Gokudera exhaló aire, cerrando los ojos por unos segundos, olvidándose de la sensación que le había causado Hibari. Hace mucho que no provocaba nada en él, eso no iba a cambiar ahora. Hibari en cambio, seguía mirándolo, esperando cualquier propuesta al reto impuesto.
Haz lo que quieras, Hibari. —dijo Gokudera, volviendo a darse la vuelta. —Si no quieres cambiar nada, si quieres cambiar todo, sé que tarde o temprano me cansaré de ti y de tus jugarretas. Y te quedarás solo, justo como lo estás ahora.
Hibari frunció las cejas al ver la sonrisa socarrona de Gokudera.
—Tanto en el pasado como en este futuro.
Antes de que pudiera abrir la puerta, una de las tonfas de Hibari salió volando, Gokudera se hizo a un lado, esquivándola por completo. Eso solo consiguió irritar mucho más a Kyoya, que sin dudarlo se lanzó a él, dispuesto a atacarlo con la tonfa que le quedaba. Necesitaba golpear algo, para deshacerse de esa sensación de verse humillado delante del herbívoro rebelde.
Gokudera por supuesto, logró detener su tonfa con una mano, girando sobre sus pies, se colocó detrás de Hibari y le arrebató el arma de un fuerte tirón. Hibari traspilló hacía adelante al recibir un empujón de Gokudera, mientras las tonfas eran decomisadas por el guardián de la tormenta.
—Me quedaré con esto, no queremos que dañes a nadie. —comentó, sin rastros de burla. De nuevo esa mirada que no proyectaba ningún sentimiento. —Puedes bajar o quedarte aquí durante la cena, aunque si bajas podrías vestirte con traje...aunque realmente nadie se quejará si no vas con uno, después de todo eres del pasado.
—Aún no he terminado de hablar contigo, herbívoro.
—Tengo cosas que hacer, no puedo perder más tiempo contigo. —y salió de la habitación, sin volver a mirar atrás.
Al salir, Gokudera zarandeó su cabeza, quitando cualquier pensamiento ajeno a nada que pudiera haber tenido al ver al Hibari del pasado. Ahora era feliz siendo la mano derecha de su querido Décimo y eso llenaba toda su vida, además Dino era una pareja sumamente cariñosa, nada que pudiera obtener con Hibari de quedar juntos. Porque Kyoya era egoísta, egocéntrico y tan frío como un bloque de hielo.
Se detuvo a media bajada de escaleras, contemplando la alfombra del suelo.
Ya no quería sufrir más. Su venganza fue bien hecha y le había traído más alegrías que dificultades, consiguió romperle el corazón a Hibari como él lo había hecho con el suyo.
— ¡Gokudera! —Dino le llamó, apareciendo por la puerta de la derecha. — ¿Dónde estabas? ¡Ya nos han dado una habitación, vamos!
Dino que venía corriendo a él, le plantó un suave beso que hizo al contrario aparatarlo con la mano, avergonzado como siempre de los lacayos de Dino que miraban con ternura la escena. Cuando Gokudera se dio la vuelta, tuvo que ocultar muy bien su gesto de sorpresa de ver a Hibari parado en la cima de las escaleras, con la boca semiabierta. Quizás de ver a Dino besándolo.
— ¡Pero si es Kyoya del pasado! —sonrió Dino, corriendo escaleras arriba. — ¡Qué gusto verte! Eso significa que Hibari ya estaba aquí, ¿no?
De inmediato Hibari se apartó de Dino, dándole la espalda a ambos volvió a marcharse rumbo a su habitación. No obstante, el rubio comenzó a perseguirlo, sin saber muy bien el porque de su reacción; Gokudera por su parte subió más lento. Quizás debería ir con Yamamoto y Ryohei para beber algo, aunque tampoco es que Yamamoto estuviera encantado de verle.
— ¡Kyoya! —Dino metió un pie entre la puerta antes de que pudiera cerrarla en su cara. —Vamos, hace mucho que no veo a Kyoya del futuro, es una alegría ver al del pasado.

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Me debes un favor.
FanfictionMaldita sea, ¿qué tan jodido estaba? Se había enamorado del guardián de la Nube, el que nunca se ataba a nadie: Hibari Kyoya. * * [1859]