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A más de mil doscientos kilómetros estaba Samuel, quitaba con un cepillo de dientes la mancha de salsa que había caído en su corbata de colegio, pues también empezaba el curso, había pasado todo el día ayudando a Omar con la mudanza y estaba entusiasmado de saber que Omar iba con él de vuelta a Las Encinas.

Azucena había logrado que la beca de Nadia fuera renovada y otorgada a Omar y así el chico pudiera culminar los estudios y tener mejores oportunidades, pues se titularía del establecimiento más prestigioso de España, se lo merecía después de todo, había estado junto a ella y Ander en todo momento.

Por un tiempo, estaban un poco dolidos por su partida, pero también pensaron que era necesario reconectarse como madre e hijo y que Omar necesitaba estar cerca de sus padres para así mejorar su relación, lo despidieron con tristeza y alegría, además, estaba con Samuel, que mejor lugar que en el piso de su mejor amigo.

....

Nadia y Lu ya habían terminado de instalarse en el amplio apartamento de Malick, era muy moderno y con todas las comodidades. Malick estaba tranquilo pues la presencia de Nadia le permitiría dar rienda suelta a sus deseos sin tener a su padre detrás de él. A ellas por su parte, el trato les caía como anillo al dedo pues solo tendrían que preocuparse por conseguir el dinero para pagar la otra parte de la universidad que la beca no cubría.

Aún faltaba una semana para iniciar los estudios en Nueva York, por lo que se apresuraron a recorrer las calles y avenidas cercanas y a revisar los anuncios de periódicos en busca de un trabajo que les permitiera cubrir los pagos.

Para Nadia era más fácil asimilarlo, pues toda su vida había trabajado para la tienda de sus padres, sabía lo que significaba dividirse entre trabajo y estudio, para Lu sin embargo, todos los trabajos disponibles parecían poca cosa.

N: pero Lu, no vais a encontrar un puesto alto si no tienes experiencia

L: es que no puedo Nadia, no me imagino lavando platos en un restaurante, mis uñas y que puto asco.

Nadia solo rodó los ojos y sonrió ante la cara de desagrado de su amiga al mencionar lo que significaba para ella lavar platos.

N: ¿y si vamos a la universidad para verificar si hay empleos de medio tiempo?

L: Al fin una buena idea.

Tomaron un taxi hacia la universidad y revisaron todas las pizarras en busca de empleos, se entusiasmaron al ver que se requerían ayudantes en la biblioteca, cumplían con todos los requisitos: estudiantes activos, bilingües y con notas excepcionales. Pronto se dirigieron a la administración y completaron la papelería, eran cuatro las plazas disponibles así que estaban seguras de que las elegirían a ambas.

En el caso de ellas la diferencia de horario no era muy amigable pues eran seis horas, tendrían que ingeniárselas para poder estar en contacto con todos en Madrid más las clases, más el trabajo.

De la guerra y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora