Completa libertad

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—Richard —dice la chica a primera hora, sin mostrar una expresión.

—Gwen alto —Richard se sobresalta cuando escucha lo que el ente le dice. Se sorprende al escucharla hablar, finalmente, su sonrisa es enorme.

—Richard Kruspe, mi nombre es...

¿Qué pasa? —la voz de Gwen se interpone.

—La mujer, tu ente está hablando, espera.

Gwen siente que no puede soportar tanto, va a sentarse a la cama mientras ella habla.

—... mi nombre es Hilde Horkheimer Clark. Soy consciente de que Gwen jamás te ha hablado de mi muerte, yo soy su madre, dejé su mundo en un accidente. Es doloroso para ella, entiéndelo. Todo esto ha terminado para ti a partir de ahora —Richard suelta lágrimas y una risita mientras Gwen sólo lo observa emocionado, sin saber lo que pasa—. Ella te va a dar una carta, no cuestiones nada, sólo disfruta la libertad que ahora Gwen te da y por favor, antes de irme dile quien soy, necesito hablar con ella.

Gwen, tu ente, ella es tu madre —la chica siente su corazón latir con gran fuerza mientras su pecho se oprime, su estómago se revuelve, ya ha tenido demasiado con el día de ayer, y hoy pasa eso.

—¿Qué dices? —dice con un hilo de voz, intentando que esta no se rompa.

—Hilde Horkheimer Clark ¿era tu madre?

La chica jamás ha mencionado ese nombre, ella asiente a causa de las palabras que no pueden salir. Un silencio nace, mientras Richard está atento al lado de Gwen, donde está su madre. La mujer habla mientras abraza a su hija, aunque ella no pueda sentirlo.

—Ella dice que ha escuchado y visto todo por lo que has pasado, está orgullosa de ti, de lo fuerte que fuiste para superar su muerte y de la vida que has llevado. Siempre ha estado contigo, pero ahora es momento de que ella descanse como debe de ser, y como le hace falta. Te ama, las cosas sólo pueden mejorar, dice que todos pagarán por lo que han hecho, debes sentirte segura por todo lo que eres.

—Richard yo...

El chico levanta la mano para indicar que guarde silencio, ella lo hace, después de un minuto de silencio él habla de nuevo, viendo lo sentimental que todo está siendo para ella.

—Dice que a ella también le hubiera gustado pasar más tiempo contigo, pero ahora nada se solucionará, aprecia que ayer hablaste con ella, eso era lo que necesitaba para poder comunicarse conmigo. Sabe que harás siempre lo mejor, la vida es muy corta, disfrútala, deja a un lado las estúpidas normas que impiden amar, no dejes que nada detenga el amor porque el mundo se pudre lentamente en el odio. Ama tanto como ella lo hace. Ha sido un largo camino, necesitas sanar, pero podrás salir adelante. Esta feliz por ti y por August, Georgina es una buena mujer, dice que le recuerdes a tu padre que lo ama con su alma, volverán a verse para estar juntos y disfrutar ese amor, pide que le agradezcas también. Ha llegado el momento de decir adiós.

—Reesch —dice cuando el chico comienza a acercarse para abrazarle—. Dile que la amo, papá y yo lo hacemos y le agradecemos todo.

—Ella te escucha, está a tu lado y dice que lo sabe Gwen. Ahora necesita irse.

La chica asiente.

Esto no se lo digas a Gwen, esto va para ti. Se vienen revelaciones fuertes, mantente fuerte, sé que podrás, sobre todo cuida de ella. Puedo sentir lo mucho que la quieres y lo tanto que le amas, ten paciencia, estarán juntos Richard. Yo desapareceré en cuanto uses esa pulsera, no te la quites nunca.

Lo haré —menciona Richard.

Ahora de acerca a la chica, le da un abrazo y en cuanto ella se separa de él, le da la pulsera y la carta.

—Solía usar esta pulsera siempre, mi abuelo me la regaló —dice él analizándola y sonriendo—, la perdí una tarde cuando iba caminando con mis amigos.

Él la lee atento. Tiene demasiadas dudas, ¿a qué se refiere con "detonación de sus problemas"? No lo sabe, pero no lo quiere preguntar, desconoce la relación que la señora pudiera tener con su esquizofrenia, ella se ve demasiado cansada como para preguntarlo, por eso no lo hace.

Gwen está lista, cuando él le pide colocar la pulsera. Ella limpia sus lágrimas y lo hace. En cuanto termina lo único que Richard siente es una gran paz mientras de un parpadeo a otro aquella mujer desaparece.

—Se ha ido —dice el chico.

Ella llora aún más. Su madre todo el tiempo estuvo ahí, sin que ella supiera y sin confiar en aquellas leyendas o mitos que las personas contaban sobre las personas muertas sólo para consolarse ante la partida de un ser amado.

Gwen limpia sus lágrimas, y sonríe.

—Ella tiene razón en algo Richard —la psicóloga recuerda lo que leyó en aquella lista de pendientes y no puede dejar de pensar en eso "perder la virginidad"—. La vida es demasiado corta para seguir reglas que nos impidan amar de una forma sana.

Él está más que feliz, por lo que responde cuando Gwen se acerca a él para besarlo. Su brazo resulta incómodo para realmente poder hacer todo lo que ella quiere, pero no la imposibilita. Después de un largo beso donde Richard acaricia las mejillas de la chica ella sube al regazo del chico sin dejar de besarlo. Esto impacta a Richard de sobre manera, jamás había tenido un contacto tan cercano y provocador con alguien, ahora lo tenía. Está asustado, pero le gusta que el cuerpo de Gwen comienza a calmar el calor que florece de sus entrañas.

El Nuevo Mundo // Richard Z. KruspeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora