Capítulo 4

1.6K 64 2
                                    

O S L O

Primera palabra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Primera palabra.

—¡Mierda!

Me levanté del suelo con una resaca que te cagas y de mal humor para terminar, lo bueno de esto es que llevo toda la ropa encima, lo malo es que la espalda me duele a morir al igual que el resto de mi cuerpo —pero como no, si dormí como vaga—. Lo raro es que teniendo mi habitación y sofá solo a mí se me ocurre hacer eso, pero bueno ya esta. Caminé tambaleándome ya que soy torpe y no es buena idea ponerte de pie de golpe cuando te acabas de levantar y encima con la resaca que llevo. Seguí hasta mi alcoba donde me dejé caer en mí cómoda coma sobre un cuerpo blandito... un cuerpo, ¡¿un puto cuerpo!?

—¡Me cago en dios! ¡Pero que coño! —grité.

Me levanté de nuevo un poco asustada y tocando el cuerpo con mí dedo índice como si este tuviese lepra, lo peor es que estaba blandito, un cadáver no creo que sea estaría frío, un gordo como el que se metió una vez a la habitación de Rubén en Miami probablemente, Rubén... pues claro, ya decía yo.

—Rubén, hijo de puta ¡levántate ya! —grité con fuerza pero este ni se movió.

—No grites, que me duele la cabeza como no tienes idea.

Esa voz...

Salté en mi lugar al escuchar a Rubén detrás de mí. Estaba recargado en el marco de mí puerta con el pelo echo mierda y solo llevaba unos calzoncillos.

—Si tu estas aquí, ¿quién es ese? —dije en un susurro apuntando hacía la cama.

Rubén parece que por fin despertó porque abrió los ojos de par en par y corrió hacia la cocina. Poco después llegó con dos sartenes uno más grande que el otro, me tendió el grande y yo lo tome con rareza.

—Yo le pego primero, si se vuelve a mover le das tú —dijo susurrando.

Asentí y este camino de puntillas hacia mí cama, donde con el mango de la sartén retiró un poco de la cobija y le dejo las piernas al descubierto.

—¡Jo! Que huele a pies —dijo Rubén tapándose la nariz.

Estuve a punto de descojonarme pero no lo hice. Rubén o más bien dicho el gilipollas este estaba por darle al tío este cuando se movió y dejo salir un gemido, Rubén al instante dejo caer el sartén al suelo y salió cagando hostias.

Hombres de armaduras doradas, una mierda...

Me acerqué al cuerpo poco a poco y sujete con mas fuerza el sartén, cerré mis ojos de golpe y estampé con fuerza la sartén en el cuerpo. Escuché un grito de dolor y abrí mis ojos encontrándome con un Mangel confundido.

—¡Tío! ¿Pero que pasa? —dijo enojado.

Solté la sartén de golpe y corrí a abrazarle ya que menudo golpe le había dado en el culo. Este aún confundido no me correspondió el abrazo.

—Fue idea de Rubén no mía —dije a la defensiva.

—No te preocupes Anne, que yo me arreglo con Rubius —dijo con su acento característico. 

Asentí y me puse de pie para ir al salón a echarme en el sofá porque quería dormir el resto del día aun todo me daba vueltas y el estomago me dolía, además de que aún tengo toda jodida la espalda.

Al final todo esto había pasado porque cuando llegamos de fiesta Mangel se quedó a dormir con nosotros y como Rubén se puso de nena no dejo dormir a su mejor amigo en su cama así que le ofrecí mí cama —eso no lo aria en mis cinco sentidos—, y me quede a dormir en el sofá pero como soy imbécil me caí de este y amanecí en el suelo.

—No le dejaría mi cama a nadie, sigo sin entender —bufé.

—¿De nuevo hablando sola? —dijo Rubén burlón.

No dije nada y seguí en lo mío, Mangel después de darle un sermón de media hora a Rubén, yo comencé a hacer mis maletas ya que iría a visitar a mí familia.

Iría a Oslo, a verles, si, soy Noruega al igual que mi amigo solo que yo lo soy completamente y no como el que tiene sangre Española. Pero aun así tengo familia en ambos países pero no me hablo mucho con los que habitan en España, ya que mí padre se divorció de mi madre cuando yo era pequeña así que solo le hablo a mi padre en algunas ocasiones y normalmente paso temporadas en Noruega junto con mi madre y mi hermano pequeño.

Rubén como siempre se puso de pesado para que no me fuese pero no es que me eche de menos. Es por la comida y porque yo le hago todos los deberes pero como siempre le ignoré y al final terminó ayudándome con mí maleta, fuimos al aeropuerto junto con Mangel y me hicieron compañía e incluso estuvimos ignorando a Rubén un tiempo y este se puso celoso. Una vez fue la hora de mí vuelo me despedí de ambos y me monté en el avión, por fin tendría mis vacaciones.

Como de costumbre duermo como un puto oso hasta mi punto de llegada y una azafata tiene que ir a despertarme y termino gritándole, una vez con mis maletas en mano salí a tomar un taxi —me tomo tres horas hacerlo—, normalmente nunca vienen a por mi ya que mi madre le tiene un terror horrible a manejar a demás que no hay quien cuide de mí hermano pequeño.

Se llama Einar, tiene ocho años parece muy ingenuo pero no lo es del todo, también cuando ve conveniente es muy listo y cabe mencionar que no le agrada en nada Rubén, siempre que viene conmigo le hace de menos o le ignora, también le jode acaparando toda mi atención o incluso también yo me uno a mi hermano y ambos le jodemos ignorando le, es divertido.

Una vez llegué mi madre me recibió con un beso y un abrazo como se debe, dejé mis maletas en mi antiguo cuarto que estaba echo un desastre, tal y como lo dejé, bajé al primer piso donde mi madre metía un par de cosas a su bolso con prisa.

—Iré a por tu hermano que esta en el colegio.

—Por eso todo estaba tan tranquilo sin el enano ese —dije burlona.

Mi madre me observó molesta y rodó los ojos.

—¡Anne! Esta ansioso de verte, así que compórtate.

Sin mas mi madre salió de casa y como de costumbre me aplasté en el sofá. Una vez que estuve a punto de dormirme viendo Friends escuché a mi madre abriendo la puerta y mí hermano entró corriendo para abrazarme pero su pie se atascó con la alfombra y cayó de cara.

No diré que no me reí porque es mas que obvio que sí, mi hermano es muy fuerte mentalmente así que no se siente mal, solo me siguió el royo y se rió conmigo hasta que nos dolió el estomago y casi me ahogo. Una vez que se puso de pie camino a mi desesperadamente y me abrazó, somos muy unidos desde siempre.

—Te eché mucho de menos Anne—dijo con ternura.

Lo tomé con ambos brazos y lo elevé en el aire para después caer ambos sobre el sofá y comencé a hacerle cosquillas. Iba a hacerle hasta que se hiciera pis pero mi madre llegó con pizzas y corrimos a comer.

—Rubén no va a venir, ¿verdad? —dijo mi hermano feliz.

—No, tranquilo —reí.

—Me alegro, no quiero verlo nunca más.

Más tarde había quedado con mis viejos amigos, decidimos ir a beber como los vikingos que somos y siempre solíamos hacer cuando venia de visita del centro que está de puta madre. Nos lo pasamos bien y tal. Pero como soy yo, digamos que lo que restó del día fue una mierda. En resumen, esto fue un viaje muy chungo.

I love U, best friend | elrubius | 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora