Parte 1

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Gokudera se sentó en la fuente, con las manos temblándole de nervios. Aspiraba aire por la nariz y terminaba expulsándolo por la boca en un vano intento de tranquilizarse. ¿Por qué demonios se le había ocurrido semejante tontería? ¡Ni siquiera estaba seguro acerca de lo que iba a hacer o a decir el otro! Además, nada aseguraba que eso no terminara en una pelea, después de todo, cada que se veían acababa en eso.

Hayato volvió a tomar aire, mucho más intenso que antes, agitando su respiración.

¿Hace cuanto que se había dado cuenta de esos sentimientos? Fue en el transcurso que estuvieron en el futuro, dónde Uri corría a donde Hibari porque amaba estar más con el guardián de la nube que con su dueño. Entonces, ahí comenzó, primero fue porque no quería ser mordido hasta la muerte por estar ahí, tenía suficiente con las heridas de los entrenamientos y el cansancio mental que le producía investigar el sistema C.A.I; luego fue porque se dio cuenta que observar a la nube le relajaba demasiado, él que estaba tranquilo con Uri, Enzo e Hibird, comiendo, descansando de los entrenamientos con su décimo o simplemente viendo al bonito jardín que tenía afuera.

Luego no fue sólo por la tarde-noche donde lo observaba, también fingía perderse de vez en cuando para observarlo de frente o, cuando terminaba el entrenamiento de Hibari y Tsuna, Gokudera pasaba por su décimo para ir juntos a la cena. Ahí aprovechaba para observarlo de reojo, rogando que el décimo Vongola le preguntará algo para que estuvieran parados unos cuantos minutos todavía ahí, con él.

Primero no quiso aceptarlo, sintió que sería como manchar el nombre de los Vongola. Renegó todo lo que pudo sus sentimientos, hasta que paso lo que paso, Hibari del futuro intercambió lugares con su yo del pasado; al verlo ahí, completamente indefenso de los misiles con lo que rodeó Genkinshi, Gokudera sintió que se le detenía el corazón y aunque no puso saltar a defenderlo por su concluida pelea con Gamma que lo dejó inservible, pudo formar una nueva llama de la tormenta con la suficiente determinación para que los escudos del sistema C.A.I sirvieran de protección.

Fue entonces que pensó que ya estaba bien jodido, se había enamorado de Hibari Kyoya.

De la maldita nube que nunca se ataba a nada ni a nadie. ¿Qué tan fregado estaba? Hoy lo averiguaría.

Y, aunque sus pensamientos seguían pensando que era lo que le diría al Vongola Décimo cuando todo saliera a la luz, en el fondo Gokudera sabía que se estaba preocupando de más. Porque así de magnifico era su jefe, a Tsunayoshi Sawada le importaba más la felicidad de sus amigos que las preferencias que ellos tuvieran. Por eso le seguiría hasta la muerte.

Pasó el día anterior, con muchísimo esfuerzo, de verdad, muchísimo. Junto todas las fuerzas que pudo; había sobrevivido a la pelea con Gamma, la corona fúnebre y Byakuran, ¿por qué de repente esto parecía mucho más difícil que aquello? ¿quizás porque se trataba de sus sentimientos y temía acabar herido? Después de todo, es algo que ya había ocurrido en el pasado. No obstante, lo que le dijo Bianchi antes de regresar del futuro le terminó de dar todas las fuerzas.

— ¡H-Hibari! —llamó de pronto, viendo que el prefecto estaba patrullando la escuela, como siempre.

— ¿Por qué no estás en clase, herbívoro rebelde? —preguntó arisco. — ¿Te estás saltando clases?

—Tengo un permiso para el baño. —murmuró mostrándole el pase. El moreno alzó una ceja, pero le restó importancia y volvió por donde iba. — ¡E-Espera, tengo algo que decirte!

— ¿Qué es lo que quieres?

Era ahora o nunca, estaban solos y si le rompía el corazón, nadie lo vería.

Me debes un favor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora