La chica se queda frente en la puerta, observando aquel cuerpo que descansa. Sabe que a veces las personas no pueden ver a aquellos que tanto mal les han causado, ella se siente agradecida por poder hacerlo. Siente una tristeza enorme y mucha lástima, sonríe por sentir algo por Till, los sentimientos siguen ahí. ¿Si él no estuviera herido, habría sentido algo por su ex novio?
Camina hasta estar a un lado de su cuerpo lleno de todos esos moratones y heridas abiertas.
-Creí que ya te habías ido Brianda -dice con una voz ronca, al escuchar que alguien está a su lado. No puede abrir completamente los ojos, y no puede girarse tampoco.
Ella toma su mano y entrelaza sus dedos. Él se sobresalta, sabe que esa chica no es la futura madre de su hijo.
-Gwen, por Dios. No deberías estar aquí-él comienza a sentirse peor, más culpable que antes. Le ha destrozado la vida y ella está ahí a su lado, sin rencor.
-Tranquilo Till, no quiero que te alteres, por favor.
-¿Me has perdonado? -pregunta con un nudo en la garganta.
La chica no soporta más estar de pie, comienza a dolerle el cuerpo, decide sentarse sobre la camilla, a un lado de Till mientras él, con mucho esfuerzo, se mueve para dejarle un espacio. De esta forma puede verla mejor, pero al hacerlo se siente peor. Esas marcas fueron causadas por él. El hombre comienza a llorar.
-Había algo roto entre nosotros Till, pero jamás pensé que existiera desde tanto tiempo. Yo te he perdonado, pero lo mejor es que ambos tomemos distintos caminos. Tú con Brianda y tu nueva familia, yo tengo muchos asuntos que resolver -él sujeta fuerte la mano de la chica-. Pero hay algo que debo decirte, sé que no podré dormir tranquila si no te lo digo. Comencé a enamorarme de alguien más, hace un par de días lo besé, me sentí terrible cuando regresé a casa contigo, ahora lo sabes. Entiendo lo que pasó entre Brianda y tú, es difícil seguir el concepto fidelidad cuando en realidad nos enamoramos de distintas personas al mismo tiempo, pero lo que jamás entenderé serán las mentiras sostenidas por tanto tiempo, eso duele.
-Jamás he estado tranquilo Gwen. Cada vez que te veía me sentía mal, y ahora. Me salvaste la vida, yo lo lamento mucho. Lamento todo lo que ha pasado cariño. Estás aquí por mí, te he arruinado la vida y te amo, realmente lo hago. Merezco cualquier tipo de atrocidad, no me quejo del dolor porque sé que yo me lo gané, pero no tolero verte de esta forma, porque eres quien menos lo merecía. Y aquel beso del que me hablas duele, pero no puedo dejar de pensar que es sólo una pequeña parte de todo lo que yo te he hecho sentir. Hubiera preferido que me dispararan.
-¿Eso iba a cambiar algo, Till? ¿Crees que se hubieran detenido? Yo no lo creo. Ahora debemos recuperarnos para seguir adelante que nuestras vidas. Debes luchar por un bebé, para eso necesitas estar fuerte y sano -la chica derrama lágrimas.
-Gwen, te amo -ese hombre coloca su mano en una de las piernas de la chica, la acaricia.
-Yo también te amo Till, pero eres una persona que no sabe como se debe amar. Sé lo que quiero, y no deseo volver a tener algo contigo. Sólo espero que seas feliz.
Él asiente triste.
-¿Puedes abrazarme? -pregunta serio.
-Ten cuidado con tu fuerza, me rompieron dos costillas.
Till, al escuchar eso, se siente peor, pero Gwen ya está sobre él. No se detiene y la abraza con cuidado. Sabe que esa será la última vez que la tendrá así de cerca, por esa razón no quiere soltarla, él trata de absorber toda esa fragancia mezclada con el terrible olor a medicina. Cierra los ojos y agradece al cielo por permitirle haber compartido con esa chica que llegó a enseñarle miles de cosas. No la quiere perder pero al final sus acciones la orillaron a irse. Gwen se mantiene con una mano sobre la cama y enseguida se separa de ese hombre, pero Till la sostiene por la nuca, y no tarda un segundo para acercarla a él y besarla como nunca lo ha hecho, quiere sentirla completamente, porque sabe que será la última vez. Ella decide continuar ese lento beso que marca el final de esa historia. La chica extrañaba esa pasión con que la acaricia pero no siente lo mismo que ha sentido con Richard.
Entonces se separan.
-Gracias por todo Gwen, jamás dejaré de amarte.
La chica baja con cuidado de la camilla.
-Espero que tu amor por Brianda sea más fuerte del que alguna vez sentiste por mí. No la traiciones Till, nadie lo merece -la chica camina lejos de la camilla para salir.
Ella regresa a su habitación, para dormir. Ahora se siente libre, no está feliz, pero es un gran paso para ir por esa famosa felicidad en donde aparece Richard, sólo él. Ahora las lágrimas bloquean su vista y los recuerdos aparecen, la sensación de esos hombres tocándola es más fuerte que cualquier intento por alejar aquella escena. Se recuesta mientras trata de hacer desaparecer ese dolor y asco que siente.
Richard comienza a preocuparse, es lunes por la mañana, el reloj en la pared le indica que son las once, Gwen llega a las nueve.
-Finalmente te abandonó.
-¿Ahora ves cómo le importas una mierda?
-No eres importante para nadie.
-¿Creíste que le importabas? Alguien como ella jamás se fijaría en ti, idiota.
Richard ya no tiene argumentos contra lo que ellos le dicen. Sólo observa a la nada, absorbiendo todos esos comentarios.
El tiempo avanza, él ni siquiera ha tocado su desayuno o comida que una de las enfermeras le ha traído. El día avanza tan lento que se convierte en un tortura infernal, hasta las seis y media de la tarde, cuando Schneider entra. Richard trata de luchar contra las voces, y contra el ente de Schneider que lo asusta.
-¿Y Gwen? -aquellas voces lo aturden completamente y Schneider puede notarlo, suelta una risita ante esto.
-¿No se despidió de ti la última vez? El sábado regresó con Till.
Richard apenas puede identificar su voz. Eso lo ha destrozado y ha logrado que el llanto aparezca ante la desesperación que siente.
Aquella cosa que Schneider trae comienza a ser más terrorífica para él, algo anda mal.-Ella no se iría nunca, dijo que estaría conmigo siempre. No puede irse.
-Te lo dije.
-¿Por qué creíste que le importas?
-No eres especial.
-Así son la mujeres, te hacen creer que eres especial, te dicen cosas tiernas, parecen apoyarte y después se van. A Gwen no le importé, no le interesó la relación que tenía conmigo, ni los besos que me daba. Nada.
-¿Cómo dice, doctor? -Richard está confundido, quiere no creer eso pero tiene dudas. Schneider disfruta esa situación, pero se muestra triste.
-Ella y yo éramos pareja, en secreto, claro. Pero fui un idiota al pensar que se quedaría conmigo si la conozco de tan poco tiempo, ¿cómo iba a elegir entre nuestra relación y la de Till? Fui tonto lo sé, no te burles de mí, y soy más idiota aún por seguir queriéndola. Pero la vida sigue ¿no? Seguirá exactamente como era antes de que ella apareciera en nuestras vidas, todo será como antes y nadie podrá cambiarlo. En fin, dejaré tus píldoras en la mesa, por favor tómalas Richard.
Kruspe siente que todo le da vueltas.
-Gwen los engañó a los dos.
-Te negó su relación con Schneider.
-Ella está donde quiere estar, y claramente no está contigo.
El ente de Schneider comienza a hacerse monstruoso, eso lo sabe Richard, por esa razón desconfía de él pero, sí lo que dice Christoph es mentira ¿dónde está Gwen? Kruspe deja las píldoras en la mesa y se recuesta. Comienza a hacer preguntas, ellos no le responden, se ríen de él. Lo único que buscan es llevarlo al borde del colapso.
Si Gwen no aparece durante los siguientes días, Christoph habrá tenido razón, y entonces no valdrá la pena un mundo sin ella, quien es la única que puede ayudarlo.
Su cabeza es un caos, aquellas voces no paran de hablar y una profunda tristeza comienza a invadir su alma.
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El Nuevo Mundo // Richard Z. Kruspe
FanfictionLas personas son historia, siempre lo he pensado. ¿Qué pasaría si el mundo pudiera conocer todas y cada una de ellas? ¿Las personas llorarían de tristeza o querrían renacer para saborear la gloria de la vida? Yo soy Gwen, tengo la fortuna, o desgra...