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Una anaranjada mañana se alzó en la ciudad de Londres, Carla lo observaba dormir, delineaba con la vista cada centímetro de su rostro, su pronunciado mentón, sus pobladas cejas y esa cicatriz que tantos sentimientos encontrados le causaba, le dolía saber la razón por la que había recibido ese golpe, pero no podía negar que lo hacía ver muy atractivo, era ese sello de chico rudo que le alborotaba las hormonas, sus largas pestañas que casi rozaban sus mejillas, su perfecta nariz, su cabello castaño alborotado.

Su vista fue bajando provocándole un cosquilleo, estaba más musculoso y el vello en el pecho era algo nuevo, lo hacía ver muy varonil, más de lo usual, eso era algo que a Carla la volvía loca, Samuel era testosterona pura, siempre tan masculino, sus manos fuertes, su ronca voz, sus pasos toscos, lo amaba, amaba cada pequeña cosa de él, lo había extrañado tanto, lo había necesitado tanto.

El sonido de la puerta la alertó, salió de la cama y se colocó de nuevo el camisón y un albornoz, sus padres cruzaban la puerta conversando animadamente, le extrañó un poco, pero también le causó alegría, pues día tras día había visto como la relación de sus padres mejoraba, y también poco a poco el dolor de lo sucedido se desvanecía.

B: "Hola, ¿cómo está Samuel?" - preguntó la marquesa mientras abrazaba a Carla y besaba su frente.

C: "Hola mamá, sigue durmiendo, en un momento lo despertaré para su siguiente toma" - respondió

T: "Hola cariño" - saludó Teo amablemente y dejando la maleta en el suelo.

C: "Hola papá" - dijo besando la mejilla de Teo, cosa que lo sorprendió y lo dejó con una media sonrisa, era la primera vez que tenía un contacto con Carla, al menos que saliera de ella.

B: "¿Dónde está Raquel?" - preguntó luego de dirigirse a la cocina y ver que la empleada no se encontraba.

C: "Le di el día, no quiero que Samuel se sienta abrumado, pediré algo para desayunar y luego me daré una ducha" - dijo retirándose a su habitación.

B: "Yo también me daré una, Teo cariño, ¿podrías recibir el desayuno?" - dijo tomando la maleta y conduciéndola hacia su habitación, Teo asintió sonriendo, todo parecía ser como antes, a no ser por el extraño que dormía en la cama de su hija.

Carla volvió y Samuel seguía dormido, le causaba mucha pena despertarlo, pero el médico había sido estricto, las tomas debían ser puntuales, así que con pesar se acercó a él y le susurró al oído.

C: "Samuel, cariño, debes despertar" - lo movió un poco y él solamente respondió con un sonido gutural, "vamos Samuel, debes tomar la pastilla, puedes seguir durmiendo luego" - dijo mientras lo ayudaba a incorporarse, Samuel tomó la pastilla perezosamente y aún con los ojos cerrados, era como un niño, Carla solo sonrió y luego lo ayudó a meterse nuevamente en las sábanas.

...

B: "Parece estar muy cansado" - afirmó la marquesa refiriéndose a Samuel que aún seguía sumergido en un profundo sueño.

C: "Es mejor que duerma, además ayer tuvo una pesadilla" - el móvil de Teo las hizo desviar la vista y él se levantó para responder la llamada en el balcón. Beatriz veía a Carla curiosa. "Vamos mamá, pregunta de una vez"

B: "Es solo que tu relación con Samuel despierta mi curiosidad, no quiero entrometerme, pero ¿por qué Samuel" - sus ojos estaban fijos en los de su hija, como buscando las respuestas en ellos. La llamada de Teo fue breve, pero al escuchar lo que su esposa había preguntado, decidió fingir que aún estaba al teléfono, esa era una duda que también lo desvelaba y sabía que él no tenía oportunidad de preguntar.

C: "No lo sé mamá, con Samuel todo es diferente" - dijo suspirando.

B: "¿Diferente cómo?"

C: "Con Samuel yo solo soy Carla, sabes, no soy Carla Rosón Caleruega, ni la marquesita, ni la heredera de las bodegas, ni una pija engreída, soy solo Carla, y me gusta ser solo Carla" - respondió para luego beber del café que habían pedido para desayunar.

B: "¿Y cómo es esa Carla?, si se puede saber" - atacó nuevamente la marquesa, era como si conociera a su hija por primera vez, en parte así era, y Teo solo agudizó el oído, en cada pausa balbuceaba algo para seguir fingiendo la llamada.

C: "Es simple, divertida, sin caretas, sin títulos, sin pretensiones" - hizo una pausa. "Es como si toda mi vida la hubiera pasado sumergida en el agua, viendo desde el fondo cómo todo transcurría, siempre fui una espectadora de mi propia vida, te vi pasar a ti y a papá tantas veces por encima y nunca se detuvieron, Polo nunca se detuvo, Lu nunca se detuvo, y yo seguí ahogándome en una vida que no era la mía" - La respiración de la marquesa se aceleró y sus ojos se abrieron ante la revelación de su hija.

B: "Cariño, tu padre y yo siempre quisimos lo mejor para ti, sé que hemos cometido errores pero..." - Carla interrumpió lo que decía.

C: "Lo sé, mamá" - hubo un pequeño silencio antes de la siguiente revelación, era lo que Teo y Beatriz esperaban escuchar. "Y luego llegó Samuel, y caminó sobre la misma agua que vosotros, pero él se detuvo bajó la vista y me sacó de golpe" - dijo sonriendo. "No lo impresionaba mi dinero, no lo impresionaba mi apariencia, no quería encajar como Cristian y Yeray, éramos solo él y yo, conversando, comiendo macarrones recalentados en un viejo sillón y jugando guerra de almohadas"

B: "Amo esa historia" - dijo Beatriz mientras sonreía.

C: "Yo también... eso es lo que amo de Samuel, amo la persona que soy cuando estoy con él" - aseguró con fuerza en sus palabras. "Y él me ama, a mí... y es algo que conozco por primera vez, por primera vez sé lo que se siente ser amada"

B: "Pero tu padre y yo te amamos cielo" - replicó consternadamente.

C: "Ya lo sé, pero ustedes son mis padres, el resto de las personas siempre busca algo, quise a Polo y sé que el me quiso, pero era costumbre, era más un deber, con Cristian y Yeray, a pesar de que ya no hay tensión, nunca fue amor, era interés, estatus" - otro silencio más. "Con Samuel es diferente, sé que empezó como un juego de poderes, pero pronto se transformó, porque él vio algo más en mí, algo que ni siquiera yo veía, él me ve hermosa, y no me refiero a lo físico, ¿entiendes?"

B: "Lo entiendo perfectamente" - dijo la marquesa. Teo sonrió y caminó de nuevo hacia el comedor, ahora lo entendía y le gustaba lo que había escuchado, al parecer había subestimado al chaval.

....

De la guerra y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora