Resulta que Jean Carlo intentó convencernos a todos de que había aprendido a acercarse sigilosamente por detrás de un zombi y retorcerle el cuello al más puro estilo <<comando tras la línea enemiga>>.Según él, había desarrollado esta técnica, en parte, gracias a los nueve meses que antaño había pasado en el ejército de tierra. Nadie se lo quiso poner en duda, pero, al contemplar su aspecto <<fuertecito>> y sus rollizos mofletes, nos costó tragarnos el hecho de que fuera una especie de ninja antártico. Yo creo que más bien era un flipado del copón. Y es que, una vez, cuando le pregunté si podía llamarle por las siglas <<JotaCé>>. (J.C.). —para abreviar, más que nada—,me miró fijamente arqueando su única y enorme ceja y, con total seriedad, me respondió :
—Mejor llámame CeJota.
Joder, aún me estoy descojonando. Si quería parecer más cool, no lo consiguió, desde luego.
En fin, un gran tipo. Lástima que cayera en la primera incursión que hizo con nosotros sobre la ciudad. El hecho ocurrió casi por gentileza de un no muerto que se escondía debajo del coche en el que C.J. creyó oportuno apoyarse para recuperar aire.
De ahí que los hablara hace un momento de los accidentes. Cuando aquel zombi emergió desde el hueco inferior del vehículo y le agarró por el tobillo, Jean Carlo gritó algo ininteligible, al tiempo que saltaba como si fuera un mono de feria y, por supuesto, nos ponía a todos los del grupo en alerta.
<<Gracias, C.J. pero la próxima vez no te quedes ahí y apártate un poco, soldado. >>
uno de los de la cuadrilla, que tenía la mala costumbre de disparar cerrando con fuerza los ojos, mató al podrido a balazos, sí, pero también le dio al pobre chef de lleno en la cara, justo en el entrecejo, arreglándole definitiva e irónicamente aquel pequeño detalle que tanto le afeaba.
No tomamos represalias —como ya he dicho, fue un accidente—,pero Óscar, el que disparó, no volvió a coger un arma durante el resto de su corta vida.
¡Ah! Qué tiempos aquellos en los que cada uno debía cuidar de su propio trasero. Y qué ambigua se me antoja ahora la supervivencia, pues no sé si echarla de menos o alegrarme de que llegara a su fin.Fin capitulo II
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Diario de un Zombi
RandomDiario de un Zombi nos transporta a una Barcelona post-apocalíptica enterrada bajo las cenizas de la devastación donde el ser humano se ha extinguido casi por completo. Una historia en la que los hechos están narrados desde una perspectiva muy...