07

2.5K 357 10
                                    

—Emm... no—el color se me subió al rostro al haber sido descubierto en mi análisis visual de aquella maravilla que era su rostro.

Después de un silencio incómodo, en el acomodo de ideas, nuevas sensaciones y miles de cosas que que hacían que mi estómago se moviera, una luz llegó a mi razón y pudo conectar con mi lengua y hacer salir mi voz.

—Amm... me decías que Gun había aceptado. ¿Cuándo sería?—dije.

—Bueno, si quieres, mañana mismo—comentó animado.

—Mañana... ¿Pero qué tal si le dan el trabajo a Grace?

—Buen punto, entonces sería quizá hasta el domingo.

—No falta mucho, de todas formas—dije, sabiendo que mañana era viernes.

El mozo llegó y colocó los platos delante de nosotros. El olor a queso fundido de la lasaña se adentró en mi nariz y mis tripas rugieron. La sonrisa de Win apareció fugaz en sus labios y el rubor tímido en mis mejillas también.

Mientras comíamos saqué varias fotografías del lugar y justamente como la vez anterior, el rostro de él apareció furtivo entre algunas.

No sabía que pasaba, no sabia porque cada vez que Win hablaba me maravillaba tanto, no sabia tampoco porque cuando me miraba algo se removía en mi estómago, ni tampoco sabía por qué cuando mencionaba mi nombre me sentía especial. Eso me obligó a pensar en Grace y sin saber tampoco porque, me sentí culpable de pronto.

Todos mis intentos por hacer que él no pagara mi comida fueron en vano.

—Yo te invité, quiero hacerlo. Tu pagas la próxima vez.

Terminó por decir y antes de que yo le refutara algo tendió el dinero sobre la mesa.

Me llevó de regreso hasta el departamento de Grace, mientras que la fierecilla rogaba encontrar alguna manera de extender el tiempo y si era posible hacerlo parar. Aquello me daba miedo, porque yo también lo deseé.

Cuando llegamos, él subió conmigo, encaminando sus pasos junto a los míos.

—Espero que a Grace le hayan dado el trabajo—dije mientras mis pies medio cansados, subían desganados los escalones del edificio.

—Yo también. Sueña con eso desde hace tiempo—concordó.

—Exacto, sé que la haría bastante feliz estar dedicando su tiempo a algo que le gusta bastante hacer—sonreí.

Abrí el departamento y oí el chasquido de la llave al quitar el seguro, entonces Win siguió mis pasos y se adentró también. Una rara combinación entre la extrañeza y la emoción creció repentimanere en mi fuero interno. Me le quedé mirando cuando cerró la puerta.

—Son las tres treinta, seguro que le dieron el empleo—dijo, observando el reloj que colgaba de la pared

—¿Tu crees?

Pregunté mientras sentía a la fierecilla celebrar de emoción y no precisamente por una buena razón.

—Si, ¿Te molesta si la espero?—preguntó, jugando con una manzana que había tomado de algún lugar en la cocina.

—No, por supuesto que no, siéntate.

La fiera celebró aún más, el tiempo con Win se me había expandido, al menos hasta que Grace llegara. Esa última idea no le agradó del todo a la fierecilla.

El día terminó, Grace había llegado pasadas de las cinco de la tarde anunciando jovialmente a su nuevo empleo y Win, luego de tres horas se había marchado. Ahora yo me encontraba en la cama, como en la noche anterior; haciendo un análisis del día transcurrido y trayendo a mi mente aquel perfecto rostro, maravillándome al recordarlo.

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora