Capítulo 22.- "Primer día de clases".

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*DEDICACION ESPECIAL* :3

Abrí mis ojos con pereza. Aún me encontraba en el suelo, apoyada en la puerta. Mis ropas húmedas, me quedé dormida aquí.
Fui a la mesita de noche por mi celular, son las cuatro de la mañana. Me sentí incomoda con la ropa húmeda pegada a mi cuerpo, así que me di un largo baño.
Tenía que estar en el instituto a las ocho y no tenía sueño, podría alistarme con tranquilidad.
Le incluí a mi baño espuma, recordando aquellos tiempos en los que tenía cinco años y me la pasaba dándome largos baños de espuma, hasta que las yemas de mis dedos quedaran arrugadas. Cuando mi madre y mi padre aún me querían, cuando no habían sido víctimas del alcohol y las drogas.
Después de aquel relajante baño, me vestí y peiné mi cabello dejándolo caer suelto sobre mis hombros.
Me maquillé ligeramente y tomé mi mochila.
Ya eran las seis de la mañana. Bajé a la cocina y me preparé el desayuno, nadie en la casa estaba despierto a estas horas.
Salí de la casa a las siete, tendría que llegar a la Universidad como a las siete y media, aunque las clases comenzaban a las ocho, pues tenía que pasar a las oficinas por mis libros.
Tomé un taxi.
La escuela estaba llena de estudiantes, la mayoría (por lo que divisé) ya se conocían. Yo no logré identificar a nadie, y eso solo ayudo a volverme un manojo de nervios.
Fui directo hacia las oficinas. Había una fila extensa de espera de estudiantes aguardando por sus libros.
Cuando por fin llegó mi turno.
- Buenos días -me dijo la secretaria-, dime tu nombre.
Una mujer de unos cuarenta, cabello castaño rojizo y ojos miel.
- Buenos días -contesté-. ____(Tn) Fray.
La secretaria comenzó a buscar entre sus carpetas ordenadas alfabéticamente. Sacó una y puso al frente mío una pila de mínimo nueve libros.
- Aquí están tus horarios y el número de casillero con tu combinación -indicó entregándome la carpeta-, también hay un croquis de la escuela. Estos son tus libros.
- Gracias -musité.
Chequé los papeles que la secretaria me había dado. "Casillero 143", tomé mis pesados libros y mi mochila, fui por los pasillos en busca del casillero 143.
138...139, 140, 141, 142, ¡143! Moví el pequeño círculo con la combinación indicada y el casillero se abrió.
Metí los libros y dejé en mi mochila los de las primeras dos materias.
- Disculpa...Ese es mi casillero -escuché una voz a mis espaldas.
Me volteé y me encontré con un verdadero ángel. Un chico de cabello castaño claro, labios un poco carnosos y ojos color avellana me sonreía nervioso.
- ¿Perdón?
- Mi casillero...es este -lo señaló con el dedo-, el 143.
- No, a mí me dieron el 143.
El chico me miró extrañado, sacó de su carpeta una hoja y me señaló el párrafo "Bryan Mouque. Casillero 143. Combinación: 6532".
Así que aquel ángel se llama Bryan Mouque.
Tomé mi carpeta e hice lo mismo que él, le señalé el párrafo en donde indicaba que el casillero es mío.
"____(Tn) Fray. Casillero 143. Combinación: 6532".
Bryan arqueó las cejas confundido.
- Supongo que es un error de la coordinación -se encogió de hombros.
- Ven, resolvamos esto -dije rodando los ojos.
Nos dirigimos de nuevo hacia las oficinas. Bryan se acercó a hablar con la secretaria mientras y me quedaba junto a los que hacían fila.
- ¿Tu y ese chico tienen problemas? -escuché una dulce voz a mi costado.
Una chica castaña, delgada y con ojos color miel me sonreía. Tenía que admitir que era muy linda y tenía un rostro que producía ternura.
- Hubo un error con nuestros casilleros -contesté-, nos dieron el mismo.
La chica torció la boca.
- Esto a veces se sale de control -se quejó riendo-, son muchos los estudiantes nuevos, ¿tú qué rama escogiste?
- Pediatría.
La chica abrió los ojos con sorpresa.
- ¿De verdad? Yo también -dijo.
Me limité sonreír.
- Me llamo Nicole -me extendió la mano en forma de saludo.
- ____(Tn) -dije.
Bryan se dirigía hacia nosotros.
- Nos vemos luego -me dijo Nicole.
- ¿Qué te dijo? -pregunté a Bryan cuando regresábamos al casillero.
- Tú te quedas con el 143 y a mí me dieron el 142 -se encogió de hombros-, no hay mucha diferencia, está alado.
Abrí de nuevo el casillero y ordené mis cosas de nuevo. Bryan hizo lo mismo con el suyo.
- La chica con la que estabas hablando... ¿la conoces? -preguntó.
- La acabo de conocer -contesté- ¿Por qué? -entrecerré los ojos.
- Es linda -se encogió de hombros.
Lo miré con una sonrisa acusadora.
- Te la puedo presentar después si quieres -ofrecí.
El asintió con la cabeza.
- ¿Qué rama agarraste? -preguntó.
- Pediatría, ¿y tú?
- Psicología -musitó-. Nos vemos luego, comenzaré a buscar mi salón, esta escuela está inmensa.
- Hasta luego -dije.
Cerré mi casillero y me dirigí hacia mi salón con ayuda del croquis.
Al llegar, no pude divisar algún rostro conocido, me senté en la segunda fila y esperé que tocaran el timbre.
La primera clase fue neutra, no conocía a nadie y la profesora nos hizo llenar hojas con las razones por las que queríamos estudiar medicina.
Me dirigí a mi segunda clase, a deferencia de la primera, en la segunda sí reconocí dos rostros: Nicole y Kimberly.
Kimberly estaba rodeada de gente, ni siquiera me había notado. Fui a una de las sillas de atrás, junto a Nicole.
- ¿Cómo te fue en tu primera clase? -me preguntó.
- Bien -dije- ¿y a ti?
Ella sonrió.
- Genial, ¿recuerdas al chico con quién tuviste el problema del casillero? Se llama Bryan, y está en psicología.
- ¿Cómo lo sabes?
- Mi primera clase me senté junto a el -dijo-, es muy divertido.
Sonreí. Ya no había necesidad de que los presentara, el destino los había puesto juntos. Ok eso fue cursi jajaja
- Pero mira a quién tenemos aquí -aquella voz que tanto odiaba.
Rodé los ojos.
Kimberly se levantó de su silla y se puso al frente mío.
- Kimberly, no tengo intención de discutir contigo -le dije-, ¿qué ganas con hacerme la vida imposible?
Ella se encogió de hombros.
- Es divertido -sonrió, sínica.
Miré a Nicole, que observaba a Kimberly con el ceño fruncido.
- ¿Sabes? -Nicole se metió en la discusión-, por ahí dicen que tu ni siquiera aprobaste el examen de ingreso, pero tu querido papi no dudó en sobornar al director. Claro, no es su culpa que traigas la cabeza hueca.
Se escuchó un "¡Uuuuuh!" del resto de las personas en el salón.
Kimberly fulminó a Nicole con la mirada.
- ¿Y quién eres tú? -gruñó la rubia contra ella.
- Nicole Cameron, hija de James Cameron -Nicole se puso de pie y se puso al frente de la rubia-, productor, guionista y director de cine, ¿Te gusta El Titanic, Avatar, The Terminator, Aliens? Sin él esas películas no existirían. Tú eres Kimberly Summers, tu papi es dueño de Seguros Summers, ¿pero sabes qué? Tengo el triple de dinero que tú, así que no me vengas a preguntar con tu porte de niña mimada quién soy, porque aquí la menos conocida eres tú.
Se escuchó el murmullo de toda la clase. Me encontraba hablando con Nicole Coleman todo el tiempo y ni siquiera me había dado cuenta.
Kimberly se quedó perpleja y con la boca semi-abierta.
Era extraño, Nicole es hija de un productor reconocido mundialmente… Es estará haciendo aquí?, Kimberly del dueño de los seguros de vida más solicitados de México y yo, yo era una nana sin padres.
El salón había estallado en burlas contra Kimberly, hasta que la profesora entró al salón y calló a todos.
Kimberly se fue hacia su silla indignada y Nicole se sentó en la suya como si nada hubiese pasado.
- ¿De verdad eres hija de James Cameron? -pregunté en voz baja.
Aún no podía creer que la hija de un productor de cine estudiara en la misma Universidad que yo, y es que James Cameron no es cualquier productor de cine, es uno de los más famosos.
- ____(Tn), te encuentras en la mejor Universidad de México y una de las mejores entre todo el mundo -dijo ella- Quise estudiar aquí para así aprender español y superar a mi padre –ella ríe y yo rio con ella.- A parte que este país es muy lindo y no me queda lejos de Los Angeles.
Me sorprendí ante aquello. Ahora sentía que no encajaba en aquella Universidad para personas tan importantes.
Después de clases, me fui a la oficina del director para solicitar mi intercambio, la secretaria me dijo que esperara unos minutos.
Al llegar mi turno, el director me dijo que tomara asiento.
- Buenas tardes, vengo a solicitar un intercambio -musité.
- ¿Para qué lugar? -se recostó en el respaldo de su asiento.
- Londres, Inglaterra, Imperial College London -dije.
El director tecleó algo en su computadora.
- Tu nombre...
- ____(Tn) Fray.
Siguió tecleando y me entregó un folder.
- Bien, aquí hay una lista de datos y documentos que necesito que me traigas a penas puedas. También necesito la dirección y el número de teléfono del adulto con quién te quedarás ahí.
Asentí con la cabeza.
- Después de eso, enviaremos tu solicitud y esperar si la aceptan -dijo-, eso es todo, puedes retirarte.
Los estudiantes ya se estaban retirando. Traté de buscar a Nicole, pero no tuve éxito.
Divisé a Bryan en la entrada de la escuela platicando con una chica, entrecerré mis ojos y me di cuenta de que era Nicole.
Fui hacia ellos.
- Chicos, ya me voy nos vemos mañana -dije.
Me despedí de ambos.
- Espera ____(Tn)...-me dijo Bryan-, si quieres yo te llevo, también llevaré a Nicole.
Lo pensé dos veces, pero recordé la cierta atracción que Bryan Y Nicole tenían y solo haría mal tercio.
- Gracias Bryan, pero no creo que vayamos por el mismo rumbo -excusé.
- Vamos ____(Tn) -invitó Nicole.
- ¿Hacia dónde vas? –insistió Bryan.
- A casa de los Villalpando.
- ¿Eres una Villalpando? -dijo Bryan sorprendido-, pensé que tu apellido era Fray.
- Es Fray -y de nuevo esa sensación que no encajaba entre tanta gente importante-, trabajo como niñera de Darcy Villalpando.
Nicole sonrió al igual que Bryan.
- ¿Trabajas?
- Sí.
- Yo igual -dijo Bryan-, soy mesero de medio tiempo en Burger King.
Me alegraba ver que había alguien como yo, sin padres importantes o esas cosas.
- Anda, yo las llevaré a ambas -dijo.
Nos dirigimos al auto de Bryan, era del mismo modelo que el de Jos, solo que en color rojo.
Nicole se subió al asiento del copiloto y yo al trasero.
Me asomé por la ventana y divisé el porsche negro de Alonso estacionado. A tan solo unos metros, Kimberly y él se encontraban tomados de las manos y Alonso tenía en su espalda la mochila de Kim.
Sentí una punzada en el corazón, lo único que me hizo menos miserable fue que al parecer discutían de nuevo. Ella tenía los ojos rojos a punto de soltar lágrimas y el rostro de Alonso mostraba cólera y confusión.
Me aterró la idea de que tal vez Kimberly le esté contando lo que pasó en la mañana.
- ¡Mira! Kimberly está con Alonso Villalpando -la voz de Nicole me sacó de mis pensamientos-, ¿crees que tengan algo?
- Se casarán en un mes -dije en un murmuro casi inaudible.
- ¿De verdad? Sinceramente conozco a Alonso y sé que Kimberly no merece un hombre como él -comentó Nicole. ¿Acaso Nicole conocía a todo el mundo?- Alonso es demasiado para ella.
- ¿Dónde conociste a Alonso? -pregunté.
- Mi padre y el suyo son íntimos amigos -comentó-, nos conocimos en un congreso, es así como una junta de personas importantes, cosas aburridas -Nicole hizo una mueca.
Dirán que soy exagerada, pero me dio una fuerte cólera que Nicole y Alonso se conocieran. Nicole era muy bella y dulce, enamoraría a cualquier hombre, y solo pensar que tal vez Alonso en el pasado se pudo haber fijado en ella me irritaba.
Bryan se limitaba a estar callado y a escuchar atentamente.
- Iré a saludar a Bryan -dijo Nicole-, ahora vuelvo. ¡Ven ____(Tn)! Acompáñame.
Se bajó del auto.
- Nicole, yo paso -negué con la cabeza.
- ¿Por qué?
- Míralos, están discutiendo y...
- Entonces les haríamos un favor -concluyó- cuando nosotros vayamos dejarán de discutir.
- Kimberly se enojará aún más -insistí-, no creo que le hayas caído bien y seguro no le gustará que Alonso te conozca.
Nicole se cruzó de brazos.
- ¿Y tú crees que me importa lo que la oxigenada opine? -retó-, sal del auto y demuéstrale a esa perra quién manda.
Debía admitirlo, que Nicole sea así de atrevida me causaba gracia y me encantaba. A penas la conocía de un día y ya me trataba como si fuésemos amigas de toda la vida.
Abrí la puerta y me bajé del auto. Nicole me tomó de la mano y nos dirigimos hacia la rubia y el pecoso.
Alonso nos divisó unos metros antes, la rubia no porque se encontraba de espaldas a nosotros.
Él nos miró extrañado y tenía una leve sonrisa en los labios, y yo me estaba derritiendo por dentro.

Aprenderé A Vivir (Alonso Villalpando & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora