Parte VI de tres

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Quinientos treinta y siete hombretones frente a más de veinte mil zombis cabreados,sin olvidar los que fueron llegando desde otras partes de la ciudad, atraídos por el espectáculo.¿OS lo imagináis?
En un momento dado un soldado de tez robusta se plantó desgañitado delante de la temblorosa cámara y, entre disparos y explosiones, consiguió bramar los siguiente:
—¡Sacadnos de aquí, joder! ¡Son demasiados! ¡No podemos con ellos. Repito.No podemos con ellos!
Acto seguido, cayó fulminado al suelo a causa de una batala perdida que fue a estallar contra su cabeza.
Llegados a ese punto, la organización militar brilló por su ausencia.cuantos menos humanos quedaban, más zombis había.Los soldados ya no distinguían amigos de enemigos,y empezaron a dispararse entre ellos o a todo aquello que se movía.
Fue el desastre más absoluto,rotundo y desicicivo que haya vivido la resistencia de esta ciudad.
Como medida drástica,el gobierno—o de nuevo lo que quedaba de él—decidiò mandar un F-14 y soltar ahí en medio una eficaz,aunque carísima ,bomba termoeléctrica, que achicharrò el cerebro de cualquier cosa que se moviera en un radio de cinco kilómetros.
Ni siquiera nosotros, que estábamos en el otro punto del mapa, dejamos de notar semejante holocausto.
Después de este incidente, dieron Barcelona por perdida, y podría decirse que al país entero en ella.

OS lo he dicho; a nadie le gusta saber cómo pierden los suyos. Yo fuí capaz de plantar me ahí,de pie, y contemplar sin pestañear ese océano de gente muerta porque podía permitírmelo.Soy imparcial.
Cómo un juez que observa desde arriba  y no está de parte de nadie.
Cabalgó entre ambas razas,pero no pertenezco a ninguna.
Reconozco que, de no ser así,no lo habría soportado.
En fin,pude haberme marchado,pero decidí caminar entre los fiambres y merodear por los restos de la civilización. ¿Morbo? No creo. Más bien fisgoneo.Total,no tenía otra cosa mejor que hacer.
Me llamó la atención el cadáver en el suelo de una mujer vestida con un velo negro,como si se hubiera puesto esas ropas para hacer algún tipo de ritual antes de infectarse.
Y entonces la lluvia estalló de repente ,con millones de gotas que se iluminaban de forma intermitente debajo de la cegadora tormenta. El sonido de los truenos retumbó con intensidad sobre aquel cementerio de cuerpos mutilados.
Volví a dejarme llevar por mis instintos. Con mi traje nuevo— y ahora empapado—, agarré a aquella doncella de atuendo oscuro por la cintura y el brazo y , cerrando los ojos, moví un pie y luego el otro, Seguidamente empecé a bailar con ella bajo el azulado resplandor de los relámpagos.Un réquiem funerario resonó en mi cabeza mientras danzaba al compás de la propia muerte, fundiéndome en un solo ser con aquella completa desconocida sin alma.Nuestros pies cabriolaron sobre un manto de piel y huesos por el que mi pareja se dejaba llevar tan delicadamente como si fuera un bonito cuadro y yo el marco que la sostenía.
Después de todo, sí qué estaba en un entierro, y fue una hermosa forma de honrar a los difuntos.

El primer contacto que tuve con un humano de verdad,desde  hacía por lo menos cinco meses, sucedió mientras daba vueltas seducido por mi propio rito fúnebre,lo que hizo que me parara en seco.
Fue una niña.Una Nina  de rubia melena y cara  embarrada,de unos siete años de edad. Estaba ahí,de pie, a unos escasos treinta metros de distancia, inmóvil bajo la lluvia mientras contemplaba la lúgubre danza.
Por unos momentos no supe cómo reaccionar.Deposité con suavidad a mi acompañante  en el suelo y me quedé quieto,sin hacer  ni un solo movimiento, mirándola a los ojos con la misma expectaciòn con que ella me observaba a mí.
Lentamente alcé la mano para saludarla,pero ella tan solo me observò durante unos segundos más y luego dio media vuelta, echando a correr hacia el interior de las abandonadas calles de Gracia.
¿Quién era esa Niña? ¿Por qué no se fue corriendo nada más verme?
Esas respuestas tendrían que esperar,pero enseguida supe que yo era el mayor de los monstruos; un híbrido difícil de comprender y de encajar en este nuevo mundo,pues contengo lo peor de ambas partes: un cuerpo que se pudre y una mente que piensa demasiado.

Fin capitulo.

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