Voy entrando a esta institución. Llevo trabajando aquí un par de meses, sin embargo nunca me ha gustado la forma en la que los trabajadores tratan a los pacientes. A pesar de sus trastornos mentales siguen siendo personas.
Así es, soy psicóloga y estoy aquí desde que el anterior renunció. Odio que pinten esta institución como la mejor, cuando es la peor del país. Lo digo por la forma en la que se trata a los pacientes. Detesto la insensibilidad y falta de empatía que tiene el personal por los enfermos.Al ingresar a las primeras salas todo es muy tétrico. En la recepción se encuentran personas hablando solas, unas observan un punto fijo, susurran cosas y la misma chica se acerca a mi como cada mañana en la que llegó.
—¡Hola! Que lindo cabello, quiero uno así.
—Gracias Adri —digo con una sonrisa— ¿cómo has estado? —me detengo para hablar con ella un momento.
—Estoy bien.
—¿Tomás tu medicina?
La chica de 17 años asiente.
—Gwen ¡No hables con los pacientes fuera de su sesión! —dice la directora de este asilo. Como la detesto a pesar de que tenga 56 años me gustaría romperle la...— ya hablarás con ellos. Pasa a mi oficina quiero hablar contigo.
—De acuerdo —estoy muy molesta.— Nos vemos Adri —le digo a la chica.
—De acuerdo Gwen. Cuidado con la mujer mala. No le agradas mucho.
La chica se retira y sin detenerme, me dirijo a la oficina de la señora.
—Buen día mi querida Gwen. Toma asiento por favor —dice señalándome el asiento frente a ella mientras también se acomoda en su gran silla.
Su teñido cabello rubio está todo recogido en una coleta. Sin embargo a pesar de tratar de cubrir su cabello pintado de blanco por la edad, aún sobresalen algunas de esas canas. Su piel muy bien cuidada y con algunas arrugas en su rostro le dan un aspecto de amabilidad aunque realmente es todo lo contrario. Su vestido más a abajo de su rodilla y sus zapatillas no tan altas la hacen ver elegante sin mencionar aquellos finos aretes de diamante y el collar de perlas que adorna su cuello.
—Buen día ¿Qué sucede Beatriz? —pregunto más por obligación que por realmente querer saberlo.
—¿Crees que puedas con un nuevo paciente? —dice con una sonrisa que remarca sus arrugas y hace que su rostro se vea perverso. Como si disfrutara a cada una de las personas que entran a esta casa del terror.
—¿A qué se refiere? —pregunto mostrando interés pero en el fondo siento pena por él o ella.
—Oh mi querida Gwen —dice sin borrar esa sonrisa que me aterra mientras que con sus arrugadas manos comienza a buscar en unas carpetas sobre su escritorio y después me entrega una— en un par de días llegará ese hombre. Sus padres se han encargado de mantenerlo atrapado en estos infiernos para locos, sin embargo no se encuentra estable para salir aún. Si bien ya es mayor de edad su enfermedad no lo permite.
—Es esquizofrénico —digo susurrando para mí sin embargo ella me escucha.
—Así es ¿has lidiado con uno de su especie?
Realmente quiero arrancarle esos ojos que mantienen un brillo increíble. Me observa como si estuviera acechándome, como si pudiera leer mis pensamientos.
—No he trabajado con un esquizofrénico pero será completamente interesante para mí. Me agrada la idea.
—Ya sabes —dice ella buscando un cigarrillo en uno de sus cajones y enseguida lo entiende— si el chico no quiere cooperar conocerá nuestros refrescantes baños o pasará las noches en la habitación del pensar —ella comienza a reír como si le hubieran contado el mejor chiste de su vida— me alegraría meterlo yo misma ahí. En fin, si gustas puedes tomar esos informes para que los estudies. Yo ya tengo archivados los originales.
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El Nuevo Mundo // Richard Z. Kruspe
FanficLas personas son historia, siempre lo he pensado. ¿Qué pasaría si el mundo pudiera conocer todas y cada una de ellas? ¿Las personas llorarían de tristeza o querrían renacer para saborear la gloria de la vida? Yo soy Gwen, tengo la fortuna, o desgra...