Pasó unos segundos desde que se sintió mejor, sacó el dinero y lo puso sobre la barra saliendo en busca de ese rubio. Lo vió a lo lejos sentado mirando al cielo, estaba oscuro y las pequeñas luces que acompañaban a la luna se lucían en su mayor esplendor.
-¡Anteros!
-Qué rápido te acabaste la botella de cerveza.- se carcajeó sin voltear a verlo.
-Yo no lo hice, fuiste tú el que la dejaste vacía, y yo creí que tan solo le habías dado un trago.-le confesó llegando a unos pasos de él.-Dijiste que tenías cosas que hacer.
-Estoy viendo las estrellas, es una de las cosas que debía hacer.-murmuró tranquilo.
-¿Mirar las estrellas?.-puso una expresión de "¿En serio?".
-Claro que sí, admirarlas es de lo más hermoso que existe.-Estiró su brazo al aire.-Si observas, puedes formar figuras, conocer las constelaciones, o formar palabras.
¿Ya te sientes mejor?.-lo miró amable.-Si, gracias..
-No agradezcas, agradécete a tí mismo por lograr hacerlo. Tú controlas la salida de tus emociones, tú decides si exajerarlas o disminuírlas. Es solo tú decisión.
-Puedo?.-dijo apuntando a su lado.
-¡Sientate! No tengas miedo, ni que un rayo te fuera a caer por sentarte a mi lado.-añadió sarcástico.-¿Tienes novia?
-No...-dijo negando repetidas veces, como si fuera un pecado el tener pareja.
-Lo sabía.
-¿eh?
-Sabía que no tenías novia por la cara que traes aún sintiéndote aliviado.
-No te entiendo..
-Mira, te hace falta más acción en la cama aparte de solo dormir y saltar sobre ella como un niño.-Especuló de forma graciosa.-Puedo notar que te encuentras en mal estado al no tener aún esa adrenalina, esa agitación de corazón y respiración al amar y ser amado. Realmente te urge.
-¿Qué? Yo no necesito de eso..-rió.
-Todos dicen eso y a la primera caen con un idiota.-negó exhalando con demasiada ironía.
-Eres un experto en el amor o algo así?
-Obvio.- bufó recostándose hacia atrás.- hacer este trabajo los 365 días del año agota. Nada más observa estas ojeras que tengo bajo los ojos, podrían confundirme con un espectro del inframundo si no hago algo al respecto.
-Hablas cosas raras.
-Quizá, pero jamás falto a mi deber.
-¿Y cual es tu deber?
-Flechar corazones a lo loco, eso hago yo..-susurró como si fuera lo más genial y sumamente secreto del mundo. claro, haciendo acompañamiento de sus manos para darle credibilidad.
-Bebiste demasiado...?.-elevó una de sus cejas.
-Jamás es demasiado para mí.-sonrió.-Mi hermano hace su deber y yo el mío, pero aveces me siento como un esclavo. ¿No tienes nada que hacer?
-Si pero, una pregunta antes de irme.
-Anda, escúpela.
-¿Por qué siempre sonríes?
-Porque quiero, porque puedo y porque se me da la regalada gana de hacerlo. ¿Alguna otra pregunta?.-mordió uno de sus labios mirándolo fijamente.
-No, ya no..
-Bien, apresúrate a llegar a casa, nosotros felices aquí y otros sufriendo por allá, no es justo. Hay que mantener la igualdad ante todo.
Kert asintió aún pensando que la escena era demasiado extraña, se despidió con la mano y caminó a paso lento hasta la cabaña. Pero cuando llegó, sus padres no estaban, entonces se le ocurrió que quizá estarían en uno de los templos y decidió subir uno por uno.
-Oye, no deberías subir por los templos.-dijo Aldebarán.- Shura me contó la situación por la que pasan. Dales hasta mañana, además, te podrías encontrar con escorpio, no te lo recomiendo.-añadió convaleciente.
-Me siento un poco mal, pero no me importaría encontrarme con él, veo que la mayoría aquí sabe sobre mi. Pero..necesito hablar con mis papás.
-Una vez más, te lo digo muchacho, regresa por donde viniste. No es el momento apropiado.-dijo colocándose entre él y la salida sin proporcionarle miedo, pues lo decía de manera que el menor entienda y comprenda la situación.
Agachó la cabeza, y pasó por su lado lentamente.
-Necesito verlos.- insistió con una voz afligida.-Por favor.
Aldebaran sonrió y dió un gran suspiro deshaciendo su pose de brazos cruzados.
-No me haré responsable de lo que ocurra después, pero pareces ser muy educado, entonces sigue.-le ordenó perdiéndose entre la obscuridad de su propio templo.
-Gracias.-susurró.
Pasó los demás templos sin complicaciones, de verdad que le dejaron pasar, pero aunque aioria lo haya tratado de detener, fue en vano, el chico se le escapó por debajo del brazo como un niño de cinco años.
Se detuvo algo agitado en el octavo templo, respiró profundamente e ingresó, parecía no haber nadie, pero la figura del guardián se le puso en frente. No parecía estar de tan buen humor, pero tampoco quería asesinarlo. O al menos eso presentía.
-Dime la verdad, de donde conoces a Camus y a Shura?.-espetó con la voz gélida, realmente parecía estar enfadado.
Kert se ajustó su cabello y lo miró a los ojos con la misma seriedad que había heredado de Camus. Con los ojos fríos y sin emoción alguna.
-Soy el hijo de Camus, y mi padre es Shura. ¿Hay algo en eso que te moleste?.-se puso a su altura cambiando sus ojos a un tono escarlata, en la densa noche parecía un demonio, pero Milo ni se inmutó al principio, pero después su rostro pasó a ser uno de furia.
-¿Cuantos años tienes?.-dijo acercándose para sujetarlo de su polera negra para querer intimidarlo.
-¿Cuántos años crees que tendrá el hijo que no quisiste que naciera?.-apartó el brazo de Milo de un manotazo.
-No puede ser cierto..-murmuró apretando sus puños.-Dijeron que habías muerto.
-Jamás te molestaste en buscarme, y por tu culpa Camus piensa que lo odio. Eres un bastardo, no aceptarlo cuando más te necesitaba fue un vil acto de cobardía. De hecho, mi único padre es Shura, por educarme, por enseñarme lo que está bien y mal. Por tomar el verdadero papel de alguien que me quiere y quiere a mi madre.
-Yo..no lo sabía, tenía tanto por delante que temía que tú lo arruinaras todo.-Titubeó.- Y resulta que todos me mintieron al decirme que habías muerto..
-Ya no me interesa si quieres remendar tus errores, ni se te ocurra llamarme hijo, porque yo nunca te llamaré padre. ¿Sabes?.-frunció el ceño y resopló haciendo crecer su aguja escarlata.-Quisiera que estés muerto y que esta maldita aguja venenosa no me hiciera acordar a tí.-Se le quebró la voz sin que lo quisiera realmente y aunque el cuerpo se le estremeciera por hablarle así al ser que no lo quiso, se sintió mal.
Milo no dijo nada, se quedó estático con una cara de espanto terrible mirando al suelo. El pelirrojo no evitó lanzar un sollozo y antes de salir para ir a ver a sus padres, declaró:
-No te odio. Solamente estoy enojado por saber que mi existencia no valía nada para ti. Es horrible enterarse eso cuando pensé que todo andaba bien.
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Se imaginan sus ojitos rojos brillando por las lágrimas? 😣
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Madre a los 16
RandomTener a un hijo a los 16 puede ser difícil, sobre todo si su verdadero padre no acepta la responsabilidad. Tiempo después las cosas cambian, aunque ese error obliga a alguien a perder la vida, y todo a causa de unos pinshis dioses >:/ (Esta historia...