quedé quieto, confundido.

—Bestia, ¿Por qué no te llevaste tu celular?—me dijo—Win, ¿Por qué no respondías el tuyo?—inquirió.

Más que una amiga que se sintiera engañada o especulando alguna artimaña parecía una madre preocupada, como cuando sus hijos no llegan a cada y pasa de la media noche. Me sentí más culpable que antes.

—Lo siento, amor—dijo Win, y en la ultima palabra el corazón me dolió—Llevé a Bright a la feria, ¿Recuerdas que me contaste que jamás había ido a una? Bueno, quise hacer algo realmente lindo por él—me miró y sonrió, pero con una de esas sonrisas que te dan los amigos, expansiva y sin rastro alguno que me hiciera confundir—Y además, pase a saludar a Tay, recuerda que hoy es su cumpleaños. Por cierto, te mando saludos.

Se acercó a Grace y besó su frente.

Capté la escena desde muy cerca y el corazón aún encogido en alguna parte de mi pecho, se sacudió violenta y dolorosamente. Grace se tranquilizó.

—Pero debiste al menos avisarme, amor—musitó y se alzó en puntillas para besar a Win en los labios. Ya no pude mirar más, bajé la cabeza y me retiré con rapidez hasta llegar a donde Gun estaba, quien se encontraba también con la mirada gacha. Esa escena le lastimaba tanto como a mí—Pero, ¿Te divertiste, Bright?

Me preguntó Grace, con una sonrisa sincera cuando se hubo desocupado de los labios de su novio.

—Si, aunque Win casi muere arriba de una montaña rusa—dije aparentando que todo estaba bien.

Grace soltó una gran carcajada, miró a Win y luego a mi.

—¿Lo hiciste subir a una montaña rusa? ¿Como lo lograste? Yo lo he intentado tantas veces y siempre dice que no.

Me dijo sorprendida y divertida.

—Supongo que tengo el don del convencimiento—dije encongiéndome de hombros, fingiendo que no me afectó el comentario.

Miré los mimos que ellos se hacían y me sentí mal, sin hablar ya del tan lastimado bombeador de sangre bajo mi pecho. Gun me codeó y me hizo seña de que nos fuéramos de ese lugar. A ambos nos lastimaba. Le tomé de la muñeca y le dirigí hasta mi habitación.

Cuando cerré la puerta entonces supe que la atención de ambos estaba en nosotros. Lo último que quería era que Grace y Win pensaran mal acerca de mi y de Gun, pero tenía el corazón demasiado adolorido como para detenerme a pensar en otra cosa. Gun se sentó en mi cama y yo me quedé recargado en la puerta. Ambos nos miramos por un largo instante, como si nos comunicarámos con los ojos. Hasta que él rompió el silencio.

—Me imagino que te divertiste mucho—dijo.

—Como nunca—admití y me retiré de la puerta para sentarme a su lado—¿Y qué hay de ti? ¿Por qué estabas con Grace?—sonrió.

—Bueno, al no encontrarlos a ustedes aquí, me llamo a mí, y tu sabes que no desaprovecharía alguna oportunidad para estar con ella y tampoco iba a dejarla sola—confesó.

Me tumbé sobre la cama, suspirando.

—¿Te confieso algo?—musité.

Gun se giró sobre su asiento y me miró desde arriba.

—Dime.

—Amo a tu hermano—susurré, como si ellos pudieran oírme.

Gun rió.

—Cuánto lo siento—me palmeó la pierna, cerca de la rodilla.

(...)

Conforme pasaban los días, la culpa no desaparecía sino que, por el contrario, iba aumentado.
Caminé por las calles que ya conocía para llegar hasta el laboratorio de fotografía, donde se encontraba una de las pocas personas que sabían comprenderme y ayudarme. Aunque esta vez hablar con Mew no sería tan sencillo ya que Gulf me acompañaba. Se ofreció en seguida cuando me encontró en el pasillo del edificio y supo que me dirigía para acá.
Le miré.

—¿Lo invitarás a salir?—pregunté.

—¿Crees que diga que si?—dijo nervioso.

—Por supuesto que si—reí.

—¿Crees que le gustó?—pregunto.

—Eso... averígualo hoy—dije.

Cuando llegamos, Gulf se plantó detrás de mi, como un niño totalmente tímido, pero los ojos de Mew brillaron al verle.
Me hice a un lado para no obstruir su vista y la sonrisa entre ambos decía más que mil palabras.
Me aclaré la garganta, haciéndome notar. Mew me miró al instante.

—Oh, Bright, hola. ¿Nuevas fotos?

Le sonreí dándolo por hecho. Les dí la oportunidad a Mew y a Gulf de hablar y esperaba a que Gulf realmente lo invitara a salir, mientras que yo me encontraba revelando las fotografías.

Cuando terminé, las puse en una poma y las miré una por una.

Eran como veinte fotografías, y la mayoría tenía una cosa en común. El rostro hermoso de Win. Se me había vuelto como una obsesión retratarle, era como para guardar el recuerdo o al menos tener una prueba de que los momentos a su lado habían sido reales.
Miré la hora en la pantalla de mi móvil, eran las seis con treinta y cinco minutos. Tenía dos opciones a elegir, una era quedarme aquí con Mew y Gulf y así, no alimentar a este sentimiento con la compañía de Win; la otra era apresurar el paso para alcanzar a llegar al departamento y encontrarle, porque ese sentimiento quería ser alimentado.
La figura masculina de Mew entró al pequeño cuarto de revelado y me hizo pegar un brinco.

—¡Gulf me invitó a salir!—me dijo entusiasmado.

—¿En serio? Genial, ¿para cuando?—pregunté.

—Para hoy—sonrió—En cuanto cierre nos iremos.

—Oh—entonces ahora ya no tenía opción que escoger—Genial.

—¿Hablaremos otro día?—preguntó, lamentándose por no poder hacerlo hoy.

—Seguro. Hay mucho que tienes que saber, pero sirve que así me cuentas tu también—insinué.

—Gracias—la bonita sonrisa de niño se expandió por su rostro.

Recogí mis cosas y guardé las fotografías en un sobre amarillo como el que había utilizado la primera vez, me despedí de los chicos y salí apresurando el paso para llegar al departamento.
Cuando por fin logré visualizar el edificio, me percaté del Mercedes blanco que se estacionaba delante de él.
El corazón me latió más rápido.

Aún no eran las siete, ¿Por qué Win había llegado ya? Mi móvil sonó en el bolsillo de mi abrigo y con la mano libre lo tomé y contesté a la llamada sin siquiera ver quién era.

—¿Hola?

—Bright, ¿Dónde estás?

La voz del otro lado me dejó el corazón pasmado para luego hacerlo latir tan fuerte, de una manera errática.

—Voy llegando al departamento, ¿por qué? ¿Ya estás allí?—logré articular.

—Si, date prisa, tengo algo que mostrarte—me dijo y luego colgó.

¿Algo que mostrarme? ¿A mí? Hice que mis pies casi corrieran, aún cuando me faltaran menos de quince metros para llegar a la puerta del edificio. Entonces pude darme cuenta del poder que tenía Win sobre mi. Si me decía ven, yo iba sin dudarlo.


[...]

Alguna vez han tenido un amor prohibido?? 👀

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora