Mi nuevo mundo [Final]

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—Estaba asustada, Richard. No fue sólo mi idea, mis padres también estaban aterrados. Nuestra intensión jamás fue asesinar a esa mujer Hilde, eso se nos fue de las manos, yo no sabía que era la madre de Gwen, ella nunca habla de eso. Nosotros nos mudamos a Francia, ahí comencé un nueva vida, con un nuevo nombre, no fue fácil pero pude superar tu enfermedad, yo te amo. Jamás pude olvidarte. Decidí irme cuando las cosas no tenían arreglo, cuando supe que estarías así durante toda tu vida. Yo no iba a poder soportarlo, pero ahora, las cosas han cambiado, estás bien, podemos reiniciar esto. Recuperarlo donde lo habíamos perdido.

Sophie está a un lado de Richard en el sofá de su habitación, sosteniendo su mano, tratando de acercarse a sus labios mientras él observa a la alfombra.

—Hilde murió por esto, fue la detonación de mis males.

—Pero no tenía opción, debes entenderme, mi salud mental estaba en juego.

—Estás embarazada, de Till —sus ojos se posan sobre los de ella.

—Yo lo sé, pero criarlos no será un problema, a ambos nos sobra el dinero, y...

—Sophie, te amé con mi vida, cuando fue tu velorio yo sentí que una parte de mí murió, estuve en depresión por años, eso me hacía sentir peor por la esquizofrenia, pero ahora estás aquí, de nuevo en mi puerta, como las películas de romance o las novelas de amores que están destinados a pasar el resto de sus vidas juntos. Estoy muy feliz porque estás aquí, viva.

Richard sonríe sinceramente mientras observa como los labios de aquella chica se acercan a los suyos.

Gwen está hecha un mar de lágrimas, releyendo los versos que él le compuso después de perder su virginidad con ella. Era demasiado lindo para ser verdad ¿no? Brianda o Sophie se han vuelto una maldición, llevándose todo lo que alguna vez amó, comenzando por su madre, Till y ahora Richard. ¿Cuándo se va a detener?

Cuando todo marchaba bien, ella aparecía para descomponer las cosas. Lo más doloroso ahora era el hecho de que Richard no la siguió, decidió quedarse con Sophie, a pasar de todo el daño que les causó a ambos, es que Kruspe debía ser tonto, pero cuando estás enamorado no razonas, ella lo entendía pero no lo aceptaba, se negaba a esa realidad. Tardó dos horas en llegar al instituto, y ya ha pasado una hora desde su llegada.

—¿Quieres estar sola o te resulta agradable mi compañía?

Gwen rápido se gira a la puerta, encontrando a Richard ahí, con una media sonrisa, cansada. Las emociones se acumulan en un sólo lugar. Ella camina hasta estar frente a él mientras el chico abre sus brazos para darle un abrazo, Horkheimer responde con una bofetada, eso no lo esperaba él.

—¿Qué piensas? ¿Crees que puedes botarme de tu vida como si fuera los pañuelos que sólo han limpiado tus lágrimas? Merezco más que sólo sexo y tus brazos cuando estoy cansada. Ahora que estás bien me abandonas, ya que no te sirvo, me usaste para que el dolor de Sophie fuera llevadero, eres una basura y un poco hombre.

Richard toma a Gwen por los hombros y la pone contra la pared, enseguida comienza a besarla con desesperación. Ella no puede negarse a esa muestra de cariño hambrienta.

—¿Piensas que soy demasiado estúpido como para renunciar a todo el amor, atención y paciencia que has tenido conmigo, sólo para cambiarlo por el amor de un fantasma? La adolescente que yo amé algún día se llamaba Sophie Beltz y yo vi cuando fue sepultada —Gwen se encuentra llorando mientras esos ojos azules están analizándola, igual que ella—. La mujer que amo rebasa todo lo que yo algún día sentí por aquella niña. Gwen Horkheimer, no soy digno de estar contigo, pero tú me has elegido a mí, no voy a tirar esa oportunidad porque al final de todo eres mi mundo, mi nuevo mundo.

El Nuevo Mundo // Richard Z. KruspeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora