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A pesar del desvelo por conversar con Samuel, Carla despertó temprano, su despertador sonó y ella ni siquiera se quejó, curiosamente haber conversado con el castaño la había hecho dormir plácidamente, habían sido pocas horas pero le habían sustentado.

Pronto se dirigió a darse una ducha, cuando se percató que su padre no solo ya estaba de pie, sino también ya había preparado café, se encontraba en la mesa del balcón, conversando por teléfono, y con varios periódicos distribuidos por toda la mesa, además de su infaltable taza de café, lo que se le hacía curioso era que ella ni siquiera estaba suscrita a ningún periódico, pero su padre era un tipo audaz, lo más seguro es que le pagó a alguien para que los consiguiera.

No se entretuvo tanto en eso y se apresuró a tomar la ducha que tanto necesitaba, al salir notó que su padre seguía hablando y en la misma posición en la que estaba cuando ella se había levantado, se dirigió a su habitación y se vistió, ese día no asistiría a la universidad, pues su madre llegaría de Madrid en unas horas y debían recogerla y preparar todo para su estadía, se dirigió al balcón y con un beso en la mejilla saludó a su padre quien ya había colgado su llamada.

C: "Buenos días, papá"

T: "Buenos días, cariño, has dormido bien?"

C: "Si, gracias, veo que te has levantado temprano"

T: "Bueno, es que no he parado de recibir llamadas de todos en Madrid, además he querido reconfirmar que no habrá problemas con el vuelo de tu madre"

C: "¿y?"

T: "Tranquila, tu madre vendrá a la hora acordada, todo está listo"

C: "Enhorabuena, desayunarás?"

T: "He tomado un café ya"

C: "Puedo pedir algo, la cafetería está cerca y lo traerán pronto"

Teo asintió, pues otra llamada entraba en su móvil, Carla solo rodó los ojos y llamó a la cafetería para realizar el pedido, en unas horas más tendrían que ir al aeropuerto a recoger a Beatriz.

De la guerra y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora