Capítulo 23

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Holiiii!!! Ya estoy por aquí!!! Bueno, antes de dejaros el capítulo, deciros que RorroG está escribiendo una historia llamados "Conocidos en la Red" y está en Wattpad, asi que animaros a pasar por allí, leer, comentar, ponerla a parir....lo que queráis jajajaja

Ahora os dejo un capítulo nuevo de Un matrimonio a la fuerza, al que le quedan os telediarios para acabar :p y en el que os vais a llevar una graaaaaan sorpresa! 

A las pocas semanas, nos fuimos a la revisión, en donde le quitaron los puntos a Luc. Sonreí cuando le vi la herida sin ellos, aunque ahora necesitaba más reposo para que acabase de cicatrizar. El médico le había prohibido esfuerzos, nada de coger pesos y en cuanto al sexo…con cuidado aunque mejor que no lo practicásemos. Nada más salir de la consulta, le vi con cara de cavilación. Algo planeaba y yo tenía mucho que ver seguro.

Conduje sonriendo, feliz de que Luc ya estuviese mejor. Él seguía pensando y pensando. Miedo me daba lo que pasaba por su cabecita. No habíamos vuelto a ahbalr del tema del atentado, ni de bebés, ni nada que tuviese que ver con eso. Mejor así. No queríamos que nada nos enturbiase nuestra felicidad en ese momento, ya que estábamos felices de estar juntos y de querernos. Porque si. Nos queríamos. Nos amábamos. Y eso no se podía cambiar por nada del mundo.

Al llegar a casa, ayudé a Luc a bajar del coche. Una vez cerrado, me abrazó por detrás, pegando su pecho a mi espalda. Sonreí divertida. Así que era eso lo que planeaba durante el trayecto. Cómo abordarme para que le diese mimos. ¡Qué listo que era mi marido! Acaricié sus manos, caminando hacia la casa, sin quitar la sonrisa de mi cara. ¡Qué feliz era!

-Ya sabes lo que ha dicho el médico.-Dije abriendo la puerta mientras me besaba el cuello.-No puedes hacer esfuerzos y el sexo lo es…

-No seas cruel, cielo. Llevamos semanas sin hacer nada. Y yo ya no aguanto más…Se buena y hazme algo. No se…besitos, lametones…-reí divertida.

-¡Que desconsiderado eres!-dije aún entre carcajadas. Le besé despacio caminando hacia el salón, pero no nos dimos cuenta de que había gente en nuestra casa hasta que se aclararon las gargantas.

-¿Besitos, lametones…?-preguntó Liam divertido. Yo abrí los ojos, sorprendida.-Que lo digáis conmigo o con Sam delante, vale. Pero Luc...¡Mamá lo ha escuchado todo!-Gemí avergonzada, escondiendo mi cara en el pecho de Luc.

-A mi no me importa…Se quieren y todos tenemos nuestras necesidades. No te sientas así, cielo. Tranquila. Yo también le hago esas cosas a mi marido…-dijo tranquila, mientras se sentaba en el sillón.

-¡MAMÁ!-gritaron los gemelos a la vez, al escuchar a su madre hablar de esa manera. Sam rió divertida ante la situación.

Así que tuvimos que dejar nuestra sesión de mimos para más tarde. Comimos una deliciosa especialidad de la casa de una de las cocineras. No sabíamos exactamente qué era, pero estaba delicioso y no quedó nada sobre nuestros platos ni en las bandejas. Al acabar, ayudamos a recoger todo. Luc se quedó sentado a pesar de que estaba mejor, pero todos preferimos que descansase para que curara antes.

En un descuido, Liam tiró de mi hasta el jardín, apartándome de mi prima, mi marido y mi suegra. No se enteraron de que nos habíamos escaqueado. Sabía que lo hacía por algo importante, así que me dejé llevar. Una vez fuera, nos apartamos de la puerta, para que no nos escucharan. Mi cuñado sacó un cigarro, encendiéndolo sin esperar ni un momento.

Un matrimonio a la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora