Me duele la cabeza, no recordaba absolutamente nada de lo que hice la noche anterior, excepto haber visto a SeHun siendo arrastrado por el guardia hacia la salida. Me levanto de la cama, cuestionándome, sin saber realmente que día es. Observo el desastre que tengo en mi habitación. En la cama yacían envolturas de caramelos, chocolates, papas fritas, una botella de vodka vacía, con la mayor parte derramada en la alfombra. Doy un suspiro, porque me siento completamente tonto de las condiciones en las que estoy, mental, física, emocionalmente. Huí, huí de mis emociones, de mí mismo y en el lugar que SeHun debería ocupar a mi lado, se encuentra una botella vacía.
Me llevo las manos al rostro, tratando de relajar un poco el dolor cuándo comienzo a masajear la frente, siento mi cuerpo pesado, y también la vibración del móvil sobre la almohada. Cuando lo tomo, logro darme cuenta finalmente que tengo al menos trescientos mensajes de Baekhyun que no pienso leer, mucho menos responder. Lanzo el aparato lejos de mi alcance, junto a las envolturas y botella que se mantiene firme, a pesar del golpe. Estoy cansado, quiero rendirme, pero no puedo. No puedo hacerlo ahora que toda mi vida está tranquila, que tengo todo resuelto. Quiero dejar de sentir miedo, quiero seguir adelante. No puedo, no puedo.
- Servicio a la habitación. – Sé que conozco esa voz, sobre todo porque no recuerdo haber pedido nada. Refunfuñé, empuñando las manos sobre las sábanas de la cama. No quiero levantarme, pero no quería ser grosero tampoco. Me levanto de la cama, con el peso de todo mi cuerpo que se asienta en mis tobillos, en la planta de mis pies que arrastro hasta la puerta y ahí, vestido de traje y recargado en el marco, con esa sonrisa estúpida plasmada en su rostro, se encuentra JongDae, me mira con un brillo peculiar en el rostro y se cruza de brazos. – Mala noche, ¿no? Son las dos de la tarde.
- ¿Qué quieres? – Respondí de mala gana. Entonces, los cables se conectaron en mí, no dudé en darle un par de golpes en el pecho, JongDae me detuvo al tomarme de las muñecas. Todo parecía divertido para él, incluso para mí, aunque la rabia por dentro me comía vivo, pero nada tuvo importancia cuando no pude contener un sollozo. – Tú lo sabías, maldito JongDae. Vete de mi casa.
- Apestas a alcohol, MinSeok. Creí que no bebías jamás. –Ignora mis intentos fallidos por sacarlo de mi hogar y entra, dándome un suave empujón. Me siento débil, no soy capaz de luchar más, tampoco de preguntarle cómo ha estado cuándo comienza a levantar el desastre que hice noches antes. Me siento en el suelo sobre mis rodillas, el corazón me duele y no puedo dejar de llorar. Minutos más tarde, se inclina frente a mí y me hace levantarme de a poco.
Cómo un cachorro perdido, me dejo llevar a la tina y desvestir, JongDae toma la regadera para empapar mi cabello y esparcir gentilmente el shampoo, dando pequeños masajes que hacen que el dolor de cabeza desaparezca y me estremezca la piel. Entonces lloro más fuerte, no quiero culparlo por haber sido acreedor de mis traumas psicológicos, pero me siento tan vulnerable que no puedo hacer más que esconderme entre mis rodillas cuándo sus dedos se deslizan suavemente por mi espalda, cuándo los recuerdos de nuestra relación vuelven a mí y siento miedo un vez más, a pocas horas de haber despertado. Me sentía fuerte, indestructible y grande, muy grande, antes que SeHun tuviera que volver a mi vida, cómo si no hubiese destruido gran parte de mí, pero entonces me mira y mis piernas tiemblan, mi corazón se agita salvaje en mi pecho, y sólo pienso en correr, en esconderme. Quiero matar a JongDae, quiero colgar a JongIn, pero también quiero que la imagen de SeHun desaparezca de mi memoria.
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Vacaciones.
FanfictionMinSeok no quería volver ahí, no quería revivir el pasado, no quería volver a verle. MinSeok sólo quería morir. Una historia totalmente original, totalmente mía, basada en mi propia perspectiva de una historia real. Los personajes...