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Me estaba confundiendo horriblemente, estaba entre el sí y el no acerca de descifrar sus sentimientos hacía mí. Juro que no lo entendía.

Cuando me senté, los miré acomodados en la pista, bailando una canción y no una melodía, aunque era igual de lenta.

Tenia que deshacerme de inmediato de todas mis especulaciones, de todo tipo de pensamiento en el que Win estuviera involucrado. El no debía de estar rondando en mi cabeza, vagando junto a las fantasías implacables que se desataban con cada mirada o tacto suyo.

Volví a prestar atención a ellos. Eran la pareja perfecta, sin duda. Y aunque estaba terriblemente confundido con el actuar de Win, si tenía una cosa en claro... no permitiría que jugara conmigo, ni mucho menos con Grace, y por supuesto, tampoco que le rompiera el corazón.

—¿Vuoi ballare con me?—la voz de un joven de cabello castaño, algo alborotado me hiciera mirarle.

Me tendía la mano, como Win lo había hecho antes. Pude adivinar entonces, que me pedía un baile. Pero no tenía muchas ganas de bailar.

—Lo siento, no hablo italiano—dije, sonriéndole.

—Oh, si parla tailandés. Si prega di ballare con me—no sabia que había dicho, pero no quitaba la mano extendida hacía mi.

Miré hacia la pista de baile, Grace y Win seguían allí, moviéndose al sonido de la música. Yo no tenía que quedarme aquí sentado, abandonado, además el muchacho que me pedía un baile, era apuesto. Sus ojos cafés y sus labios rosados. Sus ojos cafés y sus labios rosados y rellenos me recordaron en cierta parte a Win.

—Qué más da—farfullé y me levanté de la silla, aceptando la invitación de baile.

Él me sonrió y me condujo hasta la pista, en donde al instante atrajimos la atención de la pareja a mi lado. Grace y Win.

Ella me sonrió, mientras que él frunció el ceño, ¿Y ahora qué pretendía? ¿Quería tenernos a ambos para él nada más? Pues estaba muy equivocado, aún así me doliera en lo más profundo de mi alma, el sólo sería de Grace, nada más.

Les di una sonrisa de autosuficiencia, sintiéndome orgulloso no sé de qué. Y volví mi mirada al chico que bailaba conmigo, mientras que la mirada de Win no se despegaba de mí.

(...)

No podía conseguir pegar los párpados después de esa noche, daba vueltas y vueltas en mi cama, siendo la una de la madrugada, apenas había pasado una hora y media desde que habíamos llegado al departamento.

Exhale agobiado y me levanté por un vaso de leche, para ver si así conseguía que el sueño se compareciera de mi. Serví el líquido blanco en un vaso y luego de darle un sorbo, escuché un murmullo en la habitación de Grace. Curioso me acerqué a su puerta, con paso sigiloso, seguro estaría hablando dormida. Cuando estuve detrás de la puerta, alcancé a percibir su voz perfectamente sobria, sin atisbo alguno de somnolencia, hablaba con alguien, pero, ¿a éstas horas? ¿Con quién?
Agudicé el oído, queriendo encontrarle sentido entendible a su murmullo.

—Es que no sé que pasa, Gun. Siento que no va muy bien...

¿Gun? ¿Estaba hablando con Gun? ¿Qué era lo que no iba bien? ¿No sabía qué cosa? Las preguntas comenzaron a formularse en mi cabeza por si solas.
Pero decidí mejor darle privacidad, a fin de cuentas esperaba que me contara mañana.

(...)

Los desgraciados rayos del sol que se colaban por la ventana, iluminaron lo suficiente mi habitación como para hacer que despertara. Me revolví entre las sábanas y miré la hora cuando abrí por completo los ojos, iban a ser las once de la mañana. Me estiré haciendo que algunos huesos me tronaran, parecía un anciano, luego le abrí el paso a un bostezo.

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora