[ Mientras esté contigo ] Mei y Yuzu (Citrus)

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- Oye Mei, talvez deberíamos ir al hospital... Lo digo en serio.

El tono en la voz de Yuzu está lleno de preocupación. Yo niego con la cabeza a su sugerencia. Es la tercera vez que lo hago en el día.

- Es solo un resfriado. - Repito.
- Pero la fiebre no disminuye - Me toca la frente con el dorso de su mano.

Está muy fría. Interiormente agradezco el contacto, pero me parece extraño, ya que Yuzu siempre está desprendiendo calor.

- Yuzu. Estoy bien.
- Yo creo que no lo estás...
- ¿Tan mal me veo? - Le pregunto en son de broma.

Ella niega con la cabeza de inmediato.

- No quise decir éso - Lo dice avergonzada.
- Lo sé. - Estornudo en el pañuelo que tengo en mi mano.

- Mei...

La veo acercarse a mi. Toma mi mano libre entre las suyas y me mira con más preocupación.

- No me voy a morir - Intento sonreír - Los medicamentos pronto harán efecto.
Deberías salir. Mira que bonita está la tarde.

Señalo con mi cabeza hacia la ventana. La luz del sol ilumina el paisaje a lo lejos y se puede ver el mar de un color azul hipnótico.
Tuvimos suerte al encontrar una habitación con una vista así.
Se ve hermoso, pero Yuzu no me hace caso en lo absoluto.

- No es lo mismo ir a caminar a la playa sin ti  - Me dice.

Asimilo sus palabras sintiendo como me alegran el corazón. Yuzu es única.
En serio la adoro.
¿Qué hice para merecerla?

-  De verdad lamento estar arruinando nuestra luna de miel. Me siento un poco culpable...
- No es tu culpa Mei. - Me dice -Además hemos disfrutado bastante. Fuimos a la playa, y a comer en muchos restaurantes, y aquel paseo en la montaña hace dos días, en que luego caminamos bajo la lluvia. Ese me gustó mucho.
- Creo que ése fue el que me hizo enfermar. Pero también me gustó.
- Es cierto...

Estornudo dos veces seguidas. Yuzu se acerca más a mi, quedando a solo milímetros de distancia.

- Te vas a contagiar.
- Harumin siempre me dice que los bobos no se enferman - Yuzu sonríe - voy a estar bien.

Se sube a la cama conmigo sentándose a mi lado. Luego se da golpecitos en las piernas, indicándome que me acueste en ellas.
Ella está sonriendo, y eso me puede.
Yuzu tiene la sonrisa más hermosa. Simplemente no puedo negarme a sus peticiones.

Así que le hago caso. Aparto un poco las sábanas y me recuesto en sus piernas quedando boca arriba.
Quiero poder mirarla.

Casi de inmediato Yuzu me acaricia la cara. Sus manos ya desprenden calor otra vez. Cierro mis ojos disfrutando de la sensación. Me gusta mucho sentir cuando me toca.
Con dulzura ella aparta mi cabello de la frente y lo hace hacia atrás. Luego se inclina y me da un beso en la frente, nariz y mejillas.
Son besos dulces que me provocan un escalofrío en todo el cuerpo.

- Talvez mañana podamos salir - Murmuro -
- No hasta que estés completamente mejorada.
- ¿Y si no mejoro del todo?
- Bueno, veremos el atardecer juntas desde aquí. ¿Que te parece?
- Sí me gustaría.

Alzo mi mano libre y toco el rostro de Yuzu con ella. Yuzu suspira.

- Mei, desde este ángulo te ves muy bonita.
- Tú también. Me gustaría besarte justo ahora.

Yuzu se sonroja. Incluso yo me siento avergonzada por mi sincero deseo.

Después de la boda, he estado tratando de ser más honesta con lo que siento. Ya no quiero ocultar nada, muchos a menos a ella, a quién amo con todo mi corazón.
Yuzu lo merece. Y me hace sentir bien al fin poder expresarme correctamente, y luego observar sus reacciones.
Todo se ha convertido en un nuevo mundo para mí. Ha sido difícil, pero estoy más que feliz y es gracias a ella.

- Si quieres puedes hacerlo - Me dice seriamente.

Me doy media vuelta y rodeo su cintura con mis brazos. Hundo mi rostro en su abdomen y ahí me quedo; abrazándola, aspirando el olor que desprende la tela de su blusa y sintiendo la típica calidez que emerge de su cuerpo.

- Yuzu. Soy muy feliz justo ahora.
- Yo también.
- Me gusta mucho ser tu esposa.
- A mi también Mei, es un sueño hecho realidad.
Solo mira esta sonrisa - Volteo a mirarla. Ella se señala los labios con los dedos - Simplemente no desaparece. Temo que se quede así para siempre.

No puedo evitar reír.

- Tu risa en serio es muy hermosa.
- Solo tú la conoces...
- Es un hermoso privilegio el que tengo... Muchas gracias.

Nos miramos a los ojos. Los suyos, verdes y risueños desbordan tanta ternura que temo derretirme.

- No podemos - Le digo de pronto al incorporarme. Cojo otro pañuelo desechable y lanzo el anterior en el cesto de basura. Estornudo una vez más.
- ¿Ah?
- No podemos besarnos ni hacer algo más placentero como los otros días.

El rubor tiñe de rojo su cara. Incluso hasta las orejas.

- ¿Qu-quien dijo algo de hacer cosas?

- Me estás haciendo ésos ojitos. - Le digo sonriendo un poco al ver su reacción.

- Yo-yo no...

Es muy hermosa cuando actúa con timidez, por eso me lanzo a sus brazos olvidándome por un momento del resfriado. Necesito hacerlo. Necesito abrazarla.
Ella me envuelve en sus brazos con fuerza, y luego me suelta, para tomar mi rostro entre sus manos y besarme.

Yuzu al final también se enferma.
Prácticamente estuvimos las dos resfriadas toda la luna miel, pero a ninguna le importó mucho en realidad, porque estábamos juntas.

Ya fuera solo hablando en el cuarto, riendo al ver una película o simplemente acompañándonos, y cuidándonos; mientras estemos la una junto a la otra,
¿Qué importa todo lo demás?

Relatos Yuri ( ꈍᴗꈍ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora