Maratón 1/3
—Del que le hablaste a Gulf hoy, sobre tu amigo...
—¡Oh! Eso, amm...—recordé mi pequeña mentira y rebusqué algunas palabras para formar la respuesta que el me pedía—Bueno, como tu dijiste, ya no importa, ya se quedó allá—me preguntaba si había notado mi nerviosismo.
—¿Te has enamorado alguna vez?—su mirada se clavaba en mi rostro con intensidad, haciendo que mi corazón se trabara en sus latidos.
—Existió un chico, Mark—expliqué—Pero, no funcionó.
Me encogí de hombros.
—¿Por qué no funcionó?
—Bueno, éramos muy distintos. Yo amaba la fotografía, todo el arte y él... no era muy observador que digamos—reí—Pero era un buen chico.
—¿Entonces buscas a alguien con quien puedas congeniar?
—No lo busco, Win. Tengo algo así como una creencia de que él solo llegará.
—El destino.
—Quizá—me encogí de hombros.
—Dime, Gulf es...—parecía como si luchara con las palabras para encontrar las adecuadas—Bueno, se nota que te llevas muy... muy bien con él. ¿Te gusta?
Sin embargo, parecía también apenado por su pregunta.
La fierecilla se emocionó al oír la pregunta que esperaba. "Dile que sí, dile que sí ", me decía, pero la ignore mandándola al rincón de donde había salido.
—Gulf es... es un gran chico. Pero...
—Tú le gustas—me interrumpió.
—No creo gustarle más que Mew. Y la respuesta es... que quizá me agrade un poco, pero, me quedo como su amigo.
—Eres sincero—esbozó una delicada sonrisa—Y quiero conocer a ese chico, Mew. Me hablas de él y no sé siquiera quién es.
—Es el chico del laboratorio de fotografía. Un día te llevaré.
—¿Prometido?
—Prometido—reí—Siguiente pregunta.
—¿Qué te contó Gun el otro día?
—¡Tramposo!—negué con la cabeza riendo—No te voy a decir, no seas curioso Metawin.
Me miró y enarcó una ceja.
—Perdón Win—sonrió—Y no te diré.
—¿Tiene algo que ver conmigo?
—Contigo, conmigo, con Gulf, con todos—divagué—Última pregunta.
—¿Ya es la última?
—Así es, curioso—asentí.
—Esta bien. Bueno, tu conoces a Grace mejor que a nadie y me conoces bastante también a mi, ¿Cierto?—asentí—Bien. ¿Crees realmente que Grace y yo...? No, ya sé, ¿Crees que Grace es lo mejor para mí y yo para ella?
Abrí los ojos, ¿Qué? ¿Ahora dudaba? ¿Y me preguntaba a mi?
—Bueno mira—balbuceé y me humedecí los labios, repentinamente secos—No se trata de lo que opine o lo que la gente diga, aunque tu los has oído, dicen que ustedes son la pareja perfecta, pero te repito, los comentarios de la gente no importan, lo que verdaderamente importa es lo que tú y ya sienten. Si la amas y ella a ti, ¿Qué importa lo demás?
Tenía la mirada baja al igual que la cabeza que ligeramente se inclinaba hacia abajo.
—Gracias—Musitó.
—Cuando quieras Win.
Levantó la mirada de pronto e hizo que me corriera hacia atrás por el repentino movimiento.
—Tengo que irme, discúlpame con Grace ¿Si?—se levanto del sofá y caminó hasta la puerta.
—¿Por qué te vas?—inquirí, desorientado, aún sentado sobre el sillón.
—Las preguntas se acabaron—sonrió—Hasta mañana Bright.
Y salió por la puerta. Dejó la habitación vacía y a mi en ella. Cuando lo capte, pude distinguir también un fiero deseo de mantener su presencia aún allí, conmigo. Giré sobre mi asiento y mire la rosa sobre la mesa, suspire. Salí disparado a mi habitación y rebusqué en el cajón inferior de mi buró aquellas fotos con el rostro del ángel. Me quedé sentado en el suelo de la habitación, recargado en uno de los lados de mi cama, mirando lo que tenía en las manos. ¿Qué era eso que sentía en mi estómago? ¿Por qué el corazón se me aceleraba cuando no debía? ¿Por qué... sentía que Win me gustaba? Era sumamente atractivo, sin duda y sensacional también. Estar a su lado era como no querer que el tiempo avanzara querer detener las manecillas del reloj y mandarlas en sentido contrario. Su mirada angelical era como la fábrica de luces para navidad. La sonrisa que miraba en su rostro me llena de algo que me es inexplicable. Él de alguna forma me hace recordar lo que es sentir, saber que uno existe
Win, Metawin, como sea, el nombre es lo de menos, porque ahora me invadía una angustia palpable que me comenzó a cortar la respiración y hacia que las manos desprendieran sudor frío.
No. Yo podía fijarme en cualquier chico, cualquiera. Excepto en uno. Arroje las fotografías dejándolas desordenadas por todo el interior del cajón y lo cerré abruptamente. Yo no podía fijarme en Win.
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Manual de lo prohibido ▪︎WinBright▪︎[adaptación]
أدب الهواةÉl, algo parecido al príncipe azul de los cuentos de hagas. Ella, la mejor amiga con la que deseaba toparme desde los seis años, única e incondicional. Decían que era la chica perfecta para él. Yo, situado justo en medio; enamorado del novio de mi m...