Capítulo 9

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Leah Simmons [...]

Maeve me miró confundida de repente, como si tratara de averiguar algo y mirándome fijamente fuera a obtener esa respuesta.

Fruncí el ceño y la rubia se llevó un par de palomitas a su boca.

Las masticó y reí al sentirme nerviosa.

—¿Qué tanto me ves? —le pregunté, sonriendo mientras buscaba algo de música para poner y ambientar la habitación.

Finalmente tomé un disco de música entre mis manos y lo inserté en el reproductor.

Regresé a recostarme sobre la cama mientras Maeve me miraba aún sentada en la silla frente a mi escritorio.

—Ya cuéntame, ¿qué te traes con Ross Lynch?

Alzó las cejas y me miró de forma atrevida.

Puse los ojos en blanco al recordar el episodio que habíamos vivido unos días atrás, en la oficina del Director, y lo que había ocurrido después.

—Nada de importancia, supongo. 

—De repente tienen mucha comunicación, ¿no? Antes no se hablaban, Leah.

Lancé un suspiro, comprendiendo que Maeve no iba a parar hasta que me sacara toda la información posible.

¿Era mi mejor amiga, no? Podía contarle todo.

—En la fiesta de Jacob Evans, Aiden me amenazó porque le envié un mensaje, diciéndole que iba a contarle todo lo ocurrido a Violet. Me encerró en un baño con él y luego me dio una bofetada.

Saqué mi cajetilla de cigarros del bolsillo de mi pantalón, junto con mi encendedor.

Lo prendí en mi boca y le di una calada.

Maeve me miró con algo de coraje.

—Es un imbécil —comentó de repente y asentí con la cabeza.

—Ross me encontró y me ayudó a calmarme después de la golpiza. Se ganó mi confianza Maeve, es todo. Y luego, días atrás, cuando ocurrió lo de la llamada a la oficina del Director, un día antes había peleado con mi madre, ya sabes, lo de siempre.

Maeve sacó aire por su boca, fastidiada con cada cosa que le contaba sobre mi madre o sobre Aiden.

—¿Volvió a beber la bruja desquiciada? Perdón que la llame así amiga, pero sabes lo que creo de ella.

Alcé los hombros dándole a entender que me importaba poco si hablaba bien o mal de ella.

Es decir, era mi madre y yo la quería puesto que me dio la vida, pero no podía hacer que la gente cambiara su opinión sobre ella. Después de todo, tenían razón.

—Estaba ebria y furiosa porque la habían despedido. Me culpó a mí, me llamó zorra al creerse un rumor más y luego me tomó del pelo y me arrojó al suelo.

Maeve negó con la cabeza y apretó sus puños.

De pronto la habitación se llenó de humo y Maeve tuvo que levantarse para abrir la ventana de mi habitación.

—No hay gran cosa con Lynch. Le puse un alto porque fue a contarle mis problemas a la psicóloga, por eso nos llamaron a ambos. Se supone que es algo privado y si lo compartí con él fue porque confiaba en él.

La rubia lanzó un largo suspiro y se sentó a mi lado en la cama.

—¿Sabes algo? Yo creo que quiso ayudarte. A veces eres muy ruda con los demás.

—Los demás han sido rudos y crueles conmigo.

Maeve rió y choqué el puño con ella. Me arrebató el cigarrillo y le dio una calada, dejando parte de su labial en él.

—Tienes razón, ojalá solo pudiéramos golpearlos a todos —dijo de repente y ambas reímos.

Un gran silencio nos invadió de repente, y mi amiga tomó su celular, mostrándome algo.

Jacob Evans y ella, en una fotografía, besándose. Después me mostró un largo chat donde ambos compartían apodos bastante ridículos y palabras muy cariñosas.

Alcé mis cejas impresionada y ella se sonrojó.

—Estamos saliendo —me dijo, emocionada.

Me puse feliz por ella.

La gente podría decir una mierda de Maeve, pero siempre lograba demostrar que no le importaba y los aplastaba aún de peor forma.

Y ahora era feliz con alguien.

Con el chico más popular de la escuela.

—Ah, eso ya lo sabía. El otro día literalmente se comieron frente a mí en el pasillo —le dije, con una sonrisa.

—Solo quería confirmártelo yo misma, después de todo, eres mi mejor amiga y las mejores amigas se cuentan todo —me guiñó el ojo y reí, ahogándome un poco con el humo del cigarrillo.

—¿Estás fumando marihuana o por qué demonios ríes como loca?

Comentó de repente.

—Solo estoy feliz por ti. Jacob y tú hacen bonita pareja.

Tomó mi mano y la apretó con fuerza.

—Lamento no haber estado contigo cuando ocurrió lo de Aiden en la fiesta, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, siempre estaré para ti. Incluso ahora que ya tengo novio.

Sonreí, pero en el fondo sabía que ni siquiera todas las pláticas que tuviéramos, iban a poder curar lo que sentía.

Era una especie de soledad extraña.

Estaba rodeada de gente, una de esas personas que me rodeaban era Maeve, y ella me quería, pero al mismo tiempo me sentía sola. Y tal vez, en el fondo, si lo estaba.

—Si hubieras estado conmigo probablemente no estarías saliendo con el chico más lindo de la escuela —respondí, quitándole culpa.

—Y tú no hubieras conocido a Ross.

Pensé un momento en su respuesta y cuando voltee a verla con confusión, la rubia me dedicó una mirada de coqueteo, y me quitó el cigarrillo de la boca.

—Lynch es lindo, y se ve que es bueno contigo. Deberías darle una oportunidad, Leah.

Negué con la cabeza y solté una carcajada, reaccionando negativamente a su sugerencia.

Maeve dejó el tema por la paz y continuamos nuestra tarde de chicas, sin pensar más en Ross Lynch, o en Jacob Evans.


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En la multimedia, Leah Simmons (Maggie Lindemann).

Dejen sus comentarios y sus votos, MUCHISIMAS GRACIAS.

-FeernandaR5.

BLANCO Y NEGRO // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora