Capítulo 22

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Caminé rumbo a la parada del autobús que se hallaba junto al estacionamiento de la preparatoria. Con la cabeza agachada y pensando aún en todo lo ocurrido apenas horas atrás.

Las inseguridades y la ansiedad crecían en mi mente mientras los segundos continuaban pasando, y los pensamientos que tenía respecto a las ideas que mi madre me había metido a la cabeza sobre Ross, iban en aumento, de una forma negativa.

Pero por otro lado, me negaba a creer que Ross me pudiese estar utilizando únicamente para obtener algún beneficio o satisfacción física. En el fondo sabía y creía firmemente en el amor que Ross sentía por mí, y me sentía terriblemente mal al recordar que probablemente había iniciado una discusión entre ambas cuando no había motivo para tal.

Y ahora, el reciente asunto sobre Stella Green. No podía actuar como si nada estuviera pasando y fingir que me encontraba tranquila respecto a ello. 

Sabía bien que por muy breve que hubiese sido aquella "relación" que Ross y Stella habían tenido, ella seguía sintiendo algo por Ross; pero al mismo tiempo me sentía demasiado confiada sobre que Ross no volvería a prestarle atención nunca después de haberse dado cuenta sobre que clase de chica era aquella pelirroja. Sin embargo, las torturas mentales de Violet Thompson junto con mi escasa autoconfianza y seguridad, me hacían pensar todo lo contrario.

Me hacían pensar que en realidad, Ross podría terminar cayendo ante el encanto de Stella.

Nuevamente, mis inseguridades y mis enfermedades mentales me habían llenado la cabeza de pura basura, y habían afectado mi vida de una forma increíble.

Había dejado de escuchar a Maeve quien caminaba a mi lado, hablando un poco sobre el fastidioso trabajo escolar que teníamos que presentar ambas.

—Puedo ir a tu casa, ordenamos algo de comida y lo hacemos juntas.

—En realidad Maeve, no sé si me gustaría que fueras a mi casa. Ya sabes, mi madre —le dije.

Maeve asintió con la cabeza y ambas nos quedamos calladas un par de minutos.

—Bueno, puedes ir a dormir a mi casa y hacemos el trabajo, ¿es una mejor opción que la anterior, no? —sugirió. Esbocé una ligera sonrisa y finalmente acepté.

Nuevamente dejé de prestarle atención en cuanto la rubia cambió el tema, y entonces, divisé a lo lejos al culpable de que mis pensamientos y mi mente estuvieran completamente revueltos.

Observé a aquel castaño guardando su mochila en la cajuela del automóvil, y despidiéndose de su mejor amigo, Drew, mientras mantenían una simpática conversación.

Desvié la mirada justo en el instante en que Maeve y yo tuvimos que caminar cerca del lugar donde el auto de Ross se encontraba aparcado, para terminar de cruzar el estacionamiento y salir hacia la parada del autobús. 

Y entonces, mi corazón se detuvo.

—Leah —escuché su voz a mis espaldas, en un tono lo suficiente alto para oírlo, pero al mismo tiempo, bastante calmado. Maeve y yo volteamos de inmediato, y lo miramos.

Drew acababa de retirarse y había subido a su automóvil, mientras que el castaño seguía con la mirada puesta en nosotras, esperando a que principalmente, yo fuera la que dijera algo.

—¿Quieren que las lleve a casa? —preguntó él, después de un largo silencio.

Agaché la cabeza, sin querer cruzar palabra con él aún, y Maeve notó lo incómoda que estaba. Sin embargo, también notó que necesitaba arreglar las cosas con él. 

—En realidad, yo tengo bastante prisa Ross. Debo de llegar rápido a casa porque tengo que hacer algunos brownies para la venta de pasteles de mi hermana en el preescolar...En realidad, deberían de ser unos cupcakes, pero soy pésima horneando así que... —Maeve se quedó callada de repente, notando que Ross sonreía, apretando los labios y probablemente pensando si todo estaba en orden con Maeve, o porque le explicaba lo que tenía planeado hacer.

BLANCO Y NEGRO // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora