Gokudera despertó con un olor muy agradable esparciéndose por el departamento, su estomago lo obligó a incorporarse cuando notó que en efecto, olor provenía de su cocina. Al levantarse de la cama se dio cuenta que Fon ya no se encontraba a su lado, así que se dirigió a la cocina donde Uri lo recibió con un maullido, haciéndole mirar el pesado que tenía en su plato.
— ¿De dónde...?
—Ah, Gokudera-kun, es un gusto que hayas despertado. —sonrió Fon desde la cocina, sirviendo el desayuno. —Justo ahora pensaba llamarte. He alimentado a Uri, esperando que no te moleste.
—No me molesta. —murmuró él, mirando toda la comida. — ¿Tú...?
—Sí. Te dije que podía cocinar, así que por favor, Gokudera-kun, por tu hospitalidad permite que te ayude en los quehaceres del hogar. —pidió. — Incluso ya he hecho las compras.
— ¿Compras?
—Un muchacho en crecimiento debe comer sanamente. —reprendió él. —Con la comida de las tiendas no podrás crecer adecuadamente.
—Suenas como una madre. —Gokudera se sentó, sonriéndole a la comida. —Se ve... bastante bueno. —murmuró.
—Gracias. —Fon se sentó en la silla de al lado, con una taza de té.
Una vez que ambos terminaron de comer, Gokudera se dio cuenta que ya era bastante tarde para pasar por Tsuna, había estado demasiado entretenido con la comida del arcobaleno que lo olvido por completo. Aunque a su suerte tenía el tiempo necesario para llegar a la escuela, allá se encontraría de una vez con Tsuna.
— ¿Vendrás conmigo? —preguntó Gokudera, extrañado. — ¿No quieres ir a donde Reborn-san? Puedo pasar a dejarte si no sabes como llegar.
—No, quiero ver un día tuyo, Gokudera-kun. Además, después de clases dije que te entrenaría. —comentó, dando un brinco para quedar en los brazos de Gokudera. —Vamos.
— ¿N-No prefieres mi hombro? —después de todo, así Reborn solía viajar en todos, en el hombro o en la cabeza.
—Descubrí que así es mas cómodo. —contestó este.
Fon sonrió al notar que el efecto que quería causar estaba surgiendo resultados; Gokudera en cambió comenzó a incomodarse cuando incluso las mujeres más grandes comenzaban a voltear hacía él, al igual que las jóvenes por llevar a un bebé en brazos. Fon miró a Gokudera, esperando que aquello sin duda ayudara a la tormenta. Llegó unos minutos antes de que se diera el toque de campana, con varias chicas chillándole por lo lindo que se veía con el pequeño en sus brazos, Gokudera nunca sintió tantas ganas de mandarlas a volar.
—Gokudera, no tienes permitido traer a un bebé a la escuela. —regañó uno del comité disciplinario. —Tienes que llevarlo de vuelta con sus padres.
— ¡No me molestes, imbécil! —reprochó Gokudera, molesto. — ¡Además, me importan una mierda tú y tu estúpida escuela!
— ¿Hayato? —llamó Dino, sorprendido. Acababa de llegar en su costoso vehículo en una escuela secundaria de un pueblo, ¿qué demonios estaba pensando ese imbécil? —Oh, el bebé que es amigo de Reborn.
—Mi nombre es Fon. —dijo él amablemente.
— ¡No hables con él! —reprochó Gokudera, sacándole el dedo de en medio a Dino. — ¡Y tú, deja de molestarme!
—Eso es imposible, Hayato. —respondió Dino, poniéndole una mano en su cabeza. —Reborn me pidió de favor que estuviera aquí un buen tiempo, creo que está planeando algo, aunque no me ha dicho qué. Tsuna parece contento así que tendrás que soportarme un rato.
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Me debes un favor.
Hayran KurguMaldita sea, ¿qué tan jodido estaba? Se había enamorado del guardián de la Nube, el que nunca se ataba a nadie: Hibari Kyoya. * * [1859]