Resolviendo misterios

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Richard se ha levantado temprano. Espera paciente a que Gwen regrese. Lo que ellos le dicen lo atormenta, se siente una mala persona. Puede ver muchas cosas, pero no puede distinguir lo que es cierto y lo que no. La actitud de Christoph le ha demostrado que es verdad lo que escucha sobre él, pero aún así duda en decirle a Gwen lo que ve. Le da asco lo egoísta que está siendo, sólo por mantener la paz que la chica le da. Ha estado tanto tiempo en la locura que se rehúsa a soltar lo que le mantiene cuerdo.

Jamás podrás acostumbrarte a algo horrible, por tanto tiempo que vivas embarrado en la mierda, jamás dejará de ser repugnante, aunque el olor ya ni siquiera lo percibas.

Ella ha llegado, él lo sabe porque ellos desaparecen. Sigue con unas ojeras impresionantes, observa su cuerpo delgado, se siente un asco, cree que así no le gustará a Gwen.

Desde hacia unos meses Richard ya tiene la libertad de moverse por el instituto, al menos en las horas recreativas, sólo que los guardias lo siguen a cada paso que da. Su trabajo es inútil, sólo se encargan de que él no escape, pero Kruspe no escaparía de ahí porque sólo en ese lugar puede estar con Gwen, allí se siente bien.

Sus padres han traído ropa diferente para él (toda blanca para no alterar a los demás con colores llamativos), pero muy cómoda. Se pone ropa deportiva y sale de la habitación. Necesita estar en forma, y gracias a que Gwen mantiene lejos su tormento, sale a hacer un poco de ejercicio, aunque su condición física no es buena.

—Entra a mi habitación, se escabulle debajo de las sábanas, me amordaza y me viola.

Aquí viene de nuevo, la historia vuelve a repetirse, después de 2 meses sin aparecer esa extraña alucinación colectiva.

Gwen lo habló hace unos meses con uno de sus antiguos profesores. Él estaba sorprendido, las personas creyentes en alguna religión son más susceptibles a estas alucinaciones colectivas, sobre todo con los llamados milagros, pero ese caso le parecía fascinante. Personas que dormían en habitaciones separadas recordaban lo mismo. Gwen tenía dudas sobre si eso era un recuerdo, el profesor las tenía también, él la tranquilizó, dijo que investigaría el caso, iría al instituto cuando su agenda se lo permitiera. Habían pasado 4 meses y el profesor no aparecía.

—Siempre lleva la misma máscara. No podría reconocerlo, no tiene algo con lo que pueda ser identificado. Gwen, es astuto, inteligente, y no trates de decirme que es un sueño.

—Sé que no es un sueño Marlen, pero no sé por donde empezar para averiguar quien es.

—Si realmente quieres ayudarnos con ese asqueroso, serías capaz de quedarte la noche aquí, sin que él pueda notarlo. Ya te las arreglaras.

Gwen tiene una habilidad para apartar sus problemas personales de su zona de trabajo. A pesar de no sentirse bien sigue ahí, tratando de ver con claridad el charco de agua turbio.

Lo que su padre le dijo no ha salido de su cabeza. <<Richard está enamorado de mí porque soy buena con él. Le gusta la tranquilidad que le doy, no le gusto yo>> piensa.

Cuando el chico termina de hacer ejercicio, regresa a su habitación. Toma una ducha y enseguida comienza a escribir. Durante su adolescencia amaba la poesía, él escribía un poco, lo hacía para Sophie. Ahora tiene una nueva musa: Gwen. Comienza a escribir, se siente un asco por no poder redactar versos dignos de ella y su belleza. Son tan pobres que ella no los merece, pero es lo que él tiene para ofrecerle.

Gwen aparece cuando Richard se encuentra leyendo un libro de los treinta que tiene para leer.

—No luces muy feliz —comenta Richard, tan sólo al verla entrar se percata de su expresión triste.

—Lo siento, no puedo sentirme feliz o entrar con una sonrisa. Intenté hacerlo pero sé que entre tú y yo no hay secretos ¿cierto?

Richard está nervioso. Traga saliva y comienza a jugar nervioso con los dedos de sus manos. Gwen está detrás de él, sentada en el borde de la cama.

Kruspe se levanta de la silla, y se sienta a un lado de la chica.

—No hay secretos Gwen —miente mientras sus ojos tratan de sostenerle la mirada.

—Richard, ¿estás seguro que no sabes que es lo que pasa en este instituto? Sé que ves cosas que yo no puedo, por eso te lo pregunto, y este ya no es un tema que nos involucre a ti o a mí. Personas están sufriendo, yo necesito saber algo de lo que pasa aquí ¿lo sabes?

Vuelve a negarlo.

—Ellos deciden que decirme, yo no puedo presionarlos porque jamás me dan información que sea útil.

Él es sincero. Ella decide confiar en él y no insistir más. Richard entiende el ánimo decaído de Gwen, ella ya no sabe que hacer con su situación. Evitan las muestras de cariño, Kruspe lo respeta, trata de comprender esa actitud sin lograrlo, pero no por eso va a insistirle a la chica. Cuando llega la hora, ellos se despiden.

Gwen sale del instituto, para subir en el auto de los Kruspe, aquel que quedó en pasar por ella.

Está enamorada de Richard, no hay duda, pero no puede definir que es lo que él siente, y detesta esa intriga. Viaja al rededor de 2 horas, llegan a las afueras de Fráncfort. Su abuelo vivió ahí, ella también lo hizo, pero en la zona centro, el auto la lleva por lugares que no sabía que existían. Van por la autopista llena de árboles y naturaleza hasta desviarse y entrar a un sendero muy bien cuidado. En menos de cinco minutos llegan a una casa enorme. Se imaginaba algo muy lujoso, claramente por la situación económica de los Kruspe, pero eso sobrepasa su grado de entendimiento. Ni siquiera sabe como describir lo que ve.

Maura Kruspe la recibe, cuando el auto gira en la pequeña rotonda. Pregunta por su estado de salud y por Richard. Gwen le informa que todo está bien. Enseguida la guía por la gran mansión.

—Te dejaré aquí cielo. Estoy organizando un proyecto con mi marido. Si no he regresado para cuando quieras irte, busca a una de las chicas y dile que me hable.

—Claro —dice con una sonrisa.

Maura desaparece en el pasillo, tras el sonido de sus tacones contra el mármol blanco. Gwen no espera más y entra, esa es la habitación de Richard. ¿Qué es lo que busca? Ni siquiera lo sabe porque la idea fue principalmente de la señora Kruspe y ahora ella la deja sola.

<<Debe haber algo que lo ayude a dejar de aferrarse a ellos para siempre. Gwen, no entiendo nada de psicología pero quizá, si encuentras algo importante relacionado con sus traumas, lo ayudarás. Lo haría yo misma, pero no sé que es lo que mantiene mal a mi hijo.>>

<<La muerte de su novia Sophie, no me cabe duda que es eso señora Kruspe, ¿por qué no me da una fotografía de la chica? Richard se aferra a ella, y ni siquiera la recuerda.>>

<<Cariño, desaparecimos todo lo relacionado con ella, así lo quiso su familia y así lo quiso ella.>>

Gwen no pudo preguntar más a qué se refería con "así lo quiso", los adolescentes no suelen pensar que morirán, ¿por qué lo había pedido de esa forma? Richard le dijo un día que sus padres escondían algo, ¿a qué se refería?

El Nuevo Mundo // Richard Z. KruspeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora