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El dolor de cabeza se había esfumado por completo, pero el dolor en mi corazón seguía estancado y se movía como la hoja de un cuchillo afilado.

Mis maletas estaban hechas sobre la cama, la habitación había quedado tal cual la había encontrado cuando llegue. Vacía.

Iban a ser las seis de la tarde, pero el tiempo ya no importaba, a mí se me había acabado la estancia aquí, y cada movimiento de la manecilla del reloj me lo recordaba. Tomé mi abrigo y fui con Mew, al menos él tenía que saber que me iba.

Caminé con paso desganado, era como si los pies me pesarán toneladas, las manos se me congelaban, sin siquiera haber tanto frío.

Llegué hasta el laboratorio pero esta vez, no había fotografías que imprimir, sino una triste noticia que dar. Crucé la calle, tratando de respirar, no sabía que tan difícil podría ser decirle adiós a las personas que aprecias y más, si sabes que para volver a verlas pasará mucho tiempo, si es que sucede.

El rechinido de la puerta de entrada se escuchó cuando la abrí y la masculina figura de Mew se posó en mis ojos. Me dieron ganas de llorar en cuánto lo vi sonreírme.

—¡Bright, hola!—me saludó con esa alegría tan angelical en él.

Quise sonreír pero una traicionera lágrima fue lo único que salió. Me dolía bastante decirle adiós a una persona tan fantástica como él.

—Oh, solecito, ¿qué sucede?—llegó hasta mí en un rápido andar y me abrazó.

—Vengo a despedirme—musité.

—¡¿Qué?! ¿A dónde vas?

—Vuelvo a Bangkok—confesé.

—¡¿Qué?!—la expresión se le contrajo de desconcierto.

—Tengo que irme, Mew. Ya no tengo nada más que hacer aquí.

—Pero... ¿por qué?

Respiré hondo, ahí iba otra vez la historia, la dolorosa y triste historia del porqué me iba.

—Anoche me embriagué y besé a Win—dije, no quería darle mucho detalle al asunto.

—¡¿Hiciste qué?!—

Sus ojos se abrieron desmesuradamente y llevó sus manos a su boca para contener el grito de sorpresa.

—No me hacías recordarlo, soy el peor amigo del mundo—sollocé.

—Vaya—murmuró—No puedo creerlo—se quedó en silencio—Y... ¿Cómo estuvo?

—¿Qué cosa?—inquirí confundido.

—El beso.

—¡Suppasit!—farfullé escandalizado.

—Lo siento, pero es que... en serio no puedo creerlo. Quiero decir, me sorprende que haya sucedido algo así, Win tiene novia ¿no? Y tú... bueno, tú jamás hubieras querido herir a tu mejor amiga ¿verdad?

—Es lo único que me duele, Mew. Que la traicioné.

—Si pero... ¿seguro que es eso lo único?

—¿Qué quieres decir?

—No lo sé—se encogió de hombros—¿No te duele dejar a...? Tú sabes.

—Win—me tembló la voz y Mew asintió—Si te digo que no, te mentiría. Lo amo.

—¿Y qué vas a hacer? ¿Tú crees que irte arreglará las cosas?

Me reí.

—Sabía que intentarías hacerme cambiar de opinión, pero ya no hay vuelta atrás, Mew. Me voy.

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora