Perdón por tardar en subiiiir!! Pero es que entre el trabajo, el wifi que se vuelve loco, el ordenador que más de lo mismo....Pero aqui est´´a un capítulo nuevo. Espero que os guste y que disfrutéis de él.
Nos encontrábamos viendo uno de los despachos que Luc había visto. La verdad era que estaba bastante bien. Era pequeño y para empezar nos llegaba. El precio era razonable, así que decidimos quedárnoslo. Pedimos que nos hicieran un contrato y mientras esperábamos, empecé a mirar muebles para decorarla, ya que estaba completamente vacío.
Compramos los muebles por internet, planeando ya dónde colocarlos por la oficina. Sonreí al ver que no nos gastábamos un dineral y Luc parecía estar contentísimo con ello. Una vez firmamos el contrato nosotros dos como el propietario, nos entregó las llaves y ya aprovechamos para poder quedar con los de la tienda para que nos trajeran los muebles.
Nos fuimos a casa satisfechos de la mañana que habíamos tenido, ya que había sido productiva. A la tarde tendríamos que montar muebles y colocarlos, pero no había problemas con eso. Comimos tranquilos en casita, con nuestro pequeño bebé, el cual se alegró al vernos de vuelta en casa.
-Bueno, ¿estás lista para trabajar duro esta tarde?-me preguntó Luc recogiendo las cosas de la cocina. Asentí mirándole.-Ve a jugar con Bobby, ya me encargo yo de esto.-Sonreí lanzándole un beso y me llevé en brazos a mi perrusqui. Nos sentamos juntos en el sofá para jugar, aunque lo único que hacía era darme lametazos en la cara y después acomodarse en mis brazos para dormir.-Que escena tan tierna…-me dio un beso sentándose a mi lado.
-Es más cuqui…-sonreí acariciando a Bobby entre las orejas.-¿A qué hora vamos hasta la oficina? Tenemos que estar a tiempo para recibir a los transportistas.-Asintió acomodándose un poco.-No te duermas.
-Que no…-protestó cerrando los ojos.-solo descansare la vista…-solté una carcajada divertida.-en diez minutos nos marchamos, ¿vale?
-Valep.-Y eso hicimos. Dejamos al peque llorando en casa, pero no lo podíamos llevar. Se me partía el corazón, aunque se tenía que acostumbrar, no le quedaba otra.
Mientras tanto, en la otra punta de la ciudad de Hamburgo, un hombre se reunía con unos matones para contratarlos, ya que quería librarse de alguien. Se bajó del coche junto con un guardaespaldas y estrechó la mano al cabecilla del grupo.
-Supongo que quiere hacer negocios.-dijo el cabecilla.
-Si, y no quiero fallos. Quiero que sea rápido y limpio. Nada de dejar huellas o algún rastro que me pueda inculpar.-el hombre que tenía enfrente asintió comprendiendo lo que quería.
-Así se hará. Usted no se preocupe por nada.
Aquí está el objetivo.-les entregó una carpeta con los datos y movimientos.-Y en este sobre está la mitad del dinero. La otra mitad se les entregará cuando el trabajo esté hecho.-el cabecilla miró el sobre comprobando así el dinero.-Quiero que se haga cuanto antes. Si es hoy mismo, mejor.
-Lo intentaremos hacer esta tarde o esta noche. Esperemos que sea factible. Lo llamaremos cuando esté hecho.-se estrecharon la mano cerrando así el acuerdo.
-¡Pásame el destornillador, Alice!-se lo pasé mientras colocaba las estanterías en una de las paredes.-¡Pensé que esto iba a ser más fácil, pero…!
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Un matrimonio a la fuerza
RomanceCuando Alice y Luc se ven obligados a casarse, montan en cólera y se niegan a hacerlo. Pero poco a poco tendrán que acostumbrarse a ser un matrimonio y aprender a vivir juntos y quizás también a...amarse.