❄️Capítulo 32❄️

393 27 22
                                    

Camus se enteró mediante algunos pergaminos viejos tirados en un rincón que cada caballero tenía escrita la forma en que llegaron y como fueron encontrados, incluso de la era pasada. Pudo ver el caso de algunos caballeros que de igual forma perdieron a sus padres. Para seguir viendo aquello, estaba demasiado sensible, por lo tanto lo dejó.

Sintió una patadita y elevó sus cejas, dejó los lentes de descanso sobre la mesa levantándose pesadamente. Kert ya le había llevado una bandeja de galletas, Sandwiches, refrescos, tacos, prácticamente todo el refrigerador, incluso una ensalada de repollo. Y el "yerno" lo mimaba como podía. Resultó ser que Anteros dejó su inmortalidad por completo, hablando de un tema tan complejo, no cualquiera lo renunciaría a tal grado. Pero fue fácil adivinar que el hermano de cupido lo haría tarde o temprano a causa de sus propios sentimientos.
Shura apoyó su barbilla al hombro de Acuario, sonriendo y suspirando apoyó solo algo de su peso.

-¿Cómo te sientes?

-Normal.-murmuró.-Quiero salir al pueblo para comprar algunas cosas, acompáñame.

-Como quieras, de todas formas no tengo nada que hacer.-entrelazó su mano que estaba sobre su vientre y empezó a masajear en círculos tiernamente.
Camus pensó que era demasiado afortunado el estar con Shura, el pelinegro desde el principio fue bastante atento, tratando de no cometer errores y siempre dando algo de cariño para no descuidar la relación, y justo ahora esperando nuevamente el poder concebir, además sabiendo que su hijo pronto se casaría, eran momentos para relajar toda la tensión del corazón. Mirar al cielo y pensar que todo estaba solucionado se sentía tan gratificante y lo era todos los días, desde el amanecer hasta ya llegada la noche.

-Desde cuando empecé a gustarte?

La pregunta salió de sus labios suave y quizás temblorosa, sabía que esa cuestión parecería algo ridícula puesto que la pregunta en sí misma, se escuchaba tonta. Simplemente se hizo a la idea de no esperar nada, pero la voz animada se escuchó con demasiada credibilidad.

-La primera vez que llegaste, me sentí muy nervioso, pienso que fue un amor desde la infancia pero siempre lo callé. Se veía que eras tierno, traías una mirada pura e inocente, pero también te veías herido...poco después me enteré que perdiste a tus padres. Cuando tomé la decisión de hablarte, ya te habías hecho amigo de Milo.-Exhaló.-Desde la distancia solía verte entrenar, vi cada caída, observé cada avance tuyo. Y cuando me dí cuenta, supe que me gustabas.
A los once me atreví a darte un regalo de cumpleaños algo costoso.-confesó.-Fue ese estante de caoba que tienes en la biblioteca, los bordes de plata simplemente le hacen un mueble bastante elegante. Supuse que te agradaría, en realidad se fue parte de todos mis domingos pero valió la pena mirar el cómo te brillaron los ojos al recibirlo, apartaste el moño y...sin darte cuenta habías sonreído hasta mostrar tus dientes blancos. Supongo que te quería desde el primer momento, cuando el rubor cubre tus mejillas que me vuelve loco..

-¡Ejem!

-¡Suegro!.-El pelirrojo le dió un codazo en todo el pecho.

Kert y Anteros aparecieron interrumpiendo un momento maravilloso.
El rostro de Shura se ensombreció al escuchar la palabra "suegro" por parte del rubio, esa palabra por más sentido que tenga, aún le incomodaba.

-Cómo está mi hermanito?

-Pateando, ha estado inquieto.-dijo Camus

-Apuesto a que de grande jugará fútbol.

-Anteros, tus bromas son algo..raras, de verdad.

-Estoy nervioso por la boda.-soltó sin pensar, al instante se cubrió la boca con una capa de sudor sobre la frente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 20, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Madre a los 16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora