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Varios días habían pasado desde la llamada de los chicos a Carla, Guzmán se había encargado de que todos creyeran la teoría de que Samuel estaba en el frente de batalla, por un momento todos dirigieron su atención a Omar, lo veían de forma acusadora para extraerle información, pero él no podía revelar nada, además, en verdad no sabía en donde estaba su amigo.

Era domingo y Carla desayunaba junto a sus padres en el apartamento, había pasado esos días más apagada, se dedicaba por completo a la universidad y a las bodegas, estaba frente a la computadora hasta que sus ojos no podían mantenerse abiertos con tal de no pensar en Samuel.

Las palabras de la carta se repetían en su mente una y otra vez, se castigaba internamente por todas las veces que tuvo oportunidad de decirle a Samuel lo que sentía, pero que por miedo había callado, ¿por qué no le había dicho que lo quería?, pudo hacerlo en esa fugaz llamada telefónica, ¿por qué no le había hecho saber que lo echaba de menos?, pudo escribir un mensaje cuando estaban en contacto.

Pero eran estas palabras las que rompían su corazón en mil pedazos "los días que se vienen para mí serán difíciles y si algo sucede y no tengo oportunidad de verte una vez más, por favor no sufras por mí, acorta el duelo, vuelve a sonreír, tus lágrimas no me devolverán a la vida si mi corazón dejara de latir" ¿podría soportarlo?, ¿quería estar en un mundo en el que Samuel no estaba?, ¿qué haría si lo perdía, y esta vez para siempre?.

El aire le faltó y sus ojos estallaron en lágrimas, no le importó quebrarse delante de sus padres, simplemente no podía más, dejó de ser "fuerte", dejó de ser "fría", dejó de aparentar que todo estaba bien, la universidad, las bodegas estaban bien, pero su corazón, no estaba bajo control, se sentía perdida.

Teo veía la escena horrorizado, nunca había visto a su pequeña quebrarse de ese modo, siempre la vio como alguien fuerte, incluso la consideraba un digno adversario, pero a pesar de todo, seguía siendo su niña, y odiaba verla así, odiaba verla tan rota, solo quería acunarla en sus brazos como lo hacía cuando era un bebé.

Beatriz se incorporó inmediatamente de su silla y se acercó a su hija, se aferró a ella con fuerza, depositaba suaves besos sobre su cabeza y acariciaba su espalda, no decía nada, sabía que eso era lo que su hija necesitaba, necesitaba llorar, necesitaba dejar de reprimir el dolor que sentía, la dejó llorar en sus brazos, haciéndole saber con cada beso y cada caricia que estaba allí para ella, que esta vez no la dejaría.

T: "Se acabó, estos imbéciles van a darme la información hoy mismo" - dijo Teo de golpe y levantándose de su silla, no soportaba una lágrima más de su hija.

B: "Tranquilo Teo, hemos avanzado mucho con la búsqueda, no puedes tirar todo por la borda por un arrebato" - Carla levantó la vista, sin entender nada de lo que sus padres discutían, trataba de contener las lágrimas e incorporarse.

T: "Voy a encontrarlo cariño, te lo prometo" - dijo Teo acercándose por primera vez a su hija, limpiando las lágrimas de sus mejillas con los pulgares y haciendo que Carla lo viera directamente a los ojos - "te prometo que lo haré" - dijo con entereza.

C: "Gracias papá" - dijo Carla entre lágrimas y se abrazó a su padre como una chiquilla, Beatriz no pudo sentir nada más que ternura y amor por su hija, y también volvió a ver en Teo algo que no había visto hace mucho, volvió a encontrar a ese hombre del que se había enamorado.

De la guerra y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora