Todos se alteran. Sin embargo, reconocen la voz de quien grita, Richard encuentra de donde viene el sonido, se acerca al librero mientras él y Besson comienzan a arrastrarlo. Descubren la puerta.
Christoph sujeta a Gwen por el cabello, y comienza a arrastrarla por las escaleras hacia abajo, lastimándola y haciendo que sus costillas duelan más. Ella grita.
—Fui un idiota por confiar en ti.
No puede hacer nada más porque Richard está sobre él, golpeándolo. Besson, con la tenue luz del exterior, observa que la chica está desnuda por la parte de abajo, se quita su saco y la cubre.
—Me duelen las costillas —dice llorando y gritando por el insoportable dolor.
—Richard basta, vámonos —dice Besson, evitando las ganas que tiene por vomitar ante el repulsivo olor.
Kruspe no puede controlarse, Schneider está completamente desnudo, sabe lo que le ha hecho a la chica. Quiere desquitarse por todo lo que ha hecho, con los demás y con él.
—¡Richard, basta! —grita Gwen. Él reacciona.
Besson quiere salir de ese repugnante lugar, toma en sus brazos a la chica y logra sacarla mientras Kruspe va detrás de ellos, Christoph se retuerce de dolor.
Beatriz intenta salir de ahí, los Kruspe le bloquean la puerta, tratando de comprender todo eso. Richard enseguida tira todo lo que está en el escritorio al suelo, Besson recuesta a Gwen ahí, quien trata de adaptarse a la iluminación del exterior. Su respiración se le dificulta cada vez más, mientras los gritos de Beatriz no la dejan calmarse.
Besson se mueve para llamar a una ambulancia, Richard acaricia su cabello, está llorando por eso. Nuevamente le hicieron daño.
Después de unos minutos llega la policía y la ambulancia. Christoph y Beatriz van arrestados, la chica va al hospital, con Besson acompañándola. Richard no puede ir, pero le pide a Friedrich que cuide de Gwen.
Ellos se marchan, al hacerlo Richard sigue manteniendo la paz que la pulsera le ha traído al alejar a los entes, está listo para salir, pero se queda hecho polvo, pensando en lo que le pasará a la chica.
En el hospital le dan analgésicos que la hacen dormir. Fue la forma más rápida que encontraron para calmar su dolor. La prueba de rayos X encontró que las lesiones en sus costillas se agravaron más, pero estas sanaran con el tiempo.
Till llega al hospital, un par de horas más tarde Georgina y August también. Horkheimer no le agradece a Besson porque va directo por Lindemann, clavando su puño en su rostro. El chico no lo esperaba, pero lo acepta.
—Te dije que me las pagarías, eres un grandísimo hijo de puta.
—August, él no hizo nada —dice Besson alarmado, poniéndose entre ambos mientras la sala de espera completa los observa, Georgina sujeta a su pareja por los hombros para intentar calmarlo.
—Esta vez no, pero no pude desquitarme con este hijo de perra por la última vez —él desprende furia en cada expresión de su rostro carmesí—. ¿Creíste que podías casarte con ella sosteniendo la mentira? Es que eres un imbécil Till Lindemann, te abrí las puertas de mi casa y me lo pagaste así, de esa forma se lo pagaste, cabrón.
August llora, ahora no sabe que es lo que le han hecho a su hija, pero necesitaba desahogar la tensión de alguna forma.
—Cariño, vamos a tomar aire —dice Georgina, sujetándolo por los abrazos y llevándolo fuera del hospital.
Till acaricia el lugar del golpe, le duele, pero siente que lo merece. Claramente, cuando se volviera a encontrar con August, no esperaba un abrazo y una sonrisa, mientras lo invitaba a fumar, como aquellas veces que iban a Fráncfort para visitarlo. Las cosas habían cambiado. Sí, le había destrozado la vida a Gwen, pero ahora debía centrarse en su carrera (que ya estaba destrozada por su reputación conseguida gracias a las apuestas clandestinas), su novia y su hijo. Separarse de Gwen le dolía, como haberse separado de Brianda le habría dolido también, pero no podía estar con ambas, eso era obvio. Al menos no había perdido el amor de alguna.
—Bri, estoy en el hospital —habla Till, una vez que el dolor ya ha pasado—. Encontramos a Gwen, está bien pero aún no despierta.
—Till, no sé si sea buena idea ir, aún me siento avergonzada.
—Ni siquiera sé si es buena idea esperar a que despierte, pero quiero ver que está bien. Yo no me pienso ir hasta que esté bien, piénsalo, quizá es ahora cuando debemos afrontar las cosas, ya no somos niños.
August vuelve a entrar. Till se despide de Brianda, y regresa a un lado de Besson.
—Gracias Friedrich por ayudarme a encontrarla, y gracias Till por estar aquí. Sé que ella te ha perdonado, me lo dijo, pero yo jamás podré hacerlo. Lamento el golpe que te di, me deje llevar y no lo pensé, aún así eres un hijo de puta muy grande.
————
U
n celular comienza a sonar, a los pocos segundos es contestado.
—¿Sophie?—Sophie no existe, por favor deja de llamarme así.
—Lo siento, es que no estoy acostumbrada a llamarte de la otra forma. Sólo llamo para decirte que Richard va a salir del instituto, se ha curado.
La mujer se queda aturdida por estas palabras, cuelga la llamada mientras se deja caer en el sofá. Eso no puede estar pasándole, no a ella.
———
Los Kruspe llegan al hospital después de estar con su hijo por unos momentos. Después de treinta minutos Gwen despierta, ellos piden ser los primeros en hablar con ella.—Sé que fuiste al cementerio, Gwen. Creo que ya lo sospechas, por eso tus llamadas insistentes —la chica está preparada para lo peor, con sus sentimientos trabajando perfectamente y el dolor en sus costillas.
—No encontré su lápida.
—Es que Sophie no está muerta —Maura rompe en llanto, Gwen lo sabía.
—No se lo digas a nuestro hijo —dice el señor Richard—, no queremos que nos odie por esto.
—Pero las mentiras no pueden sostenerse por tanto tiempo —Gwen está alterada—, deben decirlo. Richard sufrió tanto por eso ¿en qué estaban pensando?
—Sólo debíamos protegerlo Gwen, jamás lo entenderías —dice Maura entre llanto—. Nosotros se lo diremos, por favor no toques el tema frente a él.
—Está bien, igual no me corresponde decirlo.
Mentirle a su propio hijo, de esa forma, era una locura. Gwen no encontraba algo que pudiera justificarlo, nada.
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El Nuevo Mundo // Richard Z. Kruspe
FanficLas personas son historia, siempre lo he pensado. ¿Qué pasaría si el mundo pudiera conocer todas y cada una de ellas? ¿Las personas llorarían de tristeza o querrían renacer para saborear la gloria de la vida? Yo soy Gwen, tengo la fortuna, o desgra...