Win Metawin

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Contemplé por un rato a la feliz pareja de pie junto al altar y luego mi mirada revoloteo hacia el bello chico que estaba sentado a mi lado. Los recuerdos salieron a florecer en mi cabeza, haciéndome vibrar por la nitidez con la que se proyectaban.

Mientras el ministro hablaba uniendo a la pareja frente a él, recordé las palabras de Grace el año pasado, me golpeaba el pecho con fuerza y rencor, mientras me miraba con sus grandes ojos cafés y lloraba sin contenerse. Me partía el alma verla así.

¡Vete tras él entonces!—me decía—¡Alcanzalo porque el amor de tu vida se te escapa!—me golpeo por doceava vez el pecho.

—Grace—musité.

—Debí darme cuenta antes—gritaba—¡Nos hubiéramos ahorrado todo esto!—manoteó cansada.

—En ningún momento te engañe, Grace—expuse—Bright me robó un beso, pero estaba ebrio, Grace.

—¡Pero tú no!—exclamó con voz ronca—Además, el que haya estado ebrio o no, no quita el hecho de que se haya enamorado de ti—señaló el papel sobre la mesa, arrugado violentamente—¿Y sabes que es lo peor?—sollozó—Que tú, perfectamente sabes que te enamoraste también... de él. De mi mejor amigo.

—Grace...—quise acercarme, abrigarla en mis brazos para que de alguna manera cesará su dolor, pero me quede a distancia, sabiendo que después de mi confesión, no serviría de nada—Nunca quise hacerte daño—expliqué—Simplemente... no pude controlarlo.

Recordé entonces el primer día que descubrí que sentía algo por Bright, o mejor dicho, acepté que sentía algo por él. Aquella vez que veía una película de terror y que de cierta manera, sin explicarme como, quería protegerlo entre mis brazos y luego, jamás dejarlo ir. Con el paso del tiempo me di cuenta que me gustaba pasar tiempo a su lado, pasar las horas en su compañía y hacer chistes tontos de cualquier cosa.

—¡Pero pudiste decírmelo!—las palabras de Grace continuaban—No había necesidad de que me hirieras de esta forma—sollozó de nuevo—Pero soy la estúpida ¿sabes? Debí darme cuenta, por como mirabas a Gulf cuando se le acercaba, le hablaba o lo besaba.

Mi rostro se endureció al recordarlo. Era una furia devastadora, una inquietud por querer alejarlo de Gulf cuando este se le acercaba. Algo en que en ese momento me inundaba de pies a cabeza y no podía explicarme la razón. Ahora lo sabía.

Volví a perderme en el recuerdo, en la escena de aquel día gris.

Me encontraba inmovilizado en el centro del departamento de Grace, después de haber parecido un idiota y sentirme como uno. Viendo a Gun parado en la puerta y a Grace entre sus brazos, sollozando en su pecho. Entonces, solo entonces, me di cuenta que yo había sido igual de ingenuo que Grace, ahora comprendía quien era la persona a la que Gun amaba y porque es que nunca me lo dijo. Estaba de pie ahí mirándome con la compresión de un amigo, con el dolor de un hermano, mientras Grace lo apartaba lejos, llevándoselo consigo como el único apoyo con el que contaba.

—Acepto—musitó el novio, mirando fijamente a su futura esposa y sonriéndole, haciendo que mi mente volviera al presente.

—Y tú, Grace Primrose, ¿Aceptas a Gun Atthaphan como tú futuro esposo?—preguntó el ministro.

—Acepto—respondió ella.

Bright se levantó de la silla y sacó su cámara fotográfica. Lo miré desde abajo, sentado aún.

Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora