Relatos Yuri ( ꈍᴗꈍ)

[ Dime que sí pt 2 ] Harumi y Yuzu ( Citrus )

Felicidad. Entera y genuina felicidad.

¿Hace cuánto que no se permitía sentirse así? ¿Hace cuánto tiempo que ansiaba este momento de paz interior?
Deseaba deshacerse del pesado nudo en su garganta, quería reír sin terminar llorando o al fin poder dormir sin los recuerdos o pesadillas que la atormentaban.

Añoraba la sensación de pertenencia, de sentirse amada y apreciada por una persona.
Esos deseos se habían perdido en algún rincón de su corazón, ocultos y guardados bajo llave debido a la tristeza y decepción que dejó el rechazo de su primer amor.

Ya lo había olvidado, la sensación de calidez recorrerle el cuerpo. La emoción y el cosquilleo que le hacía saltar el corazón al besar, tomar la mano o al dar un abrazo; esos que eran capaces de juntar todos los pedazos de un corazón roto y de los que tanto necesitaba como consuelo aunque no le gustara admitirlo.

Todo esto ha vuelto a su vida de la forma más inesperada y Yuzu no puede contener su emoción ni quiere hacerlo.
Se siente nueva y agradecida, su forma de ver la vida ha cambiado, y una vez más, se siente feliz y muy capaz de amar.

— Yuzucchi... No me mires así...

Harumi baja la revista que hasta hace un momento leía con tanta concentración hasta su regazo. Ya no puede soportar más la presión de los ojos verdes observándola fijamente.
Sus mejillas están sonrojadas, y aunque su tono de voz es tranquilo, en realidad su corazón va a mil por hora.
Sus nervios son más que evidentes, después de todo es la primera vez que se encuentra en la habitación de Yuzu y las dos están completamente solas.

— Es imposible eso — Responde la rubia en tono serio. Levanta su mano y acaricia levemente la mejilla de Harumi con ella — Te ves muy bonita. Es imposible no sacar un segundo para poder admirarte.

Una risa nerviosa se escapa de Harumi, que le sostiene la mirada a la rubia por unos segundos y luego se obliga a ocultar el rostro con la revista.
La castaña no puede creer que está escuchando frases así de Yuzu, y en especial que estén dirigidas a ella.
Todo es tan surreal, pero tan hermoso que quiere llorar de alegría.
Es lo que siempre quiso y lo que siempre soñó, estar de esta forma con la chica que ama.

— Eres una cursi Yuzucchi... — Todavía se ríe con nerviosismo — Te hace mal leer esos mangas yuri que tanto te gustan.
Son una mala influencia.

— ¿No te gusta que te diga cosas lindas? — Pregunta la rubia con una sonrisa mientras quita la revista dejando el rostro de Harumi al descubierto.

— No dije eso — La castaña se incorpora en la cama dejando la revista a un costado. — En realidad me encanta. Es sólo que es... vergonzoso...

— Si ése es el caso entonces lo que sigue será aún más vergonzoso... — Yuzu se incorpora también e inhala una bocanada de aire para infundirse valor — Harumin... ¿Sabes cuál es la razón de que te invitara hoy a mi casa?

Harumi niega con la cabeza aunque en verdad intuye cuál puede ser la razón.
Las manos le sudan un poco señal del nerviosismo que siente, pero no se echa para atrás.

Yuzu suspira. De pronto se siente muy ansiosa y en extremo nerviosa.
Sin querer a su mente llegan esos recuerdos con Mei en esta misma habitación. Tantos momentos vividos, tantos besos, tantas caricias que en su momento fueron sinceras y tan reales...
Se odia un poco así misma por pensar en ello otra vez.

El camino para superar a Mei le ha resultado más difícil de lo que creyó, y si ahora puede pensar en la pelinegra sin terminar llorando es gracias a la chica delante de ella.
Por eso ya es momento, momento de avanzar y dejar ésos recuerdos dónde pertenecen: en el pasado. Lo que la rubia quiere de todo corazón, es crear nuevos, junto a la persona que ha sido su soporte desde siempre.